Pese al constante rechazo de los organismos de derechos humanos, a partir de este jueves la Policía Federal Argentina (PFA) comenzó a usar pistolas taser en estaciones de trenes y terminales de micros. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, ya lo había anunciado en mayo, cuando presentó el armamento no letal en la Escuela de Cadetes “Juan Ángel Pirker”.
Bullrich explicó que la medida se inscribe en el marco del programa Estaciones Seguras que lleva a cabo junto al secretario de Transporte, Franco Mogetta. "Hoy damos un paso más para que los argentinos que viajan todos los días en tren puedan hacerlo sin tener miedo de ser víctimas de algún delito mientras van a su trabajo o regresan a su casa", dijo la ministra.
Además indicó que las Taser son una herramienta que "permite ir directamente a la persona que se quiere inmovilizar", y marcó que a diferencia de un arma de fuego, "una Taser no genera una situación que puede traer consecuencias no deseadas".
Desde el ministerio dijeron que "las pistolas no letales serán de suma importancia para mantener el orden y prevenir el delito en las líneas de trenes que transportan más de 30 millones de personas por mes".
Las Tasers son dispositivos que transmiten una descarga eléctrica con el objetivo de inmovilizar a una persona para su posterior detención. Según describe el prospecto de estas armas, “cuando alcanzan al agresor, le provocan hasta 19 contracciones musculares por segundo, inmovilizándolo de manera inmediata, permitiendo su arresto sin poner en riesgo la integridad física de los involucrados”.
La discusión alrededor de su uso existe hace años. Mientras que sus defensores sostienen que les otorga a las fuerzas de seguridad una herramienta de control “no letal” o, al menos, con una letalidad menor a las armas de fuego, los detractores advierten sobre su uso indiscriminado y abusivo y su implementación como un elemento de tortura.
Así es como los organismos de derechos humanos del país se han pronunciado, en repetidas ocasiones, en contra de la utilización de pistolas Taser, denunciando que se trata de instrumentos de tortura que afectan el derecho a la vida y a la integridad física.
En ese sentido, el Comité contra la Tortura de la ONU calificó a este tipo de armas como "instrumentos de tortura" debido al "dolor que provocan, llegando en algunos casos a producir la muerte". Por su parte, Amnistía Internacional las describió como "armas letales" y en un informe del año 2012, la organización ya registraba que sólo en EE.UU. se habían registrado 500 muertes por su uso.
En el 2023, en plena discusión por la incorporación de estas pistolas en la Ciudad de Buenos Aires, las organizaciones H.I.J.O.S, Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo - Línea Fundadora y la APDH, entre otras, se habían expresado al respecto en un comunicado en el que advertían: "Estas armas Taser en un país en el que la picana fue utilizada de manera sistemática como elemento de tortura durante la dictadura genocida, implica una regresión inadmisible en materia de memoria y no repetición de estos crímenes. Nunca más tortura en Argentina. No a las neopicanas Taser".
Este año, el secretario de Seguridad porteño, Diego Kravetz, anunció que en CABA se dejaría de usar las Taser porque "son muy caras" y que para fin de año sacarán a las calles unas 500 nuevas armas no letales llamadas Byrna.
Según Kravetz, la diferencia está en que en vez de un shock eléctrico, este nuevo dispositivo funciona a aire comprimido y a una distancia de 20 metros, con "proyectiles de impacto o de gas pimienta" que imposibilitan a las personas por más de 30 minutos.
"La idea es no seguir comprando en cantidad Taser porque son importadas, son realmente muy caras y hoy, para equipar a nuestra Policía en este contexto económico, se hace complejo", había asegurado el secretario de Seguridad en la presentación de las nuevas armas.