Will y Harper - 7 puntos
Will & Harper, Estados Unidos, 2023
Dirección: Josh Greenbaum
Duración: 114 minutos
Intérpretes: Will Ferrell, Harper Steele, Tina Fey, Kristen Wiig, Will Forte, Tim Meadows, Molly Shannon, Seth Meyers, Colin Jost.
Disponible en Netflix.
Documental, road movie, relato sobre una amistad, diario íntimo de un proceso de transición de género y retrato de los Estados Unidos profundos, todas esas películas (y algunas otras) caben dentro de Will y Harper, de Josh Greenbaum. Sus protagonistas son el actor Will Ferrell y la guionista Harper Steele, a quienes los une una amistad de casi 30 años. La misma surgió a fines de los ‘90, cuando ambos comenzaban sus carreras como parte de la troupe del Saturday Night Live, principal semillero de la comedia estadounidense desde su fundación en 1975. Sin embargo, la película no busca ser un retrato de esa historia completa, sino de una etapa muy reciente en particular.
Es que Harper no siempre fue Harper y la mayoría de sus trabajos como guionista los firmó como Andrew, su nombre de varón según su identidad de nacimiento. Pero en 2022, con más de 60 años, divorciado y con dos hijos ya grandes, decidió comenzar una transición para convertirse en mujer. Una historia repetida, en especial entre personas que pertenecen a las generaciones nacidas antes de 1980/1990, para quienes los procesos de “salida del armario” resultan mucho más difíciles, debido a la rigidez de una educación en materia sexual y de género que dista mucho de la actual. Por ejemplo, el documental argentino Canela, dirigido por Cecilia del Valle, tiene una protagonista con una historia de vida muy similar.
Harper decide contarle de un modo infrecuente la sorpresiva novedad a sus amigos, la mayoría comediantes: mandándoles una carta. En ella no solo los pone al tanto de su decisión, inesperada para todos los que la reciben, sino que también manifiesta el deseo de que ese cambio no altere la naturaleza del vínculo que los une. Ferrell es uno de sus destinatarios y al recibirla también comienza a hacerse preguntas sobre cuánto afectará esa novedad en la relación estrecha que mantienen. Para sacarse todas las dudas, ambos deciden realizar juntos un viaje en auto, atravesando completos los Estados Unidos desde Nueva York, donde vive ella, hasta Los Ángeles, donde vive él.
Por supuesto, el humor es una herramienta fundamental dentro del lenguaje de la película. Ambos protagonistas son expertos en su manejo y eso les permite que algunas situaciones que atraviesan se resuelvan con una fluidez que no tendría si el enfoque fuera clásicamente dramático. No es que a Will y Harper le falte drama. Para nada. El documental está lleno de ese tipo de situaciones, como también aparecen los típicos momentos “inspiracionales” o “poéticos”. Solo que, al contrario de si la historia se hubiera abordado desde una perspectiva dramática, el eje está puesto en la forma en que el humor puede ser, a veces, un puente muy eficaz para conectar con los otros. En este caso, funciona como el hilo de Ariadna que les permitirá a ambos salir a salvo del laberinto en el que se metió su amistad.
Will y Harper también es la puesta en escena de un proceso de aprendizaje que tiene sentidos distintos para cada protagonista. Para Ferrell el desafío pasa por entender una nueva sensibilidad en el vínculo con Harper. En ese sentido, se puede decir que para él este viaje también representa un proceso de transición. Mientras que para ella se trata de reaprender su vínculo con un mundo que hasta ahora recorrió como hombre, con la satisfacción de sentir que ahora encaja mejor consigo misma. Pero también con nuevos miedos que no solo tienen que ver con su experiencia interna, sino con la forma en que los demás comienzan a percibirla. Y si bien juntos atraviesan momentos incómodos, la película nunca se aparta de su voluntad de mantener un enfoque luminoso del asunto.