Un living rodeado de mesas, sillas y luces bajas se convierte en el escenario de una performance, una experiencia teatral, musical y profundamente poética: tres intérpretes, Rodrigo Peiretti, Daniela Peri y Doris Night bajo la dirección de Alberto Andrés Burda resucitan respectivamente a tres artistas latinoamericanas fundamentales que hicieron de sus vidas, sus letras y sus obras un desborde de pasión y poesía sobrepasando todo límite: Néstor Perlongher, Liliana Maresca y Marosa di Giorgio. 

Entre los vestuarios tan característicos de los personajes como sus exóticas personalidades, monólogos confesionales y diálogos tan fantásticos como imposibles, la intimidad del espacio se torna conjuro para revivir, una a una y en la posterior unión de un trío explosivo, las vidas y obras de tres fantasmas que parten de un presente con la mirada en retrospectiva para recorrer un pasado que los catapultó al merecido lugar de la libertad artística y la disidencia sin reparos, en un combate librado contra toda amnesia.

Así, “Los olvidados” se inicia con un Peiretti cargado de provocación y sensualidad, sumergido hasta la polera en las pieles de La Rosa Perlongher para agitar sus poemas y encarnar su multifacética forma de ser y estar en el mundo junto a su militancia política, que viaja desde las experiencias en las teteras en tacos altos, el inconfundible neobarroso y los levantes espontáneos, hasta los cadáveres que afloraban sin piedad en cada rincón de la Argentina, transitando su Avellaneda natal, los aprendizajes crueles de su padre taxista y su madre costurera, los vaivenes entre organizaciones y partidos políticos y los exilios y las vivencias de una vida intensa que se apagó físicamente por las complicaciones de salud relacionadas con el vih-sida, pero que jamás cesó de arder con un fuego revoltoso que aún sigue brillando. 

Y entre labios que se cierran por un instante y los pies que descansan de la horma tirana del taco aguja, ingresa a paso fuerte Liliana Maresca, revivida en cuerpo y alma por Daniela Peri que, entre borceguíes y camisas blancas, evoca el cuerpo político de la artista, direccionando la imaginación poética hacia el sillón de su casa-taller del barrio de San Telmo, descansando de lo que seguramente haya sido una extensa noche en aquella cuna de reuniones, happenings y conspiraciones en la post-dictadura, lamentándose por no haber podido asistir a su propia muestra retrospectiva a punto de inaugurarse poco tiempo después de su muerte, también causada por complicaciones con el vih-sida. 

Finalmente, del dúo nacido en Avellaneda la noche se vuelve trío y expande sus geografías con la entrada de la icónica Doris Night, sumergida en la naturaleza, la inconfundible voz y la personalidad arrolladora de la escritora y poeta uruguaya María Rosa “Marosa” di Giorgio Médici, que repite con tono grave este último tramo del apellido con migrante orgullo italiano frente a todo el auditorio, mutando el presente con sus letras ardientes y erotizando para siempre el futuro con cada una de las palabras que su pluma salvaje plasmó en el papel y en sus inigualables interpretaciones.

Así avanza “Los olvidados” y avanza la noche eterna con sus protagonistas, conducida por una cofradía del más allá y del más acá que decide aparecerse una vez más para activar un juego tan caro a Marosa y sus mitologías, tan ligado a la poesía insurgente de La Rosa y a las acciones artísticas de Maresca, como una síntesis poderosa de un imposible encuentro que transita colectivamente por papeles salvajes, fluyendo con las metamorfosis corporales que abrazan el erotismo de la naturaleza y de la ciudad, de la militancia y las sexualidades clandestinas, en un presente vivo y un pasado que no quiere descansar. Como no podía ser de otra manera, “Los olvidados” es una pieza rara en todo sentido, cuando “raro” significa siempre “maravilloso”. 

Pero, más allá de sus icónicos intérpretes y creadores e independientemente de los espacios extrañados por los que deviene la obra, lo raro es, por sobre todas las cosas, encontrarse en estos días con un teatro profundamente poético y realizado desde las entrañas, movilizado únicamente por la urgencia del existir y de crear existencias, especialmente allí donde el recuerdo puede jugar su partida más cruel y pretender olvidar a tres figuras ineludibles de las artes, las letras y el activismo latinoamericano que jamás deberían ser los olvidados.

Funciones: viernes de octubre a las 20 en El Batacazo Cultural, Medrano 627. Entrada a la gorra.