A un año del ataque terrorista de Hamas contra suelo israelí y la respuesta militar del gobierno de Benjamin Netanyahu bombardeando la Franja de Gaza, el goteo constante de víctimas palestinas, en su mayoría mujeres y niños, hace sentir cada vez más lejana una solución al conflicto. Hamas, que gobierna el enclave palestino, se vio debilitado con la muerte de varios de sus líderes y de miles de combatientes, sin que eso signifique ni por asomo su final. El presidente de Francia, Enmanuel Macron, llamó al mundo a dejar de vender armas a Israel y 124 países pidieron hace semanas en la Asamblea General de la ONU el fin de la ocupación israelí, pero Netanyahu se sostiene en el poder blindado por su campaña militar en Medio Oriente.
Darío Teitelbaum nació en Caseros, provincia de Buenos Aires, y vive en Israel desde 1978. Es miembro del kibutz Gvulot, a pocos kilómetros de la Franja de Gaza, por lo que cuenta que las hostilidades son cotidianas y anteceden al fatídico 7 de octubre de 2023. Teitelbaum se autodefine como "propalestino sin renunciar a mi acepción del sionismo" y apoya "el derecho de autodeterminación palestina al lado de Israel y no en lugar de ella". Este año que pasó, razona el presidente de la Unión Mundial de Meretz, "es un duro examen de mis propias convicciones, e inclusive de desesperación, ya que veo alejarse la única solución posible de 'Dos estados para dos pueblos'".
"Polarizó más a la sociedad israelí"
Para el rabino laico Andy Faur, este año fue uno de los peores en la historia de Israel: "Polarizó más a la sociedad israelí de lo que estaba. Se venía abriendo una grieta que ya se abrió en forma bastante profunda y va a ser muy difícil de cerrar". Según Faur el gobierno de Netanyahu no quiere que la guerra termine "porque es su supervivencia política, entonces acá hay un nudo gordiano: todo el tiempo que siga la guerra va a seguir este gobierno, y eso puede llevar por lo menos hasta el 2026".
El doctor en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional de Rosario, Rubén Paredes Rodríguez, sostiene que tanto Israel como Hamas coinciden en "absolutizar los principios del derecho internacional" para legitimar sus acciones. "Del lado de Hamas se recurre al derecho a la resistencia frente a la ocupación de Cisjordania y el bloqueo que desde 2007 pesa sobre Gaza", explica Rodriguez, agregando que del lado de Israel "se absolutiza el derecho a la legitima defensa sin tener en cuenta el derecho que rige los conflictos armados y el humanitario, que llama a distinguir al enemigo combatiente de la población e infraestructura civil entre otras cuestiones".
Las horas más oscuras
El ataque por tierra, mar y aire de Hamas contra el sur de Israel del 7 de octubre de 2023 no tiene precedentes. A las 06:29 horas, el ejército israelí detectó miles de cohetes lanzados desde la Franja de Gaza hacia los pueblos fronterizos del sur del país. En paralelo combatientes de Hamas cruzaron la frontera en motos, camionetas y parapentes motorizados. Usaron explosivos y topadoras para romper la valla que separa Gaza de Israel y atacaron casi 50 lugares distintos, desde kibutz a bases militares e incluso un festival de música. Hoy el balance del asalto se eleva a 1.205 muertos, incluyendo a los 251 rehenes tomados por Hamas (97 de ellos todavía cautivos).
Los ataques israelíes en represalia alcanzaron todos los rincones de Gaza matando a unas 41.870 personas según el último balance del ministerio de Salud del enclave, que no distingue entre combatientes y civiles. Unas 85 mil toneladas de explosivos se arrojaron en Gaza por tierra, mar y aire dejando al menos 80 mil viviendas inhabitables y 125 escuelas y universidades totalmente destrozadas. Estas incursiones provocaron el desplazamiento forzado de casi el 90 por ciento de la población.
La primera respuesta de Israel, de acuerdo al analista político Daniel Kupervaser, fue "la característica de un matón de barrio". Así explica la lógica del ejército el autor del libro Israel se emborrachó y no de vino: "En pocos días los ponemos de rodillas: Gaza no recibirá agua, comida, electricidad, medicamentos, nada. Hubo quien propuso pasar con una topadora y aplanar todo Gaza y otro parlamentario propuso tirarles una bomba atómica. Estos disparates le costaron a Israel la acusación de intento de genocidio en la Corte Internacional de Justicia, para después dar marcha atrás y pasar a la estrategia de que la liberación de rehenes se lograría únicamente por presión militar, y así se lanzaron a conquistar todo Gaza".
Un nuevo frente: Líbano
La presión de instancias internacionales como La Haya, sumado al malestar interno por la situación de los rehenes, parecen afectar poco al gobierno israelí. "Netanyahu, en sus casi consecutivos 16 años de gobierno, fortaleció de facto a Hamas en detrimento de la Autoridad Nacional Palestina", explica Teitelbaum. Para el docente del Centro de Formación de Lideres Majon Le’Madrijim de Jerusalén, son tres las "heridas sangrantes" para la población israelí: los rehenes en cautiverio de Hamas; la multitud de caídos en el ataque de la milicia palestina; y el servicio militar al que están afectados la mayoría de los ciudadanos israelíes, mientras que los socios gubernamentales ortodoxos de Netanyahu están eximidos de prestar servicio.
"Si a toda esta situación agregas el intento de 'golpe de Estado judicial' que propició este gobierno desde el primer día, se puede entender que todos los ojos denunciantes están puestos sobre Netanyahu, quien se niega a declarar su propia responsabilidad", sostiene Teitelbaum. Según un sondeo del diario israelí Maariv publicado el 27 de septiembre, la ofensiva de Israel en el Líbano impulsó la popularidad del oficialismo. Pese a que Netanyahu no consiguió que los rehenes en Gaza vuelvan a sus hogares, vio mejorar su imagen y la de su partido desde los recientes ataques con bipers y walkie talkies contra Hezbolá. El problema, advierte Kupervaser, es que en la otra vereda "los partidos de la oposición 'judia' no podrían formar gobierno pues en Israel los parlamentarios de partidos árabes son públicamente considerados 'traidores' y no aptos políticamente para integrar una coalición de gobierno".
¿Sin final a la vista?
Hamas gobierna Gaza desde 2007. Dos de sus más altos dirigentes están en la mira de Israel: Yahya Sinwar, considerado el cerebro de los ataques del 7 de octubre; y Mohamed Deif, jefe de las Brigadas Ezedin al Qassam, brazo armado de Hamas, cuya muerte Israel anunció en varias ocasiones. Sinwar fue nombrado jefe político del movimiento tras la muerte de Ismail Haniyeh en un ataque imputado a Israel el 31 de julio en Teherán. Las instituciones del gobierno de Hamas están debilitadas y la mayoría de los edificios oficiales resultaron dañados o destruidos.
La guerra en Gaza reavivó las discusiones sobre la llamada "solución de dos Estados", uno israelí y uno palestino conviviendo en paz, pero ese objetivo hoy parece inalcanzable. La comunidad internacional propone que la Autoridad Palestina se haga cargo del orden civil en Gaza, como en Cisjordania, sostiene Kupervaser. "Netanyahu puso veto a la Autoridad Palestina, lo que produjo la retirada de las fuerzas de países árabes sunitas. Ante tal situación a Israel no le quedaría otra alternativa más que tomar bajo su responsabilidad el orden civil de Gaza junto al orden militar, lo que implica la necesidad de la presencia permanente de decenas de miles de soldados, una misión imposible para Israel fuera de los continuos ataques de los combatientes de Hamas escondidos en la población civil", explica este argentino licenciado en Economía que emigró a Israel en 1973.
El rabino Andy Faur cree que el gobierno de Netanyahu carece de una estrategia política para el día después en Gaza, sumado a lo que pueda pasar en el Líbano cuando se termine con las capacidades operativas de Hezbolá. "Este gobierno no es capaz de una estrategia global, simplemente se queda en la táctica de reaccionar y devolver el golpe militar", explica el también sociólogo. Por su parte Paredes Rodríguez sostiene que la guerra en la Franja es "un capítulo más de violencia que se podrá cerrar en algún momento con el ansiado cese el fuego, pero bajo ningún punto de vista ello significa la solución definitiva, basada en una paz justa y duradera del conflicto palestino-israelí".