En una jugada que muchos consideran delirante y poco ética, Elon Musk, el controvertido CEO de Tesla y SpaceX, lanzó una campaña que ofrece 47 dólares a los votantes registrados en Estados Unidos a cambio de firmar una petición que defiende la libertad de expresión y el derecho a portar armas. A través de su cuenta en X (anteriormente Twitter), Musk anima a sus seguidores a participar en esta iniciativa, que busca reunir un millón de firmas en estados indecisos antes de las elecciones del 5 de noviembre.
¡Por cada persona que recomiendes y que sea un votante de un estado indeciso, recibirás $47! Dinero fácil”, proclamó Musk en sus redes sociales, atrayendo tanto interés como críticas.
Este martes, el magnate recordó que su campaña en defensa de la libertad en el uso de armas sigue activa. "¡Inviten a sus amigos en los estados indecisos a firmar la petición a favor de la libertad de expresión y el derecho a portar armas, y ganen $47 por hacer algo en lo que ya creen!", instó, presentando su propuesta como una oportunidad irresistible para sus seguidores.
En el mismo posteo Musk retuiteó: "Los primeros pagos de $47 se entregaron en mano en Filadelfia anoche como sorpresa para los primeros firmantes. Firma la petición y recomienda a tus amigos para recibir $47 por cada votante registrado de un estado clave que firme".
Sin embargo, la campaña también desató serias preocupaciones éticas. Muchos críticos sienten que ofrecer dinero por la firma de una petición trivializa el proceso democrático, transformando la participación cívica en un simple intercambio comercial.
El miedo a perder
Recientemente, Musk participó en un acto de campaña de Donald Trump, donde advirtió que esta podría ser "la última elección" si no llega a ganar el republicano. Sus comentarios, que insinúan que los demócratas intentan restringir derechos fundamentales, solo intensificaron la polarización en un clima de campaña ya de por sí tenso.
Ahora, al combinar incentivos económicos con un mensaje de posibles límites a las libertades individuales, Musk hace campaña con todas las herramientas que tiene para movilizar a los votantes a menos de un mes de las elecciones presidenciales.
En este contexto, la línea entre la participación cívica genuina y el incentivo monetario es delicada, y la responsabilidad de las figuras influyentes en la política se vuelve más relevante que nunca.