Ecuador y Paraguay se vieron las caras en el Estadio Rodrigo Paz Delgado de Quito, en lo que significó un duelo crucial por sus aspiraciones a lograr la clasificación al Mundial del 2026. En la altura de la capital ecuatoriana contó además con un choque de estilos, dado que de un lado estaba como estratega Sebastián Beccacece (con una postura más ofensiva), y del otro se encontraba Gustavo Alfaro.
Durante la etapa inicial, el local amenazó con la llegada del gol mediante la calidad individual de Enner Valencia, aunque Paraguay respondió con las constantes proyecciones de Juan Cáceres, y la presión de Andrés Cubas, Damián Bobadilla y Alex Arce. La idea del exentrenador de Boca era la de mantener un equipo compacto, para no brindar fisuras en la generación de juego del rival.
A medida que fue transcurriendo el tiempo, los paraguayos se fueron sintiendo más cómodos con el planteo del partido. Es que Ecuador tenía el dominio territorial y la posesión del balón, pero carecía de profundidad. Y el abuso excesivo del recurso de la velocidad de Gonzalo Plata no parecía ser la solución.
Además, los cambios propuestos por el exconductor de Racing no dieron las soluciones deseadas. Los ingresos de Alan Minda, Leonardo Campana y Jeremy Sarmiento modificaron toda la ofensiva local en reemplazo de Kendry Páez, Enner Valencia y el propio Plata.
La intensa lluvia también influyó en la poca generación de riesgo. Un espectáculo que careció de emociones, y el reparto de puntos dejó más conforme a los paraguayos que a los ecuatorianos. Para los de Alfaro, el empate sin goles significó el rescate de un punto en la altura, una cosecha que no muchos consiguen en los 2.850 metros sobre el nivel del mar.
En cambio, para los de Beccacece el empate dejó sabor a poco, sabiendo que le descontarán tres puntos cuando finalice la competición por la mala inclusión de un jugador en las eliminatorias pasadas.