Una de las marcas más propias de Rosario es su falta de fundación a ciencia cierta. Pero el intendente Pablo Javkin se inclinó ayer por considerar que el arribo de Francisco de Godoy a estos pagos en 1725 fue el hito inicial de lo que hoy es la ciudad que el año que viene todavía estará gobernando. Por lo tanto, declamó lo que más se acercó a una buena noticia: que dejó abierta la convocatoria a la organización de los festejos de este presunto 300° aniversario del Pago de los Arroyos, y cifró expectativas de que para entonces esté más cerca la declaración de autonomía municipal.
"A partir de hoy, empezamos a transitar juntos el camino hacia el tricentenario de Rosario, 300 años de la llegada a estas tierras de Francisco De Godoy y un grupo de calchaquíes que marcaron el inicio de nuestra historia", anotó el jefe municipal luego del acto protocolar de ayer, el día de la Virgen del Rosario, patrona de la ciudad. En ese marco, anunció la creación de un "Comité Ejecutivo del Tricentenario", una mesa de historiadores, instituciones civiles y "vecinos destacados" convocados para que "Rosario viva una gran celebración que honre tres siglos de legado", dijo.
En este marco, expresó su deseo de que "este pago que fue capilla, luego villa, luego ciudad, pronto sea ciudad autónoma".
Lo rodeaban el funcionariado y autoridades del clero, con los fastos de rigor: izar la bandera, cantar Aurora y escuchar el sermón del arzobispo Eduardo Martín junto a Susana Rueda, Clara García y Ciro Seisas, entre varios.
La fecha elegida por Javkin para establecer el hito fundacional de Rosario deriva de la historiografía construida por Juan Álvarez, en base a la crónica de Pedro Tuella, que fijó aquel año como el de la llegada de Godoy a esta ribera.
"Cuando uno repasa la historia de Rosario, entiende lo que la hace única. El hecho de no haber tenido fundador nos da el orgullo de decir que esta ciudad nació de su propio esfuerzo, porque se hizo a sí misma. Lejos de todo formalismo, nuestra historia está llena de hitos y valores fundacionales que marcaron su destino irrevocable de resistencia y grandeza", reparó Javkin. Y desembocó, previsible, en el paso de Manuel Belgrano y la creación de la Bandera nacional en esta barranca, apoyado en un grupo de mujeres locales, y a contrapelo de las órdenes del Triunvirato. "Esa capacidad de resistir para crecer nos hizo pronto una fiel e ilustre villa. Casi 30 años después, merecimos el reconocimiento de ciudad, honrando los valores fundacionales que le dieron vida a ese sueño”, ensalzó el intendente.
"Desde entonces somos una urbe dinámica que creció como ninguna, abierta al mundo entero desde su puerto, conectada e integrada con las provincias por el ferrocarril, diversa y pujante por la inmigración, invencible por el espíritu de progreso de nuestra gente. Hoy somos el corazón productivo del país, capital de la industria, uno de los complejos agroexportadores más importantes del mundo y estamos liderando la revolución productiva con la biotecnología", destacó.
Por esas horas, ayer de mañana, la estadística que surfea el oficialismo con el notorio descenso de homicidios en la región se vio interrumpida por un asesinato en la zona sudoeste. Al parecer, el crimen obedeció a una pelea repentina y no al crimen organizado. Pero Javkin por las dudas encaró el asunto y volvió a la dicotomía de buenos y malos. "Somos más de 1 millón de gente buena que sueña con recuperar la paz, que no se va a dejar ganar por ese puñado del mal que quiso arrebatarnos lo más sagrado que tenemos: la libertad de caminar tranquilos por la calle. No les tenemos miedo. Ya no estamos solos. Todos los recursos están puestos para cuidar a nuestra gente y terminar para siempre con las mafias violentas", reforzó.
En ese sentido, afirmó que "el Estado nunca puede perder la batalla contra el crimen", afirmó que "Rosario no se rinde", y llamó a "desterrar toda forma de violencia porque Rosario va a alcanzar la paz".
Tras ello, definió la rosarinidad como "una ciudad de familias de bien", a las que siguió adjetivando: "Somos austeros, sabemos ganarnos lo nuestro y cuidamos con obsesión cada peso. También somos un poco testarudos porque tenemos la convicción de que nuestro sueño de ciudad guarda un sueño de país que sea justo con el interior productivo, que da mucho más de lo que vuelve. Queremos una Argentina que sea federal en serio", generalizó.