El Gobierno, y no sólo por las multitudinarias manifestaciones del miércoles, parece haber ingresado a un punto de no retorno cuando apenas lleva diez meses de gestión. La incógnita, hacia corto y mediano plazo porque en el largo su fracaso será inevitable, es si todavía le quedan recursos, y cuáles, para timonear el ajuste infinito.

Las marchas, en defensa de uno de los capitales concretos y simb