Luciano Zaccara es licenciado en Ciencia Política por la Universidad Nacional de Rosario y doctor en Estudios Árabes e Islámicos por la Universidad Autónoma de Madrid, quien vive en Doha y es docente de la Universidad de Qatar y en Georgetown University desde 2013. Para especializarse en el mundo árabe-islámico ha hecho trabajos de campo de varios años en Irán y otros países, y estudia los sistemas políticos de esa región. Desde su oficina en la capital qatarí, conversa con Página/12 sobre la peligrosa escalada entre Israel, el Líbano e Irán.

--El politólogo Norman Finkelstein se sorprendió con la muerte del libanés Hasán Nasralá: lo imaginaba oculto en las montañas, no tan expuesto en un bunker del que Israel sabía de su existencia. Planteó que Israel lo hubiese podido matar mucho antes y no lo hizo por temor a la reacción de Irán y el mundo árabe. ¿Por qué Israel dio este paso?

--Creo que lo podrían haber matado antes y simplemente esperaban el momento adecuado: sabían que esto iba a generar una respuesta mucho más grande. Lo que pasó con los bípers demuestra que se venía preparando una acción mucho mayor contra Hezbolá. Pero estaban esperando a que fuese estrictamente necesario y creo que lo han hecho ahora, porque habían perdido la capacidad de disuasión respecto a Hezbolá. Llevan casi un año en enfrentamientos y cada vez con más elevado tono, a pesar de que Israel ha sido el que más ha disparado sobre territorio libanés y había generado más de 500 muertos ya en el primer año, sin que se diese esta escalada. Creo que Israel necesitaba ahora, de acuerdo a sus propios objetivos, hacer una operación más grande para reducir la capacidad operativa de Hezbolá.

--¿La gran pregunta hoy es cuán lejos estaría Irán de una bomba atómica? ¿Habría peligro a largo plazo de guerra atómica? Esas bombas se crean por su carácter disuasivo: la “Doctrina de la destrucción mutua asegurada” es la mayor barrera para usarla. John F. Kennedy recomendó nunca empujar a una potencia nuclear a una posición en que tenga que elegir entre “una derrota humillante o una guerra nuclear”.

--Después del último ataque israelí, empezó dentro de la élite política iraní una discusión sobre cambiar su doctrina nuclear, lo que podría implicar dejar de lado las fatwas de Jomeini y Jamenei que prohíben producir, almacenar y usar armas nucleares. Si Irán comenzara a producirlas, a la comunidad internacional le sería muy difícil alcanzar un trato con los iraníes que revierta eso. Creo que la proliferación nuclear iraní cambiaría la balanza muy en contra de Irán, incluyendo a Rusia y China que se oponen a militarización del programa nuclear existente iraní. Ya en 2012 --antes de que se firmara el acuerdo nuclear entre Irán y EE.UU. roto por Trump— Stephen Walt argüía que Irán debía tener capacidad nuclear porque de esta manera se iba a equilibrar la región. Sin embargo, hasta ahora el hecho de que Israel tenga armas nucleares --aunque no lo haya declarado-- no ha servido tampoco de elemento disuasivo para evitar que otros lo ataquen. El hecho de que un Irán con capacidad nuclear pueda disuadir a otros de atacarla, también es discutible. La capacidad de disuasión de Irán hoy está basada en otros mecanismos no convencionales como la utilización de drones, misiles y los proxys como Hamas y Hezbolá, que es lo que le ha funcionado hasta ahora.

--En su ataque de abril pasado, Irán avisó a Israel que lanzaría 320 drones que tardaron 9 horas en llegar al blanco, para causar el menor daño posible. Cuando atacaron la base de EE.UU. en Irán por el asesinato de Soleimani en 2020 acaso hicieron lo mismo. Ahora lanzaron misiles que tardan 12 minutos en llegar a Israel y pareciera que no avisaron. ¿Cómo se lee este cambio? ¿Irán estaba obligado a atacar para reestablecer su poder de disuasión después del asesinato de Ismail Haniyeh en Teherán, Nasralá en Beirut y varios comandantes de su Guardia Revolucionaria?

--Irán no avisó con detalle este segundo ataque, aunque ciertamente se esperaba. Y según Irán, se lo había advertido a EE.UU., cosa que estos niegan. Existía mucha presión dentro y fuera de Irán para que hubiera una respuesta contundente contra Israel. Y mientras más tiempo pasaba, más en duda quedaba la capacidad y la voluntad iraní de hacer efectiva su narrativa de resistencia contra Israel. Irán no podía no responder. También ha sido un mensaje muy claro para Israel de que, a pesar de que los misiles iraníes no hayan tenido la efectividad que deseaban, han demostrado que tienen mucha más capacidad que antes para hacerlo, usando centenares de misiles balísticos --los que habitualmente llevan cabezas nucleares y tardan minutos y no horas en llegar-- en vez de misiles cruceros y drones. Y aunque no hubo bajas ni civiles ni militares, muchos llegaron a su blanco dañando infraestructuras militares. Esto evidentemente incrementa la sensación de inseguridad y el temor de que el sistema Cúpula de Acero no sea 100% efectivo y no pueda garantizar frenar a todos los misiles que vengan desde Líbano, Yemen, Irán y en el futuro, acaso Irak, quizás todos coordinados a la vez.

--¿Cuál es el plan de Netanyahu? Se está empantanando en siete frentes: Gaza, Líbano, Yemen, Irak, Siria, Irán y Cisjordania donde la situación es cada vez más dramática. A pesar del optimismo por descabezar a los proxis de Irán, no está alcanzando ningún objetivo: perdieron poder de disuasión –los atacan por todos lados--, no logran destruir a Hamas, menos aún a Hezbolá, no liberan a los rehenes, su imagen en el mundo se derrumba, en la ONU les votan en contra y tiene juicios internacionales por genocidio...

--Difícil saber cuál es el plan estratégico de Netanyahu: creo que está rehén de todo lo que ha generado, del monstruo que ha generado, que es este gobierno con extrema derecha y conservadores que le están exigiendo seguir adelante, empujando para destruir a Hamas y a todos los enemigos: incluso le están pidiendo que bombardee las instalaciones nucleares iraníes. Pero creo que Netanyahu es consciente de que no hacer algo así. Quiere eliminar a Hamas, lo viene diciendo desde un primer momento; está en contra de la solución de dos Estados y lo viene haciendo desde 1996. Su plan estratégico creo que es, al menos, terminar con el frente de Gaza eliminando a Hamas y reducir lo más posible los ataques desde Líbano e Irán. Por ahora no lo está logrando. De los otros temas creo que no está muy preocupado: la Corte Internacional de Justicia, la Corte Penal Internacional y las Naciones Unidas, les dan igual. Quizá el tema más candente sea su propia población. No hay hoy más oposición a Netanyahu que al principio de la guerra. Lo que hay es más polarización y radicalización de la opinión pública, en su favor y en su contra. Muchos están muy contentos y celebrando que Israel esté teniendo esas victorias y dejando claro a Irán, a los hutiés y a Hezbollah que los van a atacar a dónde sea necesario para garantizar su seguridad.

--¿Cuál es el peor escenario posible, el más optimista y el más probable?

--El peor escenario es que Irán entre en una guerra a gran escala con Israel y fuerce a que EE.UU. se sume al conflicto. Estamos acercándonos a eso por ahora. Pero Biden sigue diciendo que él no quiere entrar en guerra con Irán, no quiere terminar su mandato con dos guerras iniciadas y sin terminar. Los iraníes tampoco quieren una guerra total con Israel, y mucho menos con EE.UU. El escenario más probable es quizás que se recuperare el equilibrio de disuasiones que ha fallado hasta ahora, luego de los mensajes de la predisposición y capacidad de cada uno para hacer daño al otro si lo desea. El escenario más optimista es que se preocupen por el tema principal, que es Gaza, y se llegue de una vez por todas a un alto el fuego, ya sea temporal o permanente.

--Ahí el genocidio se sigue ejecutando, se ha naturalizado. En otro frente, Israel bombardeó la ciudad de Tulkarém en Cisjordania matando 18 personas. Hace décadas que no había tantos muertos en un día en los territorios ocupados. ¿Es posible que de a poco, Cisjordania se vaya convirtiendo en Gaza?

--Ahora nadie está hablando del acuerdo de paz o de una tregua temporal en Gaza, ni de negociaciones: nada. Monopoliza todo el evitar que se expanda este conflicto, cosa que ya es ridícula porque está expandido. Israel está combatiendo en muchos frentes y muchas partes ya están involucradas. Ya hay una expansión geográfica en la cantidad de actores desde casi el principio de la guerra. Lo que se quiere es que no aumente la intensidad, algo que nadie lo desea, pero que en Cisjordania está pasando hace meses. Pero mientras no se le diga a Netanyahu que tiene que frenar la matanza en Gaza y terminar con su política de asentamientos ilegales y acoso permanente en Cisjordania --y forzar a Hamas a que libere a los rehenes-- seguiremos en esta vorágine.

--Irán hizo una jugada arriesgada: siempre había sido cauta. Sabe que no está en condiciones de ir a la guerra abierta con Israel. Lanzaron centenares de misiles inocuos. Ese mismo día, dos palestinos salidos de Hebrón treparon el muro acaso con sogas y con un fusil y un cuchillo, mataron a 8 en Jaffa. ¿Cuál es el poder real de daño que puede tener Irán contra Israel?

--Irán, a pesar de la poca efectividad del ataque si lo pensamos en cantidad de víctimas, ha generado bastante preocupación. Si bien Irán y sus proxys no han logrado disuadir a Israel de atacar, las acciones de Israel hasta ahora tampoco han disuadido a nadie de atacarlo. El hecho de que Irán lanzara un segundo ataque demuestra que está dispuesto y que Israel tampoco lo puede evitar. Los ataques de Israel contra Hamas, o contra Yemen o el Líbano tampoco están disuadiendo mucho a estos grupos no estatales. Por lo tanto, en esta batalla de disuasión, todos están perdiendo. Y esto es lo que genera más peligro en la región, y sobre todo, más sensación de inseguridad a la población israelí, que no puede vivir normalmente, viéndose también afectada su economía a largo plazo.