Un estudio del Isepci sale al cruce del discurso del gobierno de Milei, que presume de haber dado un giro en la política social con el aumento de los montos de la Tarjeta Alimentar y la Asignación Universal por Hijo. El análisis se pregunta por qué la indigencia en los chicos casi se duplicó en la gestión libertaria a pesar de que la Tarjeta y la AUH tuvieron esas fuertes mejoras -”quizás las únicas medidas con contenido social y humanista” del Gobierno-. En este sentido, señala que plantear que los niños y adolescentes de las familias que perciben la AUH y la Tarjeta Alimentar hoy tienen la alimentación garantizada es un discurso engañoso: la situación real está muy lejos de eso.
De acuerdo al enfoque del Gobierno, el logro de Capital Humano sería que los chicos titulares de la AUH y la Tarjeta Alimentar acceden hoy, sumando las dos prestaciones, a un monto de dinero que cubre la Canasta Alimentaria individual. Sin embargo Capital Humano, debido a su campaña contra las organizaciones sociales, congeló el monto de los planes Potenciar, lo que generó que los ingresos familiares se redujeran.
“En términos de sentido común, no hay que olvidar que la población de menor edad no vive fuera de las familias”, señala el Isepci.
Los investigadores Isaac Rudnik y Rubén Ciani, ambos del Isepci, revisaron el poder de compra de una familia de cuatro personas (dos adultos y dos menores) que percibe un plan social más la AUH y la Tarjeta Alimentar. Comparó esos ingresos en el mes de enero de 2020 y en el de junio de 2024, y encontró que mientras que enero alcanzaban para comprar una canasta alimentaria familiar (incluso la superaban, ya que equivalían al 114 por ciento de la CBA), en junio sólo alcanzó para adquirir el 70 por ciento de la misma Canasta Alimentaria.
“Al finalizar el primer semestre completo de gobierno libertario la pobreza aumentó en diez puntos porcentuales con respecto al diciembre de 2023, con lo que la pobreza llegó al 52 por ciento y la indigencia se duplico, para abarcar al 18 por ciento de las personas. La mitad de la población argentina es pobre, no alcanza a cubrir los gastos totales que necesita para vivir, mientras que uno de cada cinco argentinos no solo es pobre sino que además no puede acceder a una alimentación en condiciones nutricionales. Pero el mayor error que define la pobreza infantil, es considerarla fuera de las condiciones económicas generales y especialmente, de la problemática familiar. Los niños y niñas no viven solos; no soluciona el problema aumentar su bono individual a costa de bajar los ingresos de sus padres”, concluyeron los autores del análisis.
En otras palabras, las mejoras en el bono individual para los hijos e hijas no llegaron a compensar la pérdida en el poder adquisitivo del plan social.
Por otra parte, las familias que perciben la AUH viven de trabajos informales, que son los que más han sufrido el golpe de la inflación. Señala Rudnik que “cualquier política de asistencia social no puede eludir el contexto en el que está transurriendo la situación que los lleva a tener necesidades básicas insatisfechas. El deterioro económico de las familias de menores ingresos ha sido abrupto: si se miran los ingresos de los trabajadores informales, comparando lo que ganaban en junio de 2024 en relación a un atrás, se ve la gravedad de la crisis: entre 2023 y 2024 los ingresos de los trabajadores informales tuvieron una variación del 159 por ciento, pero la inflación acumulada fue del 275 por ciento”. Las mejoras de Tarjeta Alimentar y la AUH, aún siendo importantes, no llegan a tapar este agujero en las economías familiares de los más pobres.