Ubicado en la Isla de Guadalupe, el Memorial ACTe “Centro Caribeño de expresion y memoria de la trata de humanos y de la esclavitud” se erige no solo como un museo, sino como un espacio de profundo significado para la población afrodescendiente. Inaugurado el 10 de mayo de 2015, este centro es una referencia en la preservación y divulgación de la historia de los crímenes de lesa humanidad vinculados al comercio transatlántico de esclavizados, pero también un punto de partida para reflexionar sobre las formas contemporáneas de discriminación y resistencia.

En el marco del 12 de Octubre, La Isla de Guadalupe aborda una profunda conexión con la historia de la colonización europea en América. Este pequeño territorio insular fue testigo de la llegada de Cristóbal Colón durante su segundo viaje a América, marcando uno de los puntos de inicio de la expansión imperial europea y el subsiguiente genocidio y sometimiento de los pueblos originarios. Además, el posterior control francés de la isla y la introducción de la esclavitud en las plantaciones de caña de azúcar simbolizan la brutal explotación que siguió a la invasión europea. Guadalupe representa no solo la llegada de los colonizadores, sino también la resistencia y supervivencia de los pueblos sometidos, así como el legado de la afrodescendencia.

Este sitio reconocido por la UNESCO, nace de una ambición regional y nacional que responde a una demanda de larga data en la sociedad guadalupeña. Iniciado por Victorin Lurel, presidente del Consejo Regional de Guadalupe, el proyecto tomó forma a partir de los esfuerzos del Comité Internacional de los Pueblos Negros (CIPN). La memoria de la esclavitud en el Caribe, lejos de ser un vestigio del pasado, se inscribe en las dinámicas actuales de lucha contra el racismo.

El edificio del Memorial ACTe se erige sobre los cimientos de la antigua fábrica de azúcar Darboussier, un sitio emblemático del período esclavista en las Antillas. Con una longitud de 240 metros, está cubierto por fragmentos de cuarzo negro en homenaje a las víctimas de la esclavitud. Su estructura se destaca por unas rejillas plateadas que aluden a las raíces de las higueras, como aquellas que crecen sobre ruinas abandonadas, simbolizando la resistencia y la memoria. En el patio central, se erige una monumental escultura metálica que representa un árbol gigante, reflejando las profundas raíces de la sociedad guadalupeña y su vínculo con este pasado doloroso.

El museo ofrece una narrativa compleja y rica, organizada en torno a módulos temáticos que abarcan desde el proceso de colonización hasta las secuelas post-abolicionistas. La exposición permanente, distribuida en 1.700 metros cuadrados, invita a los visitantes a recorrer los episodios más duros de la historia de la esclavitud, presentando objetos patrimoniales, obras de arte contemporáneo, proyecciones audiovisuales y mesas interactivas que permiten una comprensión inmersiva.

Más allá de ser un museo tradicional, el Memorial ACTe es un espacio vivo. En su concepción, los creadores del proyecto buscaron trascender los límites físicos del museo. El pilar "MACTe An Dewò" es un ejemplo de esto: una apuesta por llevar la cultura fuera de las paredes del edificio, conectando con la comunidad guadalupeña y fomentando la participación en actividades externas. El "MACTe Lab" también ofrece un horizonte prometedor para la investigación, convirtiéndose en un espacio donde académicos, artistas y activistas pueden converger y trabajar en proyectos relacionados con la memoria y la historia.

La particularidad del Memorial ACTe no reside únicamente en su enfoque histórico, sino también en su capacidad de conectarse con el presente. En un mundo donde las formas de opresión se van adaptando a las épocas, el museo promueve una reflexión sobre las manifestaciones contemporáneas del racismo. A través de exposiciones temporales y actividades multidisciplinarias, el centro busca generar un diálogo entre el pasado y el presente, subrayando la necesidad de construir sociedades antirracistas.

Uno de los aspectos más innovadores del Memorial ACTe es su capacidad de integrar lo intangible en la narrativa histórica. La noción de criollización, entendida como la mezcla cultural que define al Caribe, es uno de los ejes principales de este proyecto. Este concepto se despliega en los diferentes espacios del museo, mostrando cómo las expresiones artísticas y culturales contemporáneas son resultado directo de los encuentros, muchas veces violentos, que definieron la historia del Caribe. A través de sus seis pilares, el Memorial ACTe se propone como un laboratorio de innovación museológica, una plataforma donde el pasado y el presente se encuentran para ofrecer nuevas perspectivas sobre la historia y el patrimonio.

A lo largo de sus años de existencia, el Memorial ACTe ha ganado reconocimiento internacional, no solo por la calidad de sus exposiciones, sino también por su compromiso con la difusión de una memoria que no es únicamente local, sino global. En 2017, el museo fue galardonado con el prestigioso premio del Consejo de Europa, un reconocimiento a su potencial y a su capacidad para abordar temas universales desde una perspectiva profundamente anclada en la experiencia guadalupeña y caribeña.

En constante evolución, ha logrado consolidarse como un referente en el ámbito de la cultura y la memoria, posicionando a Guadalupe en el mapa internacional de los museos. El Memorial ACTe es un recordatorio de que la historia de la esclavitud no es un episodio cerrado, sino un legado que sigue marcando nuestras sociedades actuales. En un momento en que los museos de todo el mundo están redefiniendo su rol en la sociedad, este espacio se presenta como un ejemplo de cómo un museo puede ser un agente de cambio, un lugar donde la memoria se convierte en un motor para la reflexión y la acción.

El Memorial ACTe invita a sus visitantes a recorrer el pasado con la mirada puesta en el futuro, a comprender que la memoria no es solo un acto de conmemoración, sino una herramienta para la construcción de un mundo libre de opresiones.