La inflación de los trabajadores se ubicó en septiembre en 3,7 por ciento. Se trata de una leve desaceleración que ocurrió a costa de un “default social”. Así lo precisaron los especialistas del Instituto de Estadística de los Trabajadores de la UMET y del Centro para la Concertación y el Desarrollo (CCD). Se advirtió que “la lenta desinflación sigue estando determinada por el sostenimiento de una cuasiancla cambiaria, con el tipo de cambio oficial moviéndose al 2 por ciento mensual”.

Para el director ejecutivo del CCD y exministro de Educación, Nicolás Trotta, “el Gobierno está produciendo un grave default social para mostrar una desaceleración inflacionaria que no termina de cumplir. Se está generando una deuda interna descomunal que si sigue a este ritmo va a ser impagable”.

En detalle, la medición del IET arrojó que “la inflación de las y los trabajadores fue de 3,7 por ciento en septiembre, desacelerándose en 0,2 punto respecto a los valores de agosto. En los primeros nueve meses de 2024, la inflación acumula un 110,7 por ciento, mientras que en los últimos doce meses un 223,1 por ciento”.

Según el informe, “la inflación de septiembre estuvo motorizada por Educación (6,3 por ciento), seguida por Transporte (4,5 por ciento). Salud, Otros y Vivienda subieron 4 por ciento. Por debajo del nivel general estuvieron Comunicaciones (3,5 por ciento), Recreación y cultura (3,4 por ciento), Alimentos y bebidas (3.3 por ciento), Equipamiento y mantenimiento del hogar (2,6) e Indumentaria y calzado (2,5)”.

Para Trotta, “el Gobierno está produciendo un grave default social para mostrar una desaceleración inflacionaria que no termina de cumplir. Se está generando una deuda interna descomunal que si sigue a este ritmo va a ser impagable, con un deterioro de la desigualdad y un crecimiento de la pobreza que es realmente escandaloso con casi 25 millones de personas que llegan a cubrir la canasta básica”.

Por su parte, el coordinador general del IET, Fabián Amico, detalló que “hay una leve mejora en el margen de los ingresos reales de algunos grupos de asalariados, pero el nivel de los ingresos reales es tan bajo que aún no puede ser percibido por las familias como un alivio”. Al mismo tiempo agregó que “un reciente estudio de Cepal exhibe una comparación regional de los salarios reales que resulta útil para percibir la magnitud de la catástrofe ocurrida con los ingresos populares”.

En el documento de IET se indicó también que “considerando un grupo de 11 países latinoamericanos (entre los cuales se cuentan Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, México, Nicaragua y Paraguay), Argentina exhibe la peor performance de la región en términos de evolución del salario real entre 2018 y 2024. Pero en 2024 esa dinámica cambió aún más drásticamente. Mientras en la etapa 2018-2023 (un lapso de cinco años), el salario real promedio en Argentina disminuyó un 13,6 por ciento, en lo que va de 2024 cayó 12,7 por ciento, casi lo mismo que en los cinco años previos”.

Por su parte, en el informe se explicó que “la divergencia entre la inflación mayorista y minorista se debe a que el IPC recoge el impacto de las subas de precios de los servicios (muchos con precios regula- dos), mientras el índice mayorista no mide precios de servicios, aunque considera las variaciones de precios de los insumos Importados y de los bienes exportables cuyo precio interno inciden en la inflación doméstica”. Por esa razón, en el informe señalan que “la inflación mayorista exhibe una convergencia algo más rápida a la regla cambiaria del crawling del 2 por ciento mensual”.

Según el documento “la evolución de la inflación dependerá de dos factores: 1, ¿En qué medida el gobierno continuará desplegando el ajuste de tarifas y precios de servicios?, lo que determinará la posibilidad de convergencia hacia una inflación minorista más baja. 2, ¿Cuán sostenible es el esquema cambiario de ajustar el precio del dólar oficial por detrás de la inflación? La respuesta no depende tanto del nivel del tipo de cambio real (¿Qué tan cara en dólares es la Argentina?). El problema principal es cómo sostener el tipo de cambio nominal en un contexto de muy bajas reservas del BCRA una vez que haya pasado el efecto del blanqueo."

En cuanto a otros indicadores que adelantan la dinámica de la inflación, se registró en los últimos días el dato de la Ciudad de Buenos Aires. El índice de precios alcanzó el 4 por ciento en septiembre, desacelerándose 0,2 por ciento respecto a agosto, mes en el cual el nivel general de precios se había ubicado en 4,2 por ciento. En los primeros 9 meses del año acumuló un incremento de 115,1% y en los últimos 12 meses tuvo una variación de 218,8%, según informó el Instituto de Estadística y Censos porteño.

El rubro con mayor aumento fue seguros y servicios financieros con el 6,9 por ciento, seguido por equipamiento y mantenimiento del hogar (6,1), prendas de vestir y calzado (5,6), recreación y cultura (5,2), transporte (5,1), salud (5) y cuidado personal, protección social y otros productos (4,7). Alimentos y bebidas e información y comunicación fueron las divisiones que menores incrementos presentaron, con una variación mensual del 2,2 por ciento y 1,6, respectivamente.