A poco más de un año de su debut local, de la mano de Lollapalooza Argentina, Mother Mother regresa a Buenos Aires para encarar su primer show propio. “Cuando vas por primera vez a una ciudad, te van a ver un centenar de personas, si tenés suerte. Y luego vas escalando en convocatoria. Pero nosotros fuimos afortunados”, afirma Ryan Guldemond, cantante y guitarrista del grupo que se presentará en C Complejo Art Media el viernes 25 de octubre, a las 20 hs.
“No sólo estuvimos en un festival copado, sino que también recibimos el cariño de la gente. Al llegar al hotel, nos esperaban unos 200 fans. Muchos de ellos ni siquiera tenían entrada. No estaban tristes por no haber ido, les alegró haber conectado. Eso habla muy bien de la gente en Argentina. Esa positividad y pasión esperamos poder devolverla en el recital”, destaca el músico integrante de la banda canadiense.
Los canadienses vuelven además para defender en vivo su nuevo disco, Grief Chapter, publicado en febrero de 2024. “Nos encerramos en una habitación grande y hermosa durante cien días, e intentamos hacer algo grandioso”, ilustra el músico. “El espíritu de este disco era cerrar la puerta y tirar la llave. Estábamos impulsados a encontrar el sonido que teníamos en la cabeza. Por eso la naturaleza del proceso de grabación fue muy obsesiva, concentrada y casi autoindulgente”. Este noveno álbum de estudio puso el foco en la muerte, aunque no desde una perspectiva triste o pesimista. Lo hizo desde la condición humana. “No nos sentamos y decidimos: ‘Queremos escribir sobre la muerte’", revela quien puso a dialogar a la parca con la vida, la religión y el existencialismo. “Dejamos que fluyera lo que nos estaba pasando”.
Una de las canciones que desencadenó el eje temático fue la que le dio título al disco. “La escribí después de hablar con un amigo que estaba de luto por la muerte de su padre”, evoca Guldemond, al otro lado del zoom, desde Vancouver. “En una charla que tuvimos, le dije que parecía que estuviera en un ‘capítulo de duelo’ (traducción al español de Grief Chapter), y me sugirió que escribiera una canción llamada de esa manera. Así es como funciona la composición: viviendo la vida y hablando con tus amigos. Sin querer intentarlo, la canción refleja eso”. Mientras la épica “The Matrix” versa sobre la planificación del funeral del frontman, la ardiente “Explode!” advierte que su autor precisa una “camisa de fuerza después del sexo”. No le basta el Xanax para descansar: sólo lo hará cuando haya muerto.
“End of Me”, en cambio, es más contemplativa porque no valora a la muerte como algo bueno o malo. “No somos más que humanos”, reflexiona el artista. “Es como si me metiera en la cabeza de alguien que puso a lidiar su ego con el romanticismo de la muerte”. En uno de sus pasajes, Guldemond se pregunta si está “loco”, para llamar la atención acerca de la importancia de hablar sin tapujos de la salud mental. “La música es terapia. Más allá de que escribas una letra positiva o no, una canción tiene el poder y la vibración de hacerte sentir mejor”, asegura. “Primero se conecta con los cuerpos físicos de las personas, y luego se descodifica la letra. Sacar a colación esto o la muerte no me parece algo malo. Creo que potencialmente puede inspirarnos a vivir con más reverencia y gratitud”.
Si este tema se apoya en la visceralidad para desarrollar el relato, “Grief Chapter” apela tan sólo por una guitarra acústica. Lo que la vuelve más oscura y descarnada. En el último álbum de la banda que colidera Molly Guldemond, hermana de Ryan, lo que abunda son los matices. De esto pueden dar constancia sus 12 canciones, de las que sobresalen el funky “God’s Plan”, el pop fantasmagórico “To My Heart”, el indie empíreo “The Matrix” o la bailable “Days”. A propósito de este rasgo, el también coproductor del disco explica: “La música tiene que sonar como la sentís. Para eso hay que apagar el cerebro y dejarse guiar por el corazón. Lo que rescato del proceso creativo es que es borroso. Porque una vez que entraste al estudio, todo sucede tan rápidamente que parece un accidente”.
El quinteto nació en medio del auge del indie canadiense, en la primera década de este siglo. Sin embargo, pese a que Mother Mother tiene coincidencias estéticas con artistas como Arcade Fire y Broken Social Scene, Ryan Guldemond toma distancia de esa escena. “Me siento agradecido y orgulloso de vivir en Canadá, porque es un país seguro y te brinda muchas oportunidades para crecer como persona y artista”, reconoce el músico. “Pero si tengo que buscar el lugar de origen de nuestra música, te digo que proviene del cosmos. No somos patriotas, ni tampoco usamos las canciones para reivindicar la idiosincrasia canadiense. Intentamos ahondar en el alma. Canadá es un lugar lo suficientemente pequeño como para que cuando surjan suficientes bandas sea como ‘Oh, hay algo canadiense’”.
En sus 19 años de trayectoria, el grupo ha sido coherente en su forma de abordar la música y las letras. Aparte del bienestar cognitivo, conductual y emocional, su repertorio se mete con tópicos como la libertad y la individualidad, lo que parece haber tocado la fibra sensible de la Generación Z. Durante la promoción de su disco anterior, Inside (2021), Jasmin Parkin, quien comparte el rol de cantante y tecladista con Molly Guldemond, destacó que buena parte de la repercusión que la banda experimentó después de la pandemia tuvo que ver con que sus canciones entraron en concomitancia con el proceso de desestigmatización de ciertos temas que antes eran tabú. Y ese destrabe, al igual que esa fecunda fuente de recientes seguidores, proviene en buena medida de las nuevas progenies.
La aparición de Inside se tradujo nada menos que en 300 millones de reproducciones en el perfil de Mother Mother en Spotify, cifra sorprendente para un artista que edita sus discos a través de su propio sello. En tanto que el video de la canción “Explode!” alcanzó las 700 millones de visitas en el canal de Youtube de la banda. Este sorprendente furor tuvo un responsable: Tiktok. “Es muy loco lo que nos pasó”, confiesa el frontman de Mother Mother. “Al comienzo de la pandemia, abrimos nuestra cuenta de Tiktok. Y de repente, la música de la banda empezó a explotar, y nosotros no sabíamos por qué. Más tarde descubrimos que había sido gracias a Tiktok. Así que descargamos la aplicación, y continuamos probando cosas. Tiktok y la gente simplemente hicieron todo el trabajo. Aunque nos arrojamos al vacío, nunca dejamos de ser nosotros mismos. Bendito sea el universo”.