El Gobierno Nacional celebró, en las últimas horas, un IPC de 3,5 por ciento, una desaceleración contra el mes previo y el número de inflación más bajo desde noviembre del 2021. Esa modificación se produjo, sobre todo, por una marcha más lenta del precio de los alimentos y bebidas, que crecieron por debajo de la media inflacionaria y ponderan fuerte sobre el índice de precios al consumidor. Con esos números, el ministro de Economía, Luis Caputo, salió a vender que la dinámica moderada del rubro cambió gracias a la baja de 10 puntos en el Impuestos País, un tributo que redujo su alícuota pero aún se aplica sobre todas las importaciones

Horas después de esa teoría, el relato oficial fue contrastado por los comercios y supermercados, que precisaron, ante la consulta de Página I12, que el verdadero regulador de los precios de la canasta básica es la crisis y no la baja del tributo. "No se tocan precios porque no se vende nada", sintetizaron desde una multinacional de hipermercados, mientras le buscan la vuelta a la crisis con ofertas salvajes. 

En este contexto, el sector tiene datos contundentes que explican la verdad más allá del relato oficial de la injerencia del Impuesto País en los números de alimentos y bebidas: aseguran que el total de importados, incluyendo textiles, electro y juguetes, representan algo más de 9 puntos de la venta total de los supermercados. Además, en el caso de alimentos, el márgen de importados es muchísimo menor que esa media. Entre lo que se trae de afuera, por caso, hay bananas, café, cacao y atún, ninguno de esos rubros con un peso ni demandas elevadas. 

Suman, además, otro punto al análisis: si, efectivamente, los importados estuvieran equilibrando los precios de la canasta básica, ese tipo de productos se deberían estar vendiendo de manera masiva, algo que no está ocurriendo. Los que lo toman con algo de humor agregan, además, que si esto pasara, "nos daríamos cuenta porque el Gobierno no tendría dólares suficientes para pagar las importaciones". 

Un desplome histórico

El enojo de los comercios con el Gobierno, por la lectura de la crisis, es una constante que se mantiene en silencio. Como mucho polos empresarios, están anestesiados porque, desde el Ejecutivo, no parten ideas de mejoras para las ventas. Algo de eso denunció, días atrás, la CAME, que también reporta caídas récord en las ventas de productos de consumo masivo. 

Este diario adelantó, semanas atrás, que las ventas en septiembre mostrarán una caída del 18 por ciento, la más alta en todo el 2024. Además, este año será la primera vez que habrá 12 meses consecutivos de caída en el consumo masivo, algo que no se vio en la historia. 

En el último trabajo de Scentia, además, se observa cuánto están cayendo las ventas por sectores, lo que explica la teoría de los supermercados de que los precios se equilibraron porque no hay movimiento de mercaderías en volúmen. 

La consultora que dirige Osvaldo Del Río precisó que las ventas de Impulsivos, los productos que se consiguen en las líneas de caja (golosinas, pilas, bebidas, etc), cayeron 27 por ciento en ese mes. El dato no sería importante, al no ser productos de primera necesidad, si además no estuvieran cayendo, en los mismos márgenes, aquellos que sí lo son. A saber: Bebidas Sin Alcohol están tocando los 25 puntos de caída, Higiene y Cosmética un 20, Limpieza de Ropa y Hogar un 16 por ciento, Desayuno y Merienda un 14,4 y Alimentos un 12,4 por ciento. 

"Nadie está tomando suba de precios o los están tirando para abajo para tratar de vender algo y, de todos modos, no vendemos", precisó ante este diario otro comerciante importante. Así las cosas, los comercios siguen insistiéndole al Gobierno que el elevado precio que tienen las tarifas y regulados, está dejando sin capacidad de compra a los sectores medios, que son los que apalancan la pirámide del consumo masivo. Por ahora, no obtienen respuesta.