La muñeca política de Jorge Bergoglio es reconocida por propios y ajenos. El Papa Francisco es un avezado jugador de ajedrez en el tablero global. En ese marco, la jefatura de Francisco inauguró una renovada agenda para la Iglesia Católica. Sus mensajes y gestos no son improvisados, sino que integran una cuidada estrategia discursiva.
Los ejes que viene planteando giran alrededor de ideas-fuerza tales como la cultura del encuentro, la globalización de la esperanza, la distribución equitativa de la riqueza, el trato humanitario a los migrantes, la búsqueda una participación más activa de la mujer en los ámbitos eclesiales, la transparencia y rendición de cuentas de los fondos de la Iglesia, entre otros.
Más allá de eso, el accionar de Bergoglio devela una preocupación especial por dos temas particulares: la sucesión vaticana y la realidad política-social argentina.
Con respecto al primer punto, “impulsó un crecimiento del llamado Colegio Cardenalicio, que es el organismo que básicamente elegirá a su sucesor. De los 134 cardenales electores, 97 fueron nombrados por Francisco, quien ya lleva nueve consistorios de creación de cardenales, donde se evidenció un gran peso de América Latina, Asia y África. Para ponerlo en números aún más simples: Francisco eligió al 72 por ciento de los cardenales que, en caso de fallecimiento o renuncia, elegirán a su sucesor”, explica el politólogo Juan Manuel Karg en El juego (geo) político del papa Francisco: ¿por qué cuestionó a Milei?, publicado en el sitio Cenital.
Con respecto al segundo punto, el Papa eligió el Encuentro de Movimientos Populares, celebrado en el Vaticano bajo el lema Plantando bandera frente a la deshumanización, para realizar filosas declaraciones sobre la situación política argentina.
“Me hicieron ver una represión. Gente que pedía por sus derechos en la calle. Y la policía los rechazaba con gas pimienta de primera calidad, lo más caro que hay. El Gobierno, en vez de pagar justicia social, pagó gas pimienta”, dijo Francisco. Como si fuera poco, el Sumo Pontífice también mencionó comentarios sobre pedidos de coimas a un empresario para facilitarle un negocio en la Argentina.
Lo cierto es que las criticas del Papa jesuita calaron hondo en Casa Rosada. El vocero Manuel Adorni atinó a decir que “no tenemos por qué compartir la visión que tiene sobre algunas cuestiones. El respeto es total”. Por su parte, Javier Milei ensayó una respuesta indirecta utilizando las redes sociales. Como es un clásico, el líder libertario apuntó contra los “degenerados fiscales” que multiplican la pobreza con sus acciones. “La mejor política social es equilibrio fiscal con presión fiscal descendente y una política monetaria que termine con la inflación”, concluyó el presidente argentino.
Este discurso fue muy eficaz en el primer tramo de la gestión libertaria, pero está perdiendo su encanto. Todas las consultoras de opinión registran una caída de la aprobación popular en septiembre. Por ejemplo, el Índice de Confianza en el Gobierno (ICG), que elabora la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), tuvo un descenso del 14,8 por ciento en relación al mes anterior. Para ponerlo en perspectiva, el valor del ICG de Milei está por debajo del que tuvieron Mauricio Macri y Alberto Fernández al cumplir nueve meses en el poder.
El desgaste de la imagen presidencial es admitida, aunque confían en revertirlo, en los pasillos de la Casa Rosada. La fortaleza gubernamental es la dispersión (y falta de conducción) del espacio opositor.
Volviendo a la caída de popularidad de Milei, las razones del declive (que puede o no ser transitorio) siempre son multicausales. Los desmanejos políticos, el impacto de los aumentos tarifarios, las subas en el transporte, una inflación núcleo que orilla el 4 por ciento mensual, la caída de las expectativas de una mejora económica en el corto plazo, el veto al aumento jubilatorio y al financiamiento universitario, son algunas de las probables causas de esa menor aceptación popular.
En particular, la foto del asado en la Quinta de Olivos con los 87 “héroes” (aunque algunos pegaron el faltazo) que apoyaron el veto presidencial a la recomposición de las jubilaciones, tuvo una mala recepción en la sociedad. Esa sensación de malestar fue incluso compartida por sectores cercanos al oficialismo.
En La recesión llegó a las encuestas (Diario La Nación), el periodista Carlos Pagni cuenta que “Federico Aurelio, líder de Aresco, presta atención a un tema de esos que los anglosajones llaman tercer riel. Cuando alguien va al metro en Nueva York, hay un tercer riel en el que pasa la electricidad; si uno lo toca, se carboniza. Los temas jubilatorios son como ese tercer riel. Los políticos que los tocan tienen problemas. Aurelio recordaba que, en 2017, Macri, que venía glorioso de haber ganado las elecciones intermedias, tocó el tema jubilatorio con esa sesión en el Congreso en la que se aprobó la movilidad jubilatoria, y con aquella colección de desmanes, y cayó por esa polémica un 8 por ciento”.
El relato de las jubilaciones
El mayor impacto del ajuste fiscal recayó sobre las jubilaciones y pensiones. En los primeros ocho meses del año, la licuación de los haberes previsionales representó el 26 por ciento del total del recorte del gasto público, según los cálculos del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF). En ese contexto, el veto a la Ley de Movilidad Jubilatoria cayó como una baldazo de agua fría.
La “explicación” de Milei fue que "las jubilaciones casi se triplicaron en dólares". La realidad es bastante distinta porque, entre otras cosas, no incorpora al análisis el impacto de la alta inflación en dólares del período.
Además, el monto de las jubilaciones mínimas (más el bono) no se triplicó sino que pasó de 142 dólares a 244 (a valor CCL), según el cálculo de la consultora Vectorial. Ahora bien, ¿cuánto creció el costo de la canasta básica en dólares?. La respuesta es de 144 a 252 dólares. En otras palabras, el haber mínimo permite comprar casi la misma cantidad de productos y servicios (medidos en dólares) que en noviembre del 2023, según la consultora de Haroldo Montagú y Eduardo Hecker.
¿Qué ocurre cuando se hacen los cálculos en pesos?. El líder libertario dijo que “las jubilaciones en términos reales están 5 por ciento por encima que cuando asumimos”. En esa línea, la consultora Zubán-Córdoba salió a preguntar sobre la veracidad de la frase "las jubilaciones le ganaron a la inflación".
El 70 por ciento del universo encuestado contestó que era falsa. ¿Tiene razón Milei o el 70 por ciento? ¿Qué dicen los datos?. Hasta el momento, los haberes de los jubilados/pensionados que cobran la mínima (41 por ciento del total) registraron una caída del poder adquisitivo cercana al 6 por ciento. Entonces ¿Por qué Milei afirma lo contrario?. La razón es que, en los cálculos del presidente, se omite el impacto que tuvo el congelamiento del bono.
Más allá de eso, los últimos datos del Indec revelaron un aumento histórico en el número de personas mayores de 65 años por debajo de la linea de la pobreza. Ese número saltó del 13,2 (primer semestre 2023) al 29,7 por ciento (primer semestre 2024). El crecimiento de la indigencia fue aún peor: del 1,6 al 4 por ciento. En campaña, Milei prometió que “Esta vez el ajuste no lo va a pagar la gente de bien. Lo van a pagar los delincuentes, la casta”. La casta eran los jubilados.
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