El Sudamericano de Natación de Cali terminó con el previsible triunfo de Brasil que fue representado por un equipo Sub 23. La estrategia brasileña de liberar a sus mejores nadadores de la máxima competencia encuentra justificación por la fecha de realización del evento en octubre, cuando generalmente se ha disputado entre marzo y abril como antesala o clasificatorio para torneos internacionales más importantes.
La fecha elegida no parece la mejor para nadie, puesto que los nadadores que acaban de competir en los Juegos Olímpicos de París, o incluso en las temporadas locales, recién comienzan su macrociclo de entrenamiento, algunos orientados hacia el Mundial de Budapest de Short Course en diciembre próximo y otros directamente hacia el Mundial de Singapur en pileta larga de julio de 2025.
La dificultad de lograr buenas marcas en este momento del año, después de una temporada muy larga de competencias se evidenció en el hecho de que en menos del 40 por ciento de las pruebas se mejoraron las marcas del anterior Sudamericano y fueron muy escasos los récords de campeonato, aunque ya sean pocos los que reparan en ese "detalle " de un deporte de tiempo y marca.
Como paradoja encontramos que las mayores críticas a la fecha del evento nos llegan desde Brasil, que fue un cómodo ganador, y a cargo de uno de sus técnicos más prestigiosos, Ricardo de Moura. Es muy afortunada la natación y el deporte de Brasil al poder criticar y ver los problemas aún en la victoria, cuando en otros países como Argentina, por ejemplo, es normal que se atropellen para dar vuelta la hoja y esconder la basura debajo de la alfombra.
Al respecto de las fechas elegidas, los responsables sudamericanos simplemente parecen haber llenado algún formulario, colocando las cruces en las dos semanas que aparecían más vacías o lejanas de los eventos importantes, pero que de ninguna manera aparecen como relacionados con la preparación de un deporte cíclico como es la natación.
La programación deportiva continental no puede ir de furgón de cola de todos los torneos ya sean los locales o los internacionales de World Acuatics y del COI. Hoy pareciera que son varios, diría demasiados, los dirigentes y entrenadores que ignoran el tema de la preparación o que creen que la natación es parecida al fútbol, en cuanto a su sistema de entrenamiento y competencias. Pero no lo es, no se puede competir todo el año en niveles parecidos, las pobres marcas logradas se encargarán de detectar la anomalía tanto preparatoria como competitiva. Lamentablemente el grueso del público es ajeno a estas particularidades y consume lo que le dan sin darse cuenta, tal como suele ocurrir con otros temas.
Brasil en este caso tuvo al menos una estrategia, que bueno es decirlo fue criticada internamente. Sin embargo, los brasileños en natación tienen una realidad diferente a la de todos los demás países de Sudamérica, y esa diferencia es muy simple: sponsors poderosos que les permiten disponer de mayores recursos económicos y más nadadores federados y activos, que entre todos los demás países juntos. Esto puede permitirle asumir compromisos internacionales con diferentes equipos y prepararlos convenientemente.
Nuestro país no puede tener una programación de ciclos de entrenamiento similar a la de Brasil. Debemos pensar y seleccionar cuidadosamente nuestro proyecto y conveniencia al contar con una realidad diferente. Torneos nacionales escasamente atractivos con recursos estatales en disminución, al igual que los privados, clubes en disminución y pocos nadadores. A lo anterior, por cierto, sería bueno no añadir con exasperante frecuencia una desoladora falta de proyectos y de imaginación en la conducción deportiva.
(*) Ex Director Nacional de Deportes.