La obra del guionista Mauro Mantella tuvo una validación diferencial a partir de la tarea de Rabdomantes Ediciones. Con la piedra basal que significó la publicación de El Hombre Primordial (originalmente en revista Bastión, con dibujos de Germán Erramouspe), las historietas de Mantella crecieron dentro del catálogo del sello rosarino, que dirige César Libardi: Fantaciencia (con Leandro Rizzo), Bizancio (varios dibujantes), 78 Km/H (con Tomás Aira), Ucrónicas (varios dibujantes), Mundus (con Mauro Lirussi). Ahora se suma el Volumen 1 de Lost Word, con el dibujante Darío Bustamante, todo un homenaje a la Golden Age de los superhéroes -el período que atraviesa la década de 1940 y parte de los ’50-, que Mantella relee desde personajes propios que bien podrían ser aquellos: quien sabe de cómics, lee desde el homenaje cifrado, y quien no, disfruta por igual; de lo que se trata, siempre, es de saber contar una historia, y Mauro Mantella es uno de los mejores guionistas del comic contemporáneo.

“La reedición de El Hombre Primordial fue como la primera pieza del dominó, muy importante, porque siento que, desde ese momento y por suerte, las piezas siguieron cayendo. El año que viene se cumplen 20 años de esa historieta, y queremos publicarla a color y con más extras; Germán (Erramouspe) encontró muchísimas cosas maravillosas, de las que ni él ni yo nos acordábamos”, comenta Mauro Mantella a Rosario/12.

-¿Cómo fue el origen de Lost Word?

-Era una de las tantas historias que tenía cajoneada, de hace 15 años más o menos; la escribí en una época más inocente, y planeaba mandársela a DC, como una carta de amor a la Golden Age. Si bien era algo que ya había hecho James Robinson (La Edad de Oro, con Paul Smith), había encontrado una veta interesante al enfocarme en los personajes secundarios; cuando los empecé a investigar, descubrí que tenían mucha más iconicidad que los personajes principales de esa época. 15 años después le pasé el plot a un amigo, muy fanático de la Golden Age, le gustó tanto y me rompió tanto que me terminó convenciendo de que modificara los personajes -un poco como hizo Alan Moore en Watchmen- e hiciera mi propia historia. Me puso en contacto con Darío Bustamante, un dibujante maravilloso, con quien nos entendemos perfecto; y comenzó a salir en el sitio web Viñeta Uno -https://vinetauno.com/- donde ya sacaba Mundus. Los cuatro primeros números son los que compila el tomo que salió ahora.

De los guionistas nacionales, Mantella tal vez sea el más influenciado por la generación Vértigo, aquel subsello extraordinario que tuvo DC, en donde se gestaron -durante los años ’90- algunos de los mejores cómics jamás realizados. En este sentido, la admiración por Alan Moore es algo que Mantella siempre expresó: “Además de la influencia obvia de toda la obra de Moore, quizás una de las historietas que más me marcó fue la Doom Patrol de Grant Morrison, que es la imaginación humana llevada al límite. Junto con Morrison pondría a Neil Gaiman y Garth Ennis; luego a Warren Ellis, Brian Azzarello, Mark Millar; y después a Peter Milligan, Jamie Delano y Paul Jenkins”.

-En Alan Moore hay un concepto de historieta muy complejo, y vos decidiste meterte en esa misma manera de pensar el cómic.

-Ir por esos derroteros no es algo que se decida, uno inevitablemente va a tratar de ir por donde fue quien más te deslumbró artísticamente. Y un poco desde la necesidad de que, de algún modo, sigan existiendo esos cómics que ya no existen, los que me daban sensaciones que ya ningún cómic me da. A veces sospecho que no tiene mucho sentido buscar el estilo, y que lo peor que podés hacer es buscarlo. Empezar es algo que nace de los intentos fallidos de imitar a quien se admira, y si tenés un poco de suerte, de toda esa ensalada de inspiraciones nace un estilo propio.

-En el caso de Lost Word, uno aprecia la clásica página dividida en nueve viñetas, y como en todos tus trabajos, una narración fluida pero atenta hasta en los detalles.

-Me decidí por el panel de nueve viñetas en parte porque lo extrañaba, y no lo usaba desde El Hombre Primordial; es un formato que amo, por el control que tenés, pero escribir cuesta el triple. Por suerte, Darío es alguien caído del cielo y se acopló perfectamente a lo que proponía; pero al guion lo encaramos de un modo diferente. Como yo también rotulo los cómics, a veces entrego un guion sin texto, porque lo agrego directamente después; por un lado, para ahorrar tiempo, y por otro, para ver si en la viñeta donde lo agrego, el texto es mucho o poco, o para ver cómo fluye el ritmo viñeta a viñeta y página a página. Es medio un caos organizado, y pensé que tarde o temprano el dibujante iba a caer en la locura; pero ya estamos por terminar Lost Word y eso todavía no sucedió. O lo disimula muy bien.

-Ahí hay otro rasgo de tu obra, siempre trabajando con dibujantes notables.

-Como siempre digo, me di cuenta muy tempranamente que cuanto mejor sea el dibujo, más inteligente parece el guion, y viceversa. Por eso, me aseguro de tener dibujantes de mucho nivel para que equiparen, y siempre es una aventura. Mayormente, mi manera de narrar es siempre la misma, así como los recursos que me gustan, porque son los que me parece que funcionan. Los dibujantes dan el 150% y logran una obra espectacular; y encima, prácticamente casi todos con los que trabajé, fue para su primera obra. Eso pasó en El Hombre Primordial, Fantaciencia, 78 Km/H, Lost Word, Mundus, y es una alegría ver que un tipo talentoso que estaba sin publicar, lo haga y logre una obra inicial espectacular, que deslumbre a todo el mundo. Es algo que particularmente disfruto de mi carrera.

El salto de dibujantes argentinos al mercado exterior no es novedad, pero sí que lo haga un guionista, habida cuenta de la destreza necesaria en el manejo del idioma; Mantella no solo se convirtió en el guionista del comic Bloodshot (del sello norteamericano Valiant) sino que agrega el plus de haber traducido, para la editorial local Ovni Press, historietas como Miracleman, La Cosa del Pantano, The Walking Dead. “Cuando Matías Timarchi (director de Ovni Press) logró hacerse cargo de Valiant, que estaba bastante mal, me había dicho que me fuera fijando en qué podía interesarme, empecé a investigar ese universo, y Martín Casanova (coordinador editorial de Ovni Press) le mostró Monarch (de Mantella y Martín Túnica) a la editora; le gustó tanto que dijo que me quería escribiendo Bloodshot. Me leí los 200 números de Bloodshot, desde el reboot del 2012, y cuando ya me sentí más o menos cómodo y formado lo suficiente como para hacer una continuidad respetuosa, armé una propuesta y gustó. Lo que hice fue cerrar el arco que comenzó con el número 1 escrito por Deniz Camp, que ahora está haciendo Ultimates; es una miniserie de 4 números, quedé conforme, y las críticas que leí son mucho mejor de lo que esperaba. Si todo sale bien, voy a cambiar un poquito las cosas para que sea más personal”, explica.

-Uno nota el disfrute que tenés por este tipo de historias, porque hay un saber puesto en juego.

-Es una obviedad decirlo, pero el amor que le tengo al mainstream americano también hace que sea el lugar donde realmente me siento cómodo. De alguna forma, siento que logré llegar a casa.