Las fuerzas de seguridad no son entrenadas para disuadir a quienes ejercen su derecho a manifestar. El objetivo es enfrentar, golpear, gasear e incluso provocar lesiones. A tal punto que en uno de los entrenamientos a cargo de la Policía Federal (PFA) terminó herido y hospitalizado un agente de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), que ahora no puede ni trabajar, algo que se intentó ocultar. Quedó con lesiones en las manos y los muslos producto de uno de los ejercicios donde un colega que le disparaba en espejo gatilló una escopeta que en lugar de balas "inertes" (que no deberían salir eyectadas) tenía municiones de goma. El episodio, según funcionarios de seguridad, no fue objeto de ningún sumario interno, investigación administrativa ni judicial. La clase sobre uso de armas la daba el suboficial instructor de tiro Jorge Delgado, cuñado del jefe de la Policía Federal, Luis Alejandro Rollé.

Una característica de la represión por parte de las fuerzas de seguridad de la gestión de Patricia Bullrich es que cada vez que hay una protesta los agentes utilizan las llamadas armas menos letales (balas de goma, gases, carros hidrantes) a corta distancia y/o apuntan a zonas críticas del cuerpo como los ojos. Como es obvio, esto deja en cada marcha un tendal de heridos/as. Con los métodos del protocolo antipiquetes hasta en los cursos para especializarse como guía de perros (o canes) detectores de drogas, les enseñan a los efectivos a disparar en busca de "orden", con la excusa de despejar la calle. De eso se trataba el entrenamiento que realizaba el oficial de la PSA herido.

Se supone que el objetivo de la policía al disparar balas de goma ante una manifestación o multitud es dispersar y mantener distancia. Hasta en las propias filas de las fuerzas de seguridad hoy hay quienes entienden que les enseñan a disciplinar y no importa si el costo es causar heridas, hasta inhabilitantes, a quienes protestan. En lo que va del año, según los datos recopilados por la Comisión Provincial por la Memoria, hubo 1.213 personas heridas en movilizaciones, en especial por gases lacrimógenos y pimienta. También con balas de goma. Un caso conocido es el del abogado del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos, Matías Aufieri, quien perdió la visión de un ojo en la primera protesta contra la Ley Bases (Ómnibus por entonces). Lo que alteró algunos ánimos hacia adentro de las fuerzas es que la formación de los agentes sea vivir circunstancias de este tipo en carne propia. No ven necesariamente una compensación en la promesa de que los protegerán ante cualquier eventualidad con la teoría de la legítima defensa. 

Un episodio tapado

Existió un "parte" policial que relataba el episodio ocurrido en el curso de Guía Especializado en Canes, pero que no circuló por el sistema GDE (de Gestión Documental Electrónica) para oficializar la situación. Lo llaman, en la jerga policial, "un blanco". No tiene firma, pero todos los datos serían reales. En esta ocasión se refiere al hecho ocurrido el 26 de septiembre a las 9 de la mañana. El curso, en términos especializados, se llama "Operador Cinotécnico Policial" y está anunciado en el Orden del día Interna 40 que se publicó en febrero último, y que duraba desde el 2 de septiembre hasta el 11 de octubre. Estaba dirigido a personal de la Policía Federal, oficiales subalternos y suboficiales y agentes pertenecientes a la Dirección General de Agencias Regionales Federales, Superintendencia de Drogas Peligrosas y becarios de otras fuerzas de seguridad y también de países limítrofes. 

El texto, al que accedió Página/12, dice: "En momentos en que se realizaba la actividad de Armas, que es parte del programa de instrucción, siendo dictada la clase por el Suboficial Mayor L.P 53.429 Jorge Delgado (Instructor de Tiro), este dispuso un ejercicio donde los cursantes accionaban las escopetas cargadas con cartuchos inerte que permite que los cursantes practican cargas, disparo y recarga, denominado este ejercicio trabajo en espejo. Es así que en momentos en que el cursante Oficial Subayudante L.P 423.045 Nicolas Ortigoza perteneciente a la Policía de la Provincia de Bs. As manipulaba una escopeta efectúa un disparo que impacta en ambas manos y muslo del cursante que se encontraba frente al mismo siendo el Oficial Ayudante L.P 508.623 Rodrigo Martínez perteneciente a la Policía de Seguridad Aeroportuaria (sic)". Después consigna que llevaron a Martínez al puesto médico del lugar y tenía "heridas por proyectil de goma en ambas manos y ambos muslos cara anterior". Lo derivaron al Hospital Churruca y le hicieron estudios. "Por circunstancias que se desconocen --dice el informe-- entre los cartuchos inertes se encontraba uno antitumulto".

En la sala de Comisarios Mayores e Inspectores de la PFA todos los días se informa si hay personal policial internado en el Churruca, heridos de bala, lesionados en servicios o situaciones similares del día previo. El nombre de Martínez no aparece allí el 27 de septiembre. Podrían alegar que es porque pertenece a otra fuerza, pero su problema se produjo en un curso dictado por la PFA.

Según allegados a la PSA, Martínez está con "licencia por ART". Se lo consideró víctima de un accidente laboral, que lo dejó imposibilitado de ejercer sus tareas. Confirmaron que no hubo investigación interna, contra la práctica histórica y la de otras fuerzas de seguridad provinciales. Lo que todo el mundo cree es que había dentro de la escopeta perdigones de goma, tal vez viejos, que se endurecen y pueden causar heridas importantes. Aunque el gobierno ha comprado municiones nuevas, en las fuerzas dicen que también usan las viejas para reprimir. Como sea, a corta distancia, cualquier bala de goma puede causar graves heridas y también matar. Tampoco se explican las clases de tiro en medio de un curso de guía de "canes", a los que --además-- no se debe exponer a ruidos de los disparos. En este caso, aseguran en la Policía Federal que no había perros en las cercanías, lo que no elimina el interrogante anterior.

El suboficial Delgado que enseña tiro, es instructor de armas, instructor policial, de caballería, de unidades operativas en la Dirección General Orden Urbano y Federal en el Departamento del Cuerpo Policía Montada de Policía Federal. Su hermana es la psicóloga social Patricia Elena Delgado, que está casada con el comisario general Rollé. Ella revista en la Policía Montada, creó la diplomatura de Psicología Policial en la Universidad Kennedy donde da cursos con su hermano; el hospital Churruca, a través de la Superintendencia de Bienestar de la policía, anunció que le otorgará el premio al "esfuerzo, dedicación y compromiso" como "prestadora alternativa", según la orden del día del 30 de septiembre último.

Línea de conducta

Además de su línea represiva para evitar la protesta y aplicar el ajuste, desde que Bullrich desembarcó en el ministerio de Seguridad volvió a implementar la llamada "doctrina Chocobar" (por el policía Luis Chocobar que mató a un ladrón por la espalda) a través de distintas resoluciones que habilitan a las fuerzas de seguridad a usar armas de fuego de manera discrecional, ante lo cualquier agente armado quiera diagnosticar como un peligro. Los Delgado convocaron para dar cursos en la Federal y en la Kennedy este año al expolicía y escritor español Ernesto Pérez Vera, quien ante el público suele contar que cuando tras "un enfrentamiento" tuvo que retirarse del ejercicio como policía, a nadie, ni dentro ni fuera de la fuerza, le importó nada. En uno de sus libros (Policías: Muerte en la calle. Anatomía del tiroteo) plantea que "ningún policía va a la cárcel o pierde su trabajo por disparar su arma de fuego".

Es la doctrina que alienta Bullrich con criterios arbitrarios de armas letales en manos de las fuerzas de seguridad. Impulsó una ley para lograr que los policías no puedan ser acusados aunque maten y las familias de esas víctimas no puedan querellar, pero aún no consiguió que avance. Con las armas no letales también se avala el uso discrecional, e incluso se alienta y entrena para usarlas para atacar en lugar de disuadir sin violencia. Las consecuencias pueden ser igualmente graves.

Rollé, quien llegó a jefe de la PFA de la mano del exjefe de gabinete Nicolás Posse y dos policías amigos a quienes conoció en Aeropuertos Argentina 2000 (donde fue ejecutivo), no está en su mejor momento. Quedó complicado por la difusión de un video fake con el que se intentó desligar a la policía del ataque a una niña de diez años que fue rociada en la cara con gas pimienta por un agente durante la protesta frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la ley que actualizaba las jubilaciones. También le trajo un dolor de cabeza la noticia de que la esposa del titular de la custodia del jefe de gabinete, Guillermo Francos, usaba un auto que había sido incautado en una investigación por narcotráfico. Se trataba del comisario Rodolfo Esteban Colaianni, Jefe de la División Seguridad.