“Es inexplicable que legisladores egresados de la universidad pública hayan votado como lo hicieron”. Estas palabras del rector de la Universidad Nacional de Rosario, Franco Bartolacci estaban dirigidas a diputados de todo el país pero tuvieron especial resonancia en Santa Fe donde los diputados se partieron en dos grupos bien definidos: Diez votaron contra el veto de Javier Milei a la ley de financiamiento universitario, y nueve lo hicieron a favor de sostener el veto. Aquí no hubo además ni radicales ni peronistas que defeccionaran, sólo los legisladores libertarios y los del PRO votaron contra la universidad. Muchos se acordaron de la diputada Germana Figueroa Casas que es economista y docente de la universidad pública en Rosario. Algunos se imaginan cómo serán esas clases cuando las mismas vuelvan en algún momento del plan de lucha trazado por los estudiantes.

Lo cierto es que Figueroa Casas, Gabriel Chumpitaz, Alejandro Bongiovani, Luciano Laspina, Verónica Razzini, José Núñez, Nicolás Mayoraz, Rocío Bonacci y Romina Diez; serán recordados por su trascendental decisión en contra de las universidades. O a lo mejor es un deseo y todos se olvidan de lo que hicieron en esa histórica sesión y vuelven a colarse en listas de candidatos en las próximas elecciones. La memoria no es un fuerte del país ni de Santa Fe.

“En el contexto es difícil hacer una lectura completa de la situación y lo que generará este veto. Aun perdiendo, a veces se gana”, afirmó Bartolacci que desde la gran marcha de abril pasó a ser en un referente en todo el país del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN). Su vehemencia y la contundencia de sus argumentos lo llevaron a los principales sets televisivos y por eso también el presidente Milei eligió a la UNR como blanco de sus críticas aunque le salió muy mal la cuenta entre la cantidad de profesores y de estudiantes. Bartolacci también tuvo que aclarar que no tiene un chofer personal que cobra suculentos honorarios sino que es un auto y un empleado del rectorado el cumple esas funciones y por un salario ordinario para su categoría.

El diputado del Frente Renovador de Santa Fe, Diego Giuliano también calculó en su mensaje en la Cámara baja que desde el gobierno nacional “hoy construyeron una derrota. El Gobierno desconoce un activo social de la Argentina que es la educación y su necesidad de financiamiento. Después de dos marchas multitudinarias el veto fue una bofetada. No se equivoquen. Cuando se va en contra del pueblo, tarde o temprano se pierde”.

En medio de la campaña de desprestigio hacia la universidades en general y a la UNR en particular, también fue importante dar a conocer de qué está compuesta esta casa de altos estudios. Porque es más fácil defender lo que se conoce. Y a la UNR la forman además de sus doce facultades, siete escuelas preuniversitarias distribuidas entre Rosario, Puerto General San Martín, General Lagos, El Trébol y Casilda. Cuenta con 14 institutos de doble pertenencia con el Conicet, 716 equipos de investigación y más de 40 edificios. También hay unas 800 hectáreas de campos experimentales que pertenecen a la universidad. Así se entiende por qué necesita 10.500 empleados.

También apareció la voz del intendente Pablo Javkin que fue un encumbrado dirigente estudiantil por más de 15 años. Para Javkin, lo que hay sobre la mesa es “un recorte” que redundará en la pérdida de investigadores y docentes que tienen años de estudios y formación. “Vamos a tirar mucha plata invertida por la sociedad argentina, perdiendo recursos humanos que nos costó mucho formar. Yo trato de que tengamos discusiones sobre los problemas, no posicionamientos públicos que en redes funcionan, pero que no le arreglan el problema a nadie”, manifestó. Y añadió: “Ojalá que en la discusión del presupuesto podamos tener una respuesta a un problema grave que son los salarios docentes, que hoy es algo más que esencial”.

Peronistas revueltos

Los intendentes y presidentes comunales del peronismo santafesino que para fines del año pasado conformaron la línea interna “Vamos Santa Fe”; salieron a despegarse rápidamente del encuentro que mantuvieron días atrás otros intendentes peronistas de la provincia, con el jefe de gabinete nacional Guillermo Francos. Ese cónclave liderado por el intendente de Funes Rolly Santacroce y Enri Vallejos de Reconquista, fue “con la excusa de los problemas de gestión pero en realidad hace rato que buscan espacios futuros por afuera del peronismo”, dijo el intendente de Pérez Pablo Corsalini que lidera el novedoso espacio de referentes territoriales del PJ. “Nosotros creemos que la pelea es adentro del partido. Entendemos que es más fácil construir candidaturas que programas que reconcilien a la gente con la política y el peronismo, pero nosotros no seguimos el camino fácil”, dijo Corsalini.

El grupo apuntó a Santacroce que ya había dicho no sentirse contenido por el peronismo provincial y su normalización. Claramente, el intendente de Funes cree en la salvación individual y extraña la cantidad de recursos que le llegaban en la administración del gobernador Omar Perotti que fueron la clave de la transformación de Funes. “Salió a enfrentar a (Maximiliano) Pullaro antes de tiempo y cree que puede sacarle más si coquetea con los libertarios”, dicen en el grupo Vamos de intendentes y presidentes comunales.

Es claro que estos jefes comunales no tuvieron trato preferencial alguno en la gestión de Perotti y por lo tanto no tienen mucho para extrañar ahora con Pullaro. Fondos de obras menores, partidas estipuladas en la ley, “te llegan” sostienen aunque admiten que “no es para tirar manteca al techo”. Y con dificultades lograron armar una convivencia democrática con el nuevo gobernador. “Somos adversarios pero hay respeto”, sostienen y se reservan la disputa para la hora de las urnas.

Pero hay algo en que sí coinciden con el resto del partido: Son refractarios a una interna nacional que termine por desangrar al herido peronismo. “No es que estemos con Cristina (Kirchner) o con (Ricardo) Quintela, vemos que se trata de una disputa porteña y nosotros tenemos que trabajar para poner de pie al peronismo santafesino”, dijo Corsalini tan poco emocionado con la disputa que se insinúa como la mayoría de los grupos que hoy lograron a duras penas, una normalización partidaria que evite profundizar una libanización peronista en el territorio.

Tampoco hay que sorprenderse tanto. El peronismo santafesino no adhirió al kirchnerismo hasta el 2011. Antes tuvo a dos presidentes del PJ provincial que terminaron en el macrismo como Norberto Nicotra y Ricardo Spinozzi. Que ahora haya dirigentes coqueteando con los libertarios es parte de un patrón reiterado que se reproduce con la ausencia de liderazgos genuinos.