Una desgarradora escena conmocionó a la ciudad de Chilpancingo, en Guerrero, tras el hallazgo del cuerpo decapitado de Alejandro Arcos, quien apenas había asumido el cargo de alcalde el lunes pasado. Su cuerpo fue encontrado en un vehículo el domingo, y las autoridades apuntan a la intervención de un cártel de narcotráfico en este crimen, lo que evidencia la grave situación de seguridad en la región.
La fiscalía del estado emitió un comunicado confirmando la muerte de Alejandro Arcos, aunque no proporcionó detalles específicos sobre el asesinato. En redes sociales, se difundieron imágenes impactantes de la escena del crimen, que generaron indignación y tristeza entre la población.
Reacciones de líderes políticos y sociedad
Alejandro Moreno, líder nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), expresó su consternación por el asesinato de Arcos y lamentó la muerte de otro funcionario del ayuntamiento, quien fue abatido tres días antes. “Funcionarios jóvenes y honestos que buscaban progreso para su comunidad”, escribió en sus redes sociales.
Por otra parte, la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, se pronunció al respecto, condenando el asesinato y afirmando que "su pérdida enluta a toda la sociedad guerrerense". El PRI, partido al que pertenecía el alcalde, pidió justicia y expresó su rechazo a la violencia que asola la región: “¡Basta ya de violencia e impunidad!”.
Un contexto de impunidad y violencia política
Los habitantes de Chilpancingo conviven con la violencia a diario. Una de las ciudades mexicanas con mayor índice de criminalidad --y con marcada influencia del narcotráfico--esta localidad aún recuerda el incidente en el que un grupo armado robó un vehículo blindado del gobierno en plena luz del día y tomó como rehenes a policías locales.
Guerrero es un estado donde la violencia política se intensificó en los últimos años. Desde el inicio de la actual administración en 2006, más de 450.000 personas fueron asesinadas y miles desaparecieron, muchas de ellas víctimas de la lucha entre grupos criminales. Los políticos locales, incluidos los aspirantes a cargos públicos, son, en general, el blanco de estos comandos.
El caso de Arcos no es aislado; en los meses previos a las elecciones del 2 de junio, se reportaron al menos seis asesinatos de candidatos.