Cuando en 2011 asesinaron a La Moma, una referente travesti de La Plata, Diana Sacayán escribía para el suplemento Soy de este diario: "como a tantas otras chicas, no la pudimos ver envejecer". Un deseo tan mundano como morir de vieja todavía es una fantasía imposible para gran parte de la comunidad travesti trans, y también lo fue para Diana, que fue brutalmente asesinada el 11 de octubre de 2015 por Gabriel Medina. De nombre completo y elegido Amancay Diana Sacayán, nunca se alejó del hacer política en la calle: Laferrere, tierra que la crió, le dió el sentido comunitario y las ganas de defender lo suyo, desde el contexto de la crisis del 2001 y las filas piqueteras. Luchó incansablemente contra la violencia policial e institucional tanto hacia las travestis como hacia los pibes y pibas de los barrios estigmatizados. Solía sostener que la identidad de género era inseparable de la lucha de clases. A nueve años de su travesticidio, recuerdan su falta quienes más marcharon a su lado no solo por un mundo más igualitario, sino por darle a aquelos, aquellas y aquelles la posibilidad de soñar dignamente. 

Lágrimas de gloria

Nació en Tucumán el 1975, pero con su familia de quince hermanos se trasladó rápidamente a la localidad de Gregorio Laferrere. El territorio matancero fue decisivo para formar ese cuerpo disidente que siempre se supo político, y que a una temprana adolescencia asumió con orgullo su identidad travesti, que le valió una expulsión del secundario. Sufrió varios embates de persecución policial debido a las contravenciones del código de faltas de Provincia de Buenos Aires vigente en aquel momento, que criminalizaba fuertemente la homosexualidad y el travestismo.

Encarcelada por su identidad, se acercó al Partido Comunista (PC), comenzando un camino hacia la política que no conoció pausas. Junto con su hermano Say comenzaron a acercarse a la militancia barrial, compartiendo ideas con anarquistas, con trabajadores del CEAMSE que luchaban contra el cierre de la sede de Gonzalez Catán, y por supuesto, con las travas. Caminando el territorio bonaerense, denunciaba y acompañaba todas las causas, ayudándolas a pasar de no visibles a visibles. En ese trajín, los hermanos conocieron a Lohana Berkins, y no quedó mas remedio que empezar a organizarse. Así nació en 2001 el Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (M.A.L)

Comenzaron a organizar las contramarchas, una alternativa a la Marcha del Orgullo. Rechazaban los camiones, la publicidad: sentían que el "mercado rosa" desdibujaba la lucha. Las consignas generales que las convocaban eran "Libertad e igualdad de derechos" y "No a los códigos de faltas". La pelea principal era contra la mercantilización de la sexualidad, pero también a favor de la identidad, y la vida digna. 

Desde el M.A.L. no perdía tiempo en nimiedades: fue promotora del proyecto de políticas no discriminatorias en las instituciones de salud del partido de La Matanza, buscando la inclusión de personas trans al sistema de salud, intervino en el armado del Programa Dignidad, Trabajo y Justicia, impulsó la normativa para el reconocimiento estatal de las identidades de género autopercibidas, antecedente de la Ley de Identidad de Género. Diana sabía que la política no era solo reuniones y conversación, sino que debía ser una herramienta para asegurar un presente e imaginar un futuro.

Será ley

"Cuando me enteré de que había quedado ternada para ocupar la Defensoría del Pueblo, lloré muchísimo. Eran lágrimas de gloria, porque ya no somos las travas resentidas que tirábamos piedras", decía en 2012. La palabra para ella no era un fin sino un medio: Diana sabía que el cambio debía ser más que discursivo, a pesar de que tampoco era ajena al poder de hacerse una voz (fundó El Teje, el primer periódico escrito por travestis en Latinoamérica). Por eso le habló a cuanta persona se cruzó de la Ley de Cupo Laboral Trans, mucho antes de que se discutiera el Matrimonio Igualitario o la Ley de Identidad de Género. Su gran objetivo era materialista, su gran bandera era la del cambio real y profundo: lograr sacar a las travas de la prostitución, de la que renegaba con el conocimiento de causa de haberle dedicado varios años de su vida. 

En septiembre de 2015, se sancionó en la Provincia de Buenos Aires la Ley Provincial N° 14.783 de Cupo Laboral Travesti/Trans Diana Sacayán. Su nombre está inmortalizado por siempre en la constitución de la provincia que le brindó su libertad política, identitaria, emocional. También lleva su nombre, codo a codo con el de Lohana Berkins, la Ley 27.636 de Promoción del Acceso al Empleo Formal para personas Travestis, Transexuales y Transgénero, que a nivel nacional desde 2021 establece un mínimo de 1 por ciento de los cargos y puestos del Estado Nacional para dicho colectivo. Pero qué importa un nombre, cuando el norte es la construcción colectiva. Quiens más la conocieron afirman que sostenía constantemente la necesidad de tejer puentes, de construir con todos los actores. Que se sentaba a cualquier mesa donde hubiese voluntad de escuchar, y donde no la hubiera, se sentaba igual. Sabía, como saben muchos y muchas que nacieron por segunda vez, sin ayuda, que nada se logra solo. 

El recuerdo

Su cara y su nombre formaban parte de la ex Sala de Mujeres Argentinas del Bicentenario hasta hace poco, antes de que fuera transformada por orden dela secretaria general de la Presidencia Karina Milei en el Salón de los Próceres, intercambiando los diescisiete retratos de mujeres que allí se encontraban por caras como la de Manuel Belgrano, Juan Bautista Alberdi y Carlos Saúl Menem. Pero quienes estuvieron cerca afirman que no le hubiese importado demasiado: ella creía en la voluntad del pueblo de elegir sus propios héroes.

Un mes después de la sanción de la ley de cupo provincial, Diana fue asesinada por Gabriel Marino en un crimen motivado por odio basado en su identidad de género. El 18 de junio de 2018 el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N° 4 de la Ciudad de Buenos Aires, dictó sentencia y condenó a cadena perpetua al asesino de la militante social. El año pasado, la Sala I de la Cámara Nacional de Casación Penal dejó firme la condena.

Nació y murió de veces primeras: la primera travesti en recibir su DNI con la inscripción del género femenino, el primer crimen sentenciado como travesticidio en Argentina. El sábado 19 de octubre a las 15hs, Laferrere (López May 2353) recordará a su santa en el "Primer encuentro feminista: homenajear a Diana Sacayán". Junto a Marlene Wayar, el colorido flyer promete "repensar los feminismos". En el diálogo, más que en el silencio, es que el legado de Diana continúa haciendo lo suyo.