Dará que hablar la última jugada del partido Godoy Cruz-San Lorenzo que este sábado continuó en Mendoza a puertas cerradas luego de haber sido suspendido el 25 de mayo pasado por los incidentes que provocó la hinchada del Tomba con el marcador igualado 1 a 1.

Se jugaba el último minuto de descuento de los 21 del segundo mini-tiempo y el árbitro Jorge Baliño dio penal para San Lorenzo por una falta leve que Santiago Martínez le cometió a Nahuel Barrios. En vez de ejecutarlo el vasco Iker Muniain o el paraguayo Iván Leguizamón, que habían convertido las ultimas ejecuciones, inesperadamente se hizo cargo Francisco Fydriszewski, que había reemplazado a Ezequiel Cerutti.

El delantero picó la pelota. Pero lo hizo con tanta debilidad que el arquero Petroli, que se había recostado sobe su izquierda, pudo reponerse y atajar el débil remate. De inmediato, Baliño pitó el final del partido (se jugaron 43 minutos en dos tiempos), el 1 a 1 inicial quedó sin modificaciones y todos se abalanzaron sobre Fydriszewski. Pero por la misma razón: los jugadores mendocinos y los propios compañeros entendieron que había sobrado la situación y se sintieron burlados. 

"Los jugadores dentro del campo decidieron que patee el Polaco y uno no está en la cabeza de los jugadores. Si yo sabía que lo iba a picar, me meto en la cancha. Hay decisiones buenas y malas y pudiéndonos haber ido con un triunfo, nos vamos con un punto que tiene sabor a poco", dijo Leandro Romagnoli, el técnico de San Lorenzo en la conferencia de prensa posterior. El episodio tendrá efectos en la semana azulgrana.

San Lorenzo necesitaba los tres puntos para alejarse de los últimos puestos de la tabla anual y mejorar una campaña deficiente. Pero con el empate quedó a ocho de Tigre, que por ahora está perdiendo la categoría. En cambio, Godoy Cruz sumá 52 y pelea por una plaza en la próxima Copa Libertadores.

El partido fue malo y casi no tuvo llegadas. Pero se lo recordará por el gesto irresponsable de Fydriszewski que tuvo en sus pies el triunfo azulgrana y decidió que no era el momento.