Una mujer con la remera de la Utep hace girar una ruleta frente a la Anses, en la esquina de Rioja y Sarmiento. La curiosa escena hace detener a varios de los vecinos que caminan hacia la peatonal o que esperan para ingresar a hacer algún trámite en la dependencia. Después de girar y girar, la ruleta se detiene en un casillero que dice “Hoy no se come, mañana tampoco”. Las otras opciones no son mejores: come salteado, no come hasta el mes que viene, los alimentos están bien guardados. En el medio de la ruleta, aparece la cara del presidente Javier Milei. “Son los juegos del hambre libertarios”, bromea un dirigente por lo bajo.

El humor y la parodia es la forma que encontraron este martes distintas organizaciones sociales de la ciudad para denunciar que el gobierno lleva ya diez meses sin repartir un alimento a los comedores y merenderos de los barrios populares de todo el país. Las cifras son alarmantes: veinticinco millones de pobres, nueve millones de indigentes, un millón de chicos que se van a dormir con la panza vacía. Pero el gobierno no acusa recibo. Al contrario, señala como “intermediarios de la pobreza” a quienes redoblan los esfuerzos para tratar de alimentar a sus vecinos en los barrios.

En Rosario, un grupo de organizaciones encabezadas por la Corriente Clasista Combativa (CCC), la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (Utep) y el Polo Obrero concentraron directamente frente a la Anses. En paralelo, hubo otros 14 puntos de manifestaciones en distintas zonas de la ciudad, a las que se sumaron acciones en San Lorenzo y Villa Gobernador Gálvez. La decisión fue hacer “cortes intermitentes” en cada una de las concentraciones para visibilizar el aumento de la demanda de asistencia alimentaria en los barrios.

El reclamo se inscribió dentro de una jornada de lucha nacional. En Buenos Aires distintas organizaciones realizaron una nueva “fila del hambre” frente al Ministerio de Capital Humano. La modalidad se instrumentó por primera vez en febrero pasado, luego de una manifestación en la que la ministra Sandra Petovello comunicó que estaba dispuesta a atender a la gente que pasaba hambre, pero no a los referentes de las organizaciones sociales. A los pocos días se armó la primera fila del hambre que, pese a juntar varias cuadras de gente, tampoco fue recibida por las autoridades nacionales.

“Queremos que el gobierno mire lo que está pasando en los barrios”, dice Vanesa militante de Somos Barrios de Pie, mientras hace girar la ruleta con la cara de Milei frente a la Anses de Rosario. “Este juego parece un chiste, pero es la realidad que estamos viviendo en la Argentina. Desde diciembre del año pasado que nos vienen sacando todo y esto ya no da para más. El gobierno nos acusa de cosas falsas, quiere desorganizarnos, pero estamos más unidos que nunca”, advierte.

Para Marisol, integrante de la CCC, es preocupante el aumento de la cantidad de personas que asisten a los comedores. Un dato que va a contramano de los insumos cada vez más escasos con los que cuentan las organizaciones para meter en la olla. “Es simple, la comida no alcanza”, resume. La organización tiene 80 comedores que alimentan a barrios enteros de la ciudad. “Hay gente que se va a dormir sin comer. Los padres se desloman para darles la comida a sus hijos y ellos viven a mate. Es una realidad que ya no se puede aguantar”, agrega.

Situación crítica

Para Melisa Molina la situación es crítica. Además del pedido de asistencia alimentaria para comedores y merenderos, la referente del Polo Obrero consideró que en un contexto de suba de desempleo deberían reabrirse y aumentarse los programas sociales. “Hace diez meses que el gobierno de Milei no entrega ni un alimento. Prefieren que los alimentos se les pudran en los galpones de desarrollo social, mientras que hay gente que si no va a un comedor no tiene para comer. Este gobierno es tan criminal que no genera las condiciones para que la gente coma en sus casas, ni tampoco para que pueda asistir a un comedor”, cuestionó.

Desde la organización estiman que en sus comedores y merenderos la demanda se triplicó. Hoy reparten unas 18 mil raciones de comidas mensuales y el número es difícil de sostener. Los espacios subsisten con lo que reciben del Municipio y de Provincia. Pero no alcanza. Por eso debieron adoptar otras estrategias como salir a vender pan y rosquitas, para poder comprar alimentos que luego usan en el comedor. También, algunos vecinos que tienen ingresos se suman a colaborar con alimentos. En el último tiempo, además, las cocineras y ayudantes del lugar aportan dinero de su bolsillo. Lo importante es seguir estando como se pueda, reconocen.

“Nuestros comedores no solo dan de comer. Son un punto de contención para un montón de familias y un tejido social muy importante como para que el gobierno les suelte la mano. A medida que van cerrando comedores, lo que crece en paralelo es el crimen organizado, es el narcotráfico copando las barriadas”, sostuvo Molina. “Los comedores hacen que ese tejido social no se degrade aún más, generando lazos de comunidad que se van haciendo. Lejos de ayudarnos, lo que tiene el gobierno hacia las organizaciones sociales es un discurso de deslegitimación”, añadió.

Para Eduardo Delmonte, referente de la CCC, la situación empeora con la falta de trabajo y el empobrecimiento de los sectores medios, que repercute de lleno en los más bajos. “Ya no hay ni changas para hacer y comer se ha vuelto una tarea difícil en los barrios”, expresó. En ese marco, el dirigente anticipó un fin de año de lucha en las calles para conseguir una Navidad sin hambre en la ciudad. “Nosotros no nos vamos a quedar pasando estas fiestas de brazos cruzados mientras nuestros compañeros no tengan qué poner en la mesa. Vamos a pelear para poder pasar unas fiestas dignas. Y seguimos planteando la idea de trabajo: nuestros compañeros van a estar bien mientras tengan laburo”, agregó.

 

Por último, Hernán Sorrequieta, del Movimiento de Evita, consideró que el gobierno “le declaró la guerra” al pueblo argentino. “Hoy trajimos la ruleta del hambre de Milei, donde todas las alternativas son malas. Esto es una manera de graficar lo que viven millones de argentinos en nuestra patria”, señaló. “Creemos que hay que construir la alternativa de la justicia social, de la dignidad, del trabajo con derechos, donde nuestros espacios comunitarios puedan recibir a los vecinos que peor la están pasando y funcionar como corresponde. Hay que decirle basta a las políticas de este gobierno y comenzar a construir el fin de este modelo todos juntos en la calle y en unidad”, finalizó.