Robot salvaje 8 puntos 

The Wild Robot, Estados Unidos, 2024 

Dirección: Chris Sanders 

Guion: Peter Brown y Chris Sanders 

Duración: 102 minutos 

Intérpretes: Lupita Nyong’o, Pedro Pascal, Kit Connor, Bill Nighy, Mark Hammill, Ving Rhames, Stephanie Hsu, Matt Berry, Catherine O’Hara. 

Estreno en salas.

El estreno de Robot salvaje, último trabajo de DreamWorks Animation, marca un cambio en la dinámica de la puja que este estudio mantiene con Pixar desde el comienzo de ambos sellos, a mediados de los 90. Porque mientras los de la casa del velador solían llevarse todos los elogios, los del chico pescando en la medialuna debían “conformarse” con ganar en la taquilla, con la saga Shrek como emblema. Hoy, cuando Pixar atraviesa su etapa menos creativa y sus modelos comienzan a mostrarse frágiles, que DreamWorks estrene Robot salvaje representa una muestra de liderazgo en términos artísticos, que habrá que ver si se replica en la recaudación.

Por lo pronto, Robot salvaje exhibe una sensibilidad muy distinta de los greatest hits de DreamWorks, como las sagas Madagascar, Kung Fú Panda o la propia Shrek. A diferencia de aquellas, esta película no está tan preocupada por la sumatoria de gags o la centralidad del humor físico (rasgos que distinguen a los productos de la casa), como por la meticulosa construcción de los vínculos que ligan a sus personajes principales. Porque, sí, se trata de una película de vínculos, cuya apuesta de algún modo consiste en trasladar a un escenario futurista el espíritu de los cuentos de hadas. En ese sentido existe cierto parentesco con Inteligencia Artificial (2001), la adaptación de la novela de Brian Aldiss realizada por Steven Spielberg, quien es justamente uno de los fundadores de DreamWorks. El dato no parece casual.

Un robot abandonado, programado para asistir a las personas en las labores cotidianas, es encendido de manera fortuita por un grupo de nutrias, en la playa de una boscosa isla desierta. Mientras la recorre, la entidad mecánica manifestará su disposición a recibir una tarea que cumplir, pero los animales escapan a su paso, aterrorizados. Por razones que no conviene revelar, el robot terminará haciéndose cargo de un huevo de ganso, que al nacer verá en él a su mamá. Pero entonces, ¿“el” robot es “ella”? Lejos de mantener neutra la cuestión de género, Robot salvaje le atribuye desde el comienzo cualidades femeninas a su protagonista, empezando por la voz de la actriz Lupita Nyong’o.

El dato puede derivar en análisis incómodos, como el hecho de que un robot de servicio doméstico sea asimilado con lo femenino, con la maternidad como yapa. Una particularidad que puede discutirse, pero que no afecta el desarrollo dramático de una historia con una mirada mucho más amplia. Porque habiendo recibido su “misión”, la robot dispondrá todas sus herramientas para lograr que el gansito crezca y aprenda a nadar y a volar antes del otoño, cuando los de su especie comenzarán su migración anual. Para ello contará con la ayuda de un zorro, que primero quiere comerse el huevo, pero terminará convertido en un verdadero apoyo para la improvisada mamá en su relación con lo salvaje.

Con elementos de El patito feo o Blancanieves, entre otros cuentos de clásicos, Robot salvaje admite las consabidas lecturas psicoanalíticas vinculadas a las construcciones edípicas. Pero sobre todo, y sin perder nunca la gracia, la película articula una mirada saludable respecto de cuáles son las cualidades fundamentales en las tareas materno-paternales y de quiénes pueden hacerse cargo de ellas. No importa ser hombre o mujer, robot, gansa o zorro, acá el lugar de madre/padre tiene que ver no tanto con la cuestión biológica (a la cual la película nunca le quita el valor que tiene), sino más bien con una decisión cuya raíz se encuentra en la construcción de un vínculo atado a un sentimiento irrenunciable. Con ternura y buen humor, Robot salvaje viene a decir que los roles paternos no necesariamente están relacionados con el hecho de “ser”, sino más bien con el “querer”, en todos los sentidos de la palabra.