“Este hospital es mi vida. Están mis hijos y está el Bonaparte”, dice una paciente en la puerta del Hospital Laura Bonaparte, el único del AMBA especializado en salud mental. Ella llegó por primera vez al centro en 2019. Al principio fue recibida en los consultorios externos. Luego, en dos ocasiones, permaneció internada en medio de descompensaciones. Ahora transita por los pasillos del lugar con un nudo en la garganta: si se cierra el Bonaparte se quedará sin medicamentos de salud mental y sin el equipo interdisciplinario que la acompañó todos estos años.
“Necesito a mi psicóloga, a mi trabajadora social, a mi equipo. Hoy, en el abrazo solidario, me encontré con mi psiquiatra, y fue algo muy importante para mí. Tengo la esperanza de que Milei recapacite y eche atrás esta decisión. Espero que el Gobierno piense un poco, porque están haciendo todo mal”, añade la mujer, entrevistada por la 750.
Pero no es la única que atraviesa estas horas con angustia y tristeza. En la previa al abrazo solidario que se convocó para este lunes, los pacientes se sumaron al reclamo contra el gobierno por el cierre del hospital Bonaparte, anunciado entre bombos y platillos el viernes a última hora. “Fui víctima de violencia de género y acá me acompañaron. Me ayudaron a salir adelante con su amor y calidez, siempre poniendo el pecho. Este es un hospital de referencia nacional”, cuenta otra paciente.
Claudia no se acercó al hospital por ella, sino por su hija adolescente, que estuvo más de un año buscando atención psicológica en hospitales públicos hasta que encontró su lugar en el Bonaparte. “Aquí mi hija tuvo un cambio de vida. Ella había tenido dos brotes y pensamientos suicidas, pero ahora no solo pudo terminar la secundaria, sino que también se ganó una beca en una universidad”, relata con orgullo.
En este sentido, marcó la importancia del hospital en sus vidas: “En este hospital hay chicos, niñas, adolescentes, algunos huérfanos, otros judicializados, que vienen a la sección infantil y juvenil. Es el único lugar donde ellos pueden hablar, un espacio para ellos. Este hospital es muy importante. Los médicos muchas veces dejaron de comer para darle de comer a los niños que llegan con hambre. Necesitamos este hospital”.
Este mismo espíritu es el que transmite Claudia, una psicóloga y especialista del lugar, quien también por la 750 dijo que tiene la esperanza de que no van a cerrar el hospital. “Yo soy psicóloga, puedo seguir trabajando en otro lugar, pero me apena mucho pensar en los pacientes, en aquellos con consumos problemáticos y padecimientos. Estoy aquí por ellos, no por mí”, dijo al mismo tiempo en el que se le quebraba la voz y brotaba el llanto.
Tan solo segundos antes había desmentido con contundencia los datos arrojados al tun tun por el Gobierno para avanzar con el cierre: “Me duele muchísimo que digan lo que están diciendo sobre los pacientes, porque no es verdad. En lo que va del año se han atendido a 98 mil personas. Tenemos 40 pacientes internados. La guardia está abierta las 24 horas y contamos con un dispositivo de atención a la demanda espontánea. Cualquier ciudadano que necesite atención puede acercarse y ser escuchado”.
Informe: Marisol Juárez