El secretario de Cultura, Leonardo Cifelli, llevó el discurso de la casta, del "cuidado" de la plata, la rentabilidad y la batalla contra la corrupción a la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, en el marco de una reunión informativa a la que había sido convocado hacía meses. En los pasajes más provocadores, atacó a Tecnópolis -"fue una máquina de quemar plata"- y al INCAA -"se gastaron millones de pesos para películas con 4, 5, 8 y 20 espectadores"- y aseguró que el kirchnerismo "politizó" la cultura. Fue interpelado por legisladores de la oposición. Se retiró de la tensa reunión sin responder cuestiones clave.
El discurso de Cifelli
El del secretario fue un discurso todavía más antipático que el que brindó en enero para defender el ajuste plasmado en la entonces llamada Ley Ómnibus. Comenzó hablando del "crítico estado de situación" que dice haber encontrado en el área al momento de asumir. Se jactó de haber enfrentado una "gigantesca batalla cultural". "Había una industria que creía que la cultura no se podía sostener por sus propios medios, si no era con la ayuda del Estado (...). Esta creencia nos dejó una Secretaría con una deuda superior a los 7 mil millones de pesos. Quizá con esto algunos entiendan por qué decimos que no hay plata", dijo. "Encontramos una estructura superpoblada, con tareas duplicadas innecesarias; organismos con subsidios y becas regalados sin contraprestación alguna; casas de la cultura, el Palacio Libertad o el Teatro Cervantes con estructuras y programación repletas de militancia y contenidos políticos; y todos los museos nacionales con una debilidad edilicia y pagos no realizados", aseguró.
Para el secretario, Tecnópolis fue una "máquina de quemar plata", "sólo abría una vez al año", "era pura pérdida económica". El INCAA, el INT y el FNA estaban "sin rumbo y deficitarios". "El anterior gobierno regaló millones de pesos a los amigos de turno, fomentando fracasos discrecionalmente, sin sentido de retribución ninguno a la sociedad", atacó. "Se gastaron millones de pesos para películas con 4, 5, 8 y 20 espectadores. Películas que nadie vio en ningún circuito comercial; ni sus familias las vieron", señaló.
"El presidente Alberto Fernández nos dejó un país devastado y la cultura no fue la excepción. Tuvimos que tomar decisiones difíciles pero muy necesarias para reordenar las cuentas y cuidar la plata de los argentinos", insistió. Enumeró, como logros de gestión, la reducción de la "estructura jerárquica", la eliminación de cargos de altos rangos, la baja de contratos de personal "que no cumplía funciones comprobables", la de 20 programas -como Puntos de Cultura-, la colaboración de asociaciones de amigos con los museos; el "ahorro" que todo esto arrojó. Reivindicó las licitaciones gastronómicas, el alquiler de salas y "otros convenios" dentro del Centro Cultural Borges y el Palacio Libertad. "Quitamos todo contenido de ideología político-partidaria y militante de los espacios culturales. En el Palacio Libertad había un busto de Hebe de Bonafini (...). El kirchnerismo politizó la cultura, la usaron para hacer propaganda y bajar línea", expresó.
"Nuestra batalla cultural es romper con la corrupción que tenían como regla, que sólo beneficiaba a unos pocos. Los mismos de siempre, la casta que le daba millones de pesos a amigos para que canten en sus actos, los nombren en sus obras de teatro o los muestren en sus películas", arremetió. Finalizó con algunos anuncios: que se convocará al Consejo Federal de Cultura para acercar "una propuesta de presupuesto compartido" con las provincias; el llamado a concurso público en Museos Nacionales; y la pronta reforma de la Ley de Circulación Internacional de Obras Artísticas. Destacó la media sanción para la creación del Registro Nacional de Patrimonio Cultural Inmaterial, el debate sobre una ley de Mecenazgo y el pedido de una ley de Financiamiento Federal de la Cultura.
Críticas y preguntas de los diputados
La idea de la cultura como un gasto, la rentabilidad como único eje, la ausencia de enunciación de políticas concretas: legisladores de distintos bloques cuestionaron la postura del secretario. "Me llama la atención el nivel de odio de su discurso, el intento de destrozar todas las gestiones hacia atrás creyendo que usted en diez meses recuperó lo que muchos gobiernos anteriores no hicieron. Forma parte de un gobierno donde la violencia y la denostación del otro es parte del paradigma. La cultura es un derecho humano y social", dijo Lorena Pokoik (UxP), que lo llamó "cobarde" cuando la presidenta de la comisión, Silvana Ginocchio, advirtió que el secretario se iría. Antes, la radical Natalia Sarapura había sugerido que Cifelli parecía "el secretario de la venganza", porque había llegado para "destruir todo". "Se la pasó haciendo un balance meramente panfletario de la herencia que pudo haber recibido. Mucha batalla cultural, pero en su exposición hay muy poca política cultural", cuestionó Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica). Cuando escuchó la acusación de "cobarde", el libertario Nicolás Mayoraz se quejó: "Hablan, hablan y no preguntan nada, hacen discursos".
Al responder las preguntas, el secretario negó las censuras en espacios oficiales, por las que le había consultado Fabio Quetglas (UCR): "Si usted ve la programación del Palacio Libertad, el Centro Cultural Borges, el Cervantes va a ver que no hay ninguna bajada de línea". El radical también lo interpeló por el plagio y los "gestos obscenos, las palabras impropias y alusiones sexuales" del presidente Javier Milei. El funcionario no quiso responder sobre estos temas, y el debate se encendió. Pokoik señaló la falta de transparencia en el alquiler de espacios públicos, un tema por el cual también consultó Ferraro y que rondó durante toda la jornada sin claridad. Llegando al final, Ignacio Lupi, subsecretario de Gestión, aseguró que el proceso es "absolutamente transparente", mediante "un poder y facultades" otorgados por la Agencia de Bienes del Estado. “Las tarifas las establece el Tribunal Nacional de Tasación”, dijo, y afirmó que “no hay ningún alquiler que no se haya hecho dentro de un convenio”.
Por otro lado, Cifelli aseguró que el Museo del Traje se reconvertirá en un centro cultural dependiente del Museo Histórico Nacional. Dijo que galeristas y artistas fueron quienes le pidieron nuevas reglas para la exportación de obras de arte y anticipó, vagamente, que el patrimonio quedará protegido. "Habló de corrupción, de que se fomentaba a amigos. ¿Cuál es la lista? ¿Cómo saben quién es kirchnerista y quién no, quién es amigo de quién? De donde vengo, eso es macartismo del peor", señaló el diputado Pablo Carro, quien hizo cinco preguntas. Todas quedaron sin responder. Cifelli se retiró tras una hora y 45 minutos de férrea defensa del ajuste cultural.
Comunicado de ATE
En todo ese tiempo no pudo responder en qué programas culturales se invierte el dinero obtenido por alquileres de espacios públicos, cuál es el monto invertido en acciones culturales de las provincias, por qué se ejecutó el 91 por ciento del presupuesto destinado a Elencos Estables y apenas un 1 por ciento en apoyo y fomento de la cultura, por qué se degradó de dirección a coordinación a nueve museos nacionales, cuál es el plan de fomento del INCAA -teniendo en cuenta que sólo se filmaran dos películas en 2025-, cuántos trabajadores respondieron al retiro voluntario del instituto. El punteo es de un comunicado que emitieron los trabajadores de la Secretaría, nucleados en ATE, al finalizar el encuentro de la comisión.