Ahora prepara un bolso. Tiene canas hasta en las cejas. Se prepara para el clima frío y para el calor: viajará de punta a punta de los Estados Unidos. Ese es el periplo que relata el documental estrenado recientemente por Netflix Will & Harper. ¿Disfraz de Sherlock Holmes? Claro que sí, después de todo, la persona con la que compartirá el viaje en auto desde New York hasta Los Ángeles tiene un sentido del humor exquisito. Es quien le escribió todos los chistes cuando fue miembro fijo de Saturday Night Live (SNL), algunas de sus películas y varios comerciales.
Se conocen de toda la vida, tienen una íntima amistad que sigue intacta desde el minuto cero. Pero algo sí cambió, porque siempre fue Harper Steele, pero ahora puede ser reconocida como tal, usa pronombres femeninos y sus ropas no son un disfraz. Will Ferrell se pregunta, entonces, si a su amiga le seguirá gustando verlo vestido de detective, pero sobre todo: ¿Quién es su amiga? ¿La conoce realmente? ¿Por qué nunca pudo verla como quería ser vista?
Will & Harper se estrenó en el Sundance Festival de 2024 y llegó a Netflix el 27 de septiembre. Es un documental dirigido por Josh Greenbaum, en clave “road trip movie”, que sigue a los dos buenos amigos Will Ferrell y Harper Steele a través del territorio norteamericano. Luego de la pandemia Covid-19 Harper envió un email a varios amigos y colegas con los que tenía confianza, aquellos con los que consideraba que compartir su vida con ellos valía la pena, y les comentó que iba a transicionar.
El humor es el tercer personaje principal. Los tres caminan por un Estados Unidos desconocido
Les dijo que era algo que tuvo que haber hecho hace 40 años pero de haberlo hecho nunca los hubiera conocido, nunca la hubieran contratado para ser guionista del exitosísimo SNL y su vida hubiera sido radicalmente distinta. Will brinda su apoyo y ofrece hacer este documental: algo que sirva a las demás personas, algo que muestre que no hace falta tener todas las respuestas de una pero que hay algo hermoso en estar dispuesto a encontrarlas.
No es menor que tanto el actor como la guionista estén inmersos en el mundo de la comedia. “La distancia más corta entre dos personas es una carcajada”*, dijo el director del documental. El humor es el tercer personaje principal. Los tres caminan por un Estados Unidos desconocido, justamente por conocerlo demasiado. Harper viajó infinidad de veces por todos los recovecos del país, por carretera y en solitario; nunca como lo haría ahora, siendo ella misma. Will & Harper no sólo trabaja la relaciones con uno mismo, con los otros, sino la relación que el mundo tiene con nuestras maneras de habitarlo y el mundo no siempre es un amigo. No para todes.
El humor como aliado
“Una vez que empezamos —dijo el director— noté inmediatamente un ritmo en sus conversaciones. Generalmente empiezan con un chiste, luego transisionaban a una pregunta seria y a una conversación genuina, y más tarde volvía a la comedia. Amo eso de ellos. Refleja a la vida misma. Nunca es sólo graciosa o dramática. Constantemente rebota entre las dos”.
Un acierto bastante paradigmático es que Will Ferrell siempre parece estar tomando protagonismo, aunque no necesariamente sea algo negativo.
Harper cree que si espero hasta los 61 años para transicionar es porque si lo hubiera ehcho antes, nunca la hubieran contratado para ser guionista del exitosísimo SNL
Will está constantemente en el centro de la escena —y aún más que Harper, por momentos— justamente por lo contrario: está vulnerable, no puede dar refugios infranqueables, no tiene ninguna respuesta definitiva y no es él quien las tenga que encontrar.
Eso que les pasa a las personas que transicionan, en especial aquellas que lo hacen entradas en años como Harper (a los 61) no es algo que les pasa sólo a ellas, tiene efectos en sus vínculos y en el modo en que las personas a su alrededor se ven a sí mismas. Ella lo demuestra cuando visitan una casa que compró en California con la intención de poder vivir ahí cierta libertad, pero al momento de visitarla por primera vez se dio cuenta que de todas formas no sería feliz. No ganaba nada siendo quien que quería ser si eso implicaba estar escondida en la otra punta de la nación, no sin su familia, amigos y colegas.
Algunos de ellos aparecen, en especial sus hijos y ex compañeros de SNL de la dupla, incluyendo a Lorne Michaels himself, Paula Pell, Will Forte, Molly Shannon, Seth Meyers, Tracy Morgan, Tina Fey, Tim Meadows, Colin Jost, y Kristen Wiig. Ésta última, de hecho, escribe junto a Sean Douglas el theme song que se puede escuchar en los créditos, como un pedido especial del dúo a su talentosa amiga. El resultado es “Harper and Will Go West”, interpretado por ella misma.
La importancia de las conversaciones incómodas
Estando casi 16 horas al volante las conversaciones fueron tocando temas más serios o incómodos. Will quiere ahora preguntarle por su vida amorosa, pero no sabe cómo hacerlo. “Está bien —le dice Steele— vos sos mi amigo y yo invito a todos mis amigos a que me pregunten estas cosas”.
La premisa de que las dudas y las interrogantes, incluso las más terribles, podían ser válidas y resueltas si venían desde una lugar de amorosidad está presente en ella desde el primer momento. Ella escribió a sus amigos: “Les pido que se pongan de mi lado. Soy Harper. Mi pronombre es ella. Si alguien no lo reconoce, no hace falta que sea un gran problema. Pero por favor díganle No, no. Quisiste decir ella. Es ella”.
También les escribió, con una gentileza y síntesis que los castillos de palabras de Butler o Preciado nunca pudieron, una verdad indudable: “No soy un persona política por naturaleza, pero como una mujer trans, ahora estoy en la arena política lo quiera o no”. El género como una praxis política que tiene afectaciones no sólo para sí, sino para los demás, porque moldea el modo en que nos vinculamos.
Moldea el modo en que vivimos el deporte, moldea los cuidados que nuestros amigos y familiares deben tener para hablar de nosotros con otras personas, moldea sus vínculos con esas personas, pide recaudos de no sacarse fotos con políticos que van en contra de nuestra vidas, pide que no llamemos tanto la atención. Will & Harper habla de esas afectaciones que el género tiene no como vivencia personal, sino como las distintas corrientes que forman la marea de nuestras relaciones y, sobre todo, de cómo podemos navegarlas.
Esto no es un sketch
A través del film vemos muchos disfraces. Ahora llega el momento de Sherlock Holmes. Están en la mítica ruta 66, en un restorán que tiene como atractivo un plato de carne de casi dos kilos que si lo comés en menos de una hora no se cobra.
Es Texas. Van a comer, Will vestido de detective. Harper a su lado sentados en un mes puesta en altura, en el centro del lugar, con toda la gente mirando y un host que los presenta sin respetar su género y una multitud de cámaras que nunca se apagan. La gente cuchichea, la señala, dicen cosas inaudibles, suben sus fotos a redes sociales. Hacen daño. Son aguas turbulentas.
En Estados Unidos en particular, las personas trans enfrentan un contexto social y político cada vez más polarizado. En varios estados se están impulsando leyes antitrans que restringen el acceso a la atención médica, la participación en deportes y el uso de baños, además de iniciativas como las "Don't Say Gay" bills que buscan limitar la discusión sobre identidades de género y orientación sexual en las escuelas. Estas medidas han intensificado la discriminación y la violencia hacia la comunidad trans, especialmente entre jóvenes y personas racializadas.
En una entrevista con el New York Times Harper dijo: “Me siento incómoda con que esto sea vea como una representación de todas las personas trans. Hay gente LGBTIQ+ de diferentes trasfondos, razas y clases. Quisimos representar el poder del tipo de conversaciones que deberíamos estar teniendo. La esperanza es que la gente reconozca que sí tienen una persona queer en su familia. ¿Cómo están pensando en tratarla? Tal vez esto muestra que se puede hacer desde la comedia”.
Ferrell agrega que en el film sólo están hablando, que podemos verlo tambalear al momento de preguntar cosas. “¿Estoy diciendo lo correcto”, dice. “Ojalá ayudemos a desmitificar el hecho de simplemente tener una conversación al respecto”.
En el auto hablan nuevamente. Tienen una conversación, lloran, ríen. Parece ser esta la manera de navegar: conversando. Haciéndose preguntas con gentileza y siendo receptives a las respuestas. Las dos búsquedas del documental podían concluirse desde el vamos: claramente aquellos lugares que Harper visitaba otrora, ahora le podían significar un riesgo y claramente no iban a dejar de ser amigos sin importar lo que ocurriera en el viaje.
Pero Will & Harper no es solo un documental sobre habitar las rutas, ni siquiera sobre la transición de género; es una meditación profunda sobre las formas en que nos relacionamos, cómo las personas que amamos influyen en nuestra identidad y cómo, al igual que en cualquier viaje, lo que más importa es con quién compartimos el trayecto.
*Nota de redacción: Las traducciones son propias.