Por primera vez, Kevin Benavides abre su alma para ir más allá de los logros deportivos o las frustraciones de estar en la élite mundial y no poder ganar siempre, como quisiera. Luego del accidente entrenando en Salta, el sábado el 11 de mayo de 2024, con traumatismo craneoencefálico y fractura del húmero en el brazo izquierdo, estuvo en coma inducido esperando la reabsorción de un hematoma que amenazaba con llevarse quién sabe cuánta vitalidad consigo, si es que lograba escapar a la muerte desde su estado delicado con pronóstico reservado. Pero el motociclista de 35 años salió adelante, con un gigantesco esfuerzo para afrontar lo que vendría, con una lesión en el brazo que afectó el nervio radial y tendones, la reconstrucción del daño y la incertidumbre de volver a ser parecido al de antes o no.
"Cuando desperté supe que algo malo había pasado", recordó el deportista que transitó los días más desconcertantes en su Salta natal. Ya habían pasado los peores momentos, donde sus allegados manejaron la información que recorrió el planeta por ser uno de los mejores pilotos de motos de rally raid y tener contrato con la marca austríaca KTM el que pendía de un hilo. "Yo estaba inconsciente, todo lo que sé lo supe por las personas que estuvieron ahí. Ellos la pasaron muy mal, sufrieron mucho y recuerdo que cuando empecé a despertar pude ver sus caras de preocupación. Este es un deporte de riesgo, se asumen consecuencias, es lindo pero peligroso. Lo que más duele es hacer sufrir a los que uno más quiere", afirmó Kevin. De camino al viejo continente para continuar su rehabilitación, en un diálogo exclusivo, Benavides repasó los meses más difíciles de su vida, el sufrimiento de su familia, la rehabilitación y el desahogo que significó volver a su pasión: la moto.
-¿En qué etapa de recuperación estás?
-Desde ese 11 de mayo cambiaron muchas cosas, sobre todo porque estuve cerca de pasar para el otro lado. El golpe en la cabeza fue lo más complicado, pasaron tres semanas hasta operarme porque había que esperar que se desinflame. La otra parte, la parte mecánica, viene siendo muy complicada. No solo fue una quebradura, de las que pasé muchas, sino que fue el nervio radial el que estaba roto. Me sacaron un injerto del pie y me lo pusieron pero el gran problema es que eso demora y 50 días después me sometí a otra operación, donde cambiaron de lugar ciertos tendones y tuve que esperar 30 días más. En medio me llevé un gran susto, porque empecé a entrenar, quise ir a fondo y tuve una inflamación. Pensé que se había cortado pero por suerte estaba bien.
-¿Temías no volver a manejar la moto?
-Si. No te voy a mentir de que esas ideas no se me cruzaron. Pero me mantuve firme y esperanzado. Cuando probé la moto me di cuenta de que sí se puede. Obviamente, como te dije en alguna oportunidad, en los autos es donde me gustaría seguir pero que sigan esperando. Siento que hay más para hacer en moto.
-¿Cómo fue el regreso?
-Era lo que más quería. Fue una sensación extraña pero lo importante es que no tuve mareos. Eran cosas que podían pasar, pero salió todo perfecto. Hay que ir con paciencia para no pasarse, los tendones y el nervio llevan su tiempo de recuperación. Anduve casi una hora, así que fue demasiado, un camino duro desde ese 11 de mayo hasta ahora.
-¿Pensas en correr el Dakar en enero?
-Por supuesto que sí, en mi cabeza están los días de preparación para el Dakar. Resulta mucho o poco, depende de cómo lo veas, pero tengo la fe de que es posible. También tengo la preparación mental para, si no se puede llegar, intentar el próximo año.
-¿Sentiste algún temor?
-No tengo ningún tipo de miedo, porque mi accidente no fue a mucha velocidad. Soy creyente, cuando las cosas tienen que suceder van a suceder. También es peligroso bañarse y resbalar en la bañera. Lo que yo hago es riesgoso, pero me preparo mucho para hacerlo. Si simplemente me subo a la moto para hacer un Dakar sería un loco, en cambio trabajo todos los días para eso.
Kevin Benavides lleva una década en el rally raid. Fue una revelación en su debut, llegaron contratos de fábricas de primer nivel, pero también superó obstáculos hasta llegar a la cima. "Tuve una linda carrera mental, la vida te pone dificultades para enfrentar y aprender. Rompí motores, me penalizaron y un montón de cosas pasaron; pero también gané dos veces el Dakar. Cada situación sirvió para eso y superar los desafíos es la manera de crecer", concluyó. En Arabia Saudita del 3 al 17 de enero tendrá otra cita con el Rally Dakar.