La forma del sueño (BlueArt Records) abre un abanico irresistible, del que es imposible no quedar seducido. El disco del trío que integran Rocío Giménez López (piano), Franco Di Renzo (contrabajo) y Luciano Ruggieri (batería), se dedica a revisitar composiciones de nombres mayores: Sonny Rollins, Charlie Parker, John Coltrane, Thelonious Monk, Chick Corea, Duke Ellington, Gary Peacock. Una belleza que tendrá presentación este martes a las 20 en Teatro El Círculo (Laprida y Mendoza), en el ciclo de conciertos con el público ubicado sobre el escenario que organizan la Asociación Cultural El Círculo y el sello BlueArt Records.

“Con el quinteto teníamos previsto un concierto durante el mes de septiembre del año pasado, pero Bruno Lazzarini y Pablo Devadder no podían asistir; es decir, la trompeta y el saxo no estuvieron. Decidimos presentarnos igual, como trío. Elegimos un puñado de canciones, no de música original sino standards, y fuimos a tocar. Hicimos dos sets y la pasamos muy bien. Descubrimos que nunca habíamos tocado como trío, a pesar de tocar juntos en un montón de grupos. Pasó esa fecha y luego de un par de semanas largas, a través de Horacio Vargas -director del sello BlueArt- nos contactó alguien que había estado en el público, Francisco Cabezudo, con el deseo de producir un disco. Y nos propuso grabarlo”, comenta Rocío Giménez López a Rosario/12.

“A partir de ahí, se nos abrió un universo. ¡Vamos a grabar un disco de standards! La idea nos encantó. Nos empezamos a juntar y a pulir un poco lo que había pasado medio espontáneamente. ¡Y ahí está este disco! Te digo, no era para mí un plan, porque yo ya venía con la panza creciendo, estaba con cuatro o cinco meses de embarazo, y quería grabar también un disco de música original que decidí posponer. Pero apareció esta propuesta y fue hermoso, porque se gestó desde la espontaneidad, a partir de alguien que nos vio y escuchó. Fue una sesión de dos días y grabamos dos discos, el segundo sale el año que viene”, continúa la pianista.

-¿El segundo disco reitera el mismo concepto?

-Son dos discos mellizos, homólogos, de standards y canciones; más o menos con una estructura similar.

-Una estructura sumamente atractiva, pero ponerse de acuerdo en el repertorio quizás no fue tan fácil. ¿Y con los arreglos?

-Cada uno propuso sus canciones desde la propia mirada y el gusto, así como hicimos para el día del concierto. En cuento a los arreglos y a la producción, es algo que fuimos haciendo entre los tres, durante la cocina de los ensayos. Algunos arreglos aparecen desde el piano, otros aparecen desde lo rítmico, desde la batería y desde lo formal; siempre es muy conversado entre los tres. También hubo temas que, si bien los habíamos elegido, los corrimos y no los grabamos, porque no funcionaban.

-Y está el desafío de intervenir esas mismas composiciones.

-En lo personal, grabar un disco de standards en un gran desafío, era algo que no venía haciendo porque siempre le tuve mucho respeto. Hay tanta historia y tantas miradas, que buscar y plantear una mirada propia es toda una decisión artística; lo grabé con cierto miedo o pudor, porque hay mucho dando vuelta y tengo mucho respeto a la historia de esta música, a las versiones y a los grandes tríos. Me costó darme cuenta de por qué no aportaba mi propia mirada, más a esta altura de la vida, era algo que venía postergando. Si no aparecía Francisco (Cabezudo) confiando y escuchando, no sé si lo hubiera decidido sola. Volviendo al repertorio, fue acomodarlo al sonido del trío, y en este sentido tratar de estar permeable o sensible a qué temas funcionaban con nuestras tonalidades. A veces, hay composiciones con las que no lo lográs, porque uno no consigue el sonido que uno cree debe ser.

-Se abre también un diálogo atractivo con los compositores elegidos; en ellos hay algo que todavía perturba, ¿no?

-Es importante que algo te perturbe, en el buen sentido, que te inquiete y te genere tracción hacia adelante. Cuando una composición hace eso, es una magia, y lo mejor que te puede pasar es que te despierte imaginación, y que aparezcan posibilidades sonoras dentro de las composiciones.

-¿Hubo espacio para cambios durante la grabación?

-Para contarte una anécdota, ensayamos un tema de una manera, pero estando ahí y luego de hacer dos tomas, a la tercera decidimos probar algo diferente, que no habíamos hecho nunca, y fue lo que terminó quedando.

-Es obvio lo que señalo, pero ahí juega el entendimiento entre ustedes, en donde seguramente no deja de haber sorpresas.

-Es muy hermoso, porque nos conocemos desde hace más de diez años y de distintos proyectos, pero sin embargo siempre está el lugar para la sorpresa; esa idea que aparece por parte del otro y siempre como algo totalmente fresco y nuevo, como si fuera la primera vez que lo estás haciendo. Eso es lo más lindo.

-Esto que decís, bien podría aplicarse a los autores elegidos; siguen sonando contemporáneos.

-Son los grandes, por eso han quedado en la historia, porque sostienen a través del paso del tiempo esa frescura y esa cosa inagotable de sus posibilidades. Justamente, son grandes porque son inagotables.

-Presentan el disco en formato Fila Cero y en El Círculo, más que perfecto.

-Es hermoso poder hacerlo en El Círculo, que es lo más bello que tenemos en la ciudad, en un piano muy lindo, con el público cerquita y el teatro iluminado de fondo. Es espectacular, un privilegio, y nos entusiasma mucho.

 

“Me alegra que Horacio (Vargas) haya confiado en este disco, porque BlueArt es un sello que no edita muchos discos de standards, son contados, siempre apunta un poco más a la música original; que nos haya dado el espacio y encontrado algo en lo que hicimos, está bueno. Somos una especie de excepción dentro del catálogo. Este proyecto nos está dando muchas satisfacciones, es una felicidad tocar esta música”, agrega Giménez López, cuya flamante maternidad acompaña la delineación de “un proyecto muy lindo, que vengo haciendo desde hace tres o cuatro años, con música compuesta a raíz de partituras gráficas, de fotos. Lo vengo grabando de a poco, serán 14 fotografías”.

Jazz en El Círculo cuenta con auspicio del Ministerio de Cultura de la provincia de Santa Fe y la secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad de Rosario.