La ciudad de Victoria, una localidad de 40.000 habitantes ubicada en medio del delta del Paraná, está a punto de quedarse sin agua. La Coordinadora del agua, que nuclea a diferentes organizaciones de pescadores, la sociedad civil y feministas, reclama el dragado de las bocas de los riachos tapados por el sedimento que se acumula debido al calado del río a 34 pies para hacer una vía navegable para las barcazas que trasladan las exportaciones granarias. Con bajante y sequía, la situación se hace dramática. Ante la falta de respuestas de las autoridades, evalúan cortar el puente Rosario-Victoria. “Nos estamos quedando sin agua, real”, enfatiza Ana Julia Bustos, integrante de Taller Flotante, que impulsó la Red Río Feminista.
La Coordinadora del Agua aglutina a sectores de lo más heterogéneos. Entre quienes participan -además de Taller Flotante-, está la colectiva Orilleras, también de Río Feminista y Cuidadores de la Casa Común. “No se puede defender al mismo tiempo la vida y la ganancia sin límite de las corporaciones”, subraya Ana Fiol, integrante de Orilleras, que vive en Victoria y es la directora académica de la.Diplomatura de Extensión en "Ecofeminismos, cuerpos y territorios en peligro", de la Universidad de Mar del Plata.
En el origen de la crisis del agua, está “primero, la Hidrovía (así se sigue llamando a la vía navegable por el nombre de la empresa que la explotó desde los años 90), y segundo, la presión de la frontera agrícola, del agronegocio, por el tema del ganado. El principal objetivo, creo que forma parte de una especie de plan, es la pampeanización”, dice Fiol, que se convirtió en ecofeminista en la defensa del Humedal, a partir de las quemas que arrasaron con la tercera parte de la superficie del humedal entre 2020 y 2021. En las islas de Victoria, que en realidad abarcan una amplia zona que llega hasta el límite norte de la provincia de Buenos Aires, la explotación ganadera es una de las actividades económicas más importantes.
Lo que provoca el calado a 34 pies es que el cauce principal de la vía navegable funcione como un embudo de agua. Entonces, la laguna Grande y la Del Pescado, reservas de agua para abastecer a Victoria, en lugar de recibir caudal por los riachos, se vacían. En otras ocasiones, el riacho Victoria se vaciaba, pero las otras reservas tenían caudal.
La falta de agua, antes de comprometer -en breve- la provisión de agua potable, trae la escasez de peces, una fuentes de trabajo en Victoria, donde hay alrededor de 1000 familias que viven de la pesca artesanal.
Carolina Cabrera integra la cooperativa Frutos del Rìo, también parte de la Coordinadora, y exige que la intendenta Isa Castagnino y el gobernador Rogelio Frigerio tomen cartas en el asunto. Las propuestas que reciben no van al fondo de la cuestión: un pedido urgente para que se draguen de las bocas y se realicen de forma permanente trabajos que impidan la acumulación de sedimentos allí. El jueves de la semana pasada, hubo una reunión en el Concejo municipal de Victoria, donde la Coordinadora fue marginada, y no se dio lugar a sus propuestas.
Desde que empezó a hacerse acuciante la falta de agua, la Coordinadora realizó manifestaciones públicas, una “pescadeada” e incesantes pedidos de reuniones con las autoridades.
La actual gestión municipal es peronista, y la anterior, de Domingo Maiocco, era de Cambiemos. De todos modos, la capacidad de acción municipal es limitada. “La obra que hicieron para cerrar el ingreso de las bocas y encauzar no es suficiente, con obras internas para que el agua llegue directamente al riacho Victoria no solucionas todo el problema. No alcanza porque no hay perspectivas de que suba el río de acá muchos meses, ya que estamos en época de sequías, y la solución tiene que ser mucho más de fondo, porque si no esto cada vez va a ser peor”, plantea Bustos.
Por eso es necesaria la intervención provincial. “El plan que tiene la Municipalidad no es dragar las bocas. En realidad, no tiene ningún plan porque prácticamente no puede hacer nada, está juntando firmas como si fuera una sociedad civil, pero un par de Ingenieros municipales están abriendo y cerrando algunos pasos, por los que se escurre el agua del humedal. El problema es el puente Rosario-Victoria, que sabemos que le hizo un tajo al río, a su ecosistema”, expresa Fiol sobre la ruta 174, que atraviesa el Paraná con una extensión de 60 kilómetros.
Esta obra generó un cambio radical en las formas de vida humana y no humana. “Hay una parte del río que ha cambiado de cauce, y los pescadores están muy enojados porque les cortan el paso de los peces”, agrega.
“Así como, con el cambio climático, nuestro planeta pasó el umbral de lo que la naturaleza puede regenerar por sí misma, me pregunto si en este humedal no estamos a punto de pasar el umbral del daño irreparable que la naturaleza después ya no puede por sí misma regeneraer, y po eso dudamos de las intervenciones a ciegas”, sostiene Fiol.
De la Coordinadora del Agua participan pescadores artesanales, pero también algunos isleños que se dedican a la ganadería, pequeños proveedores de turismo, distintos partidos politicos, organizaciones piqueteras y feministas.
Bustos es también docente en una escuela de la isla, en la extensa zona que pertenece a la jurisdicción de Victoria, que tiene 376 mil hectáreas de islas, un humedal. “Veníamos diciendo que la Hidrovía es un problema. Pero este año, la cosa se puso tan difícil que los pescadores no tienen agua en Laguna Grande, ni en la del Pescado, ni en el Barrancoso, no hay agua y no hay peces desde mucho antes de que empezara la preocupación por el agua potable. También les maestres de las islas empezamos a darnos cuenta antes de que no hay agua, porque es más difícil llegar a las escuelas, hay que dar un vueltón bárbaro”, sigue Bustos.
La Laguna Grande está jaqueada porque sus bocas están complicadas. La “Del Bobo” está tapada y la Boya 500 (o “Cuatro bocas”), semitabicada. Otros 15 arroyitos que suelen llevar agua a Victoria están secos.
El riacho Victoria es la única fuente de agua, pero es una pequeña lonja, irreconocible en relación a su caudal habitual. El nivel está muy bajo, hubo mortandad de peces (por falta de oxígeno). Las imágenes de toda la zona muestran una tierra seca, cuarteada, allí donde corrían ríos, riachos y arroyos.
Para Bustos, es necesario que se hagan obras de infraestructura que minimicen el impacto ambiental. “La consecuencia directa de la vía troncal navegable es que se seque el humedal, que es un pulmón para todo el planeta, y que es la esponja que va a hacer que no se te inunde tu casa cuando vengan las lluvias que van a venir”, enfatiza.