¿Estamos viviendo en medio de una tempestad?
La pregunta es inquietante porque el término tempestad va asociado a desastre.
Vivenciamos un desastre a nivel regional y global.
Desastre ecológico, como señala Carlos Taibo, estamos no al borde del colapso sino en él.
Guerras interminables con su secuela de muertes, violaciones, destierros, migración forzada de miles de personas por las hambrunas y bombardeos.
Las potencias que generan esas ignominias les llaman eufemísticamente "daños colaterales".
El sociólogo Zymunt Bauman explica que esos "daños colaterales" son parte de la dinámica capitalista y no consecuencias no deseadas.
A nivel regional de Latinoamérica se expresa el ecocidio con la devastación del modelo extractivista y feroz persecución a las comunidades indígenas.
El Amazonas, pulmón del planeta Tierra es un ejemplo de esto, también los océanos padecen el extractivismo y los bosques y montes, por la sojización.
La tempestad es quizá una de las piezas musicales más impactantes de Beethoven, pero los sonidos y rumores explícitos y en sordina que escuchamos en el presente no son música sino sones de horror.
Este panorama tan sombrío no debe desalentarnos, por el contrario, debe generar la cocientización de cada vez más personas y entonces movilizar acciones pensando globalmente y actuando local y regionalmente.
Carlos A. Solero