Una historia de amor, poder y muerte en plena calle Corrientes. Una circunstancia acaso no extraña a la propuesta teatral de la agitada arteria del centro de Buenos Aires, aunque en este caso es una ópera lírica. De eso se trata la versión de Tosca, el melodrama en tres actos de Giacomo Puccini sobre libreto de Luigi Illica y Giuseppe Giacos –a partir del drama de Victorien Sardou-, que estr lunes a las 20 presentará el Ópera Festival Buenos Aires en el Teatro Astral (Corrientes 1639), con una segunda función el próximo lunes 21 de octubre.
“Tosca es una de las mejores óperas que existen, desde sus primeros acordes hasta su última frase musical logra atrapar al espectador, a los cantantes, a los músicos, a todos”, asegura la soprano Graciela de Gyldenfeldt, que encarna a Floria Tosca, en diálogo con Página/12. Un torbellino trágico sobre un fondo histórico –la Roma de Pio VII, entre la restauración papal de finales del siglo XVII, las noticias contrastantes de la Batalla de Marengo y el miedo a la expansión napoleónica– se resuelve con recursos musicales originales, que rozando los bordes del expresionismo se deja atravesar por ese verismo de terciopelo con el que Puccini le ponía un alma a sus criaturas. “Es una historia con hechos tan reales y legítimos, que se pueden reflejar y repetir en cualquier sociedad, en cualquier país y desde cualquier cultura”, observa la soprano.
El triángulo dramático se completa con el gran barítono Luis Gaeta en el papel del Barón Scarpia, y los tenores Rodrigo Olmedo y Gabriel García -en cada una de las funciones– como Mario Cavaradossi. Como el sacristán estará Gustavo Guibert, otro destacado barítono. La puesta contará con la dirección escénica y el diseño de luces de Boris, y la escenografía y el vestuario de Mariela Daga. La dirección musical, al frente del Coro y la Orquesta del Ópera Festival Buenos Aires, será de Roverto Luvini.
Después de El holandés errante, de Richard Wagner, y Hansel y Gretel, de Engelbert Humperdinck, Tosca es el tercer título de la temporada del Ópera Festival Buenos Aires, del que Gyldenfeldt es además directora artística. Un esfuerzo independiente que nutre la escena lírica porteña con propuestas de notable nivel artístico. “Este es el año del centenario de la muerte de Puccini –murió en Bruselas el 29 de noviembre de 1924–, que fue quien dio un lugar de privilegio a los personajes femeninos, tanto en lo vocal como en lo dramático. Era natural que decidiésemos rendirle este homenaje y culminar esta temporada con su Tosca”, agrega Gyldenfeldt. “Floria Tosca es una de las grandes heroínas puccinianas, sus virtudes son múltiples y hasta quizás suenan hoy en día poco comunes: el amor leal, el repudio a la traición y a la tortura, la dedicación al bien del prójimo, la persona que no negocia con el mal incluso a riesgo de perder la propia vida”, enfatiza la cantante.
“Tosca es una artista entregada a su don y lo asume con decoro y valentía, entre la arrogancia de Scarpia y la dulzura de su amante Cavaradossi”, resume Gyldenfeldt, que debutó este papel recién cuando sintió que había alcanzado la madurez necesaria. “Asumí el rol de Tosca recién a los 38 años, como sabiamente me aconsejaron mis maestros. Las características dramáticas de su registro vocal van desde el canto más sublime, por ejemplo en la famosa plegaria "Vissi d´arte", hasta el crimen en defensa propia en el dúo con el barón Scarpia, el jefe de policía. Siempre es un placer volver a un rol con el que me identifico, porque una artista se encuentra muchas veces en situaciones sociales tan difíciles como la intriga, la traición, la lucha por el amor sublime y la bondad. Le agradezco a Tosca su espíritu para poder recrearlo desde lugar de cantante”, agrega Gyldenfeldt.
Una sólida unidad de tiempo, espacio y acción caracterizan la trama de Tosca, estrenada en Roma en enero de 1900. La historia concentra las poco más de dieciséis horas que se proyectan desde el Ángelus declamado por el sacristán poco después del comienzo, hasta la “cuarta hora” que Scarpia señala para el malogrado último encuentro entre Tosca y Cavaradossi. Sobre el trasfondo histórico, la música de Tosca teje una compleja red de efectos poniendo en juego alternativas expresivas.
"Tosca también es una ópera revolucionaria porque refleja las virtudes y defectos humanos hasta los extremos más inusitados. Porque aunque el final de esta historia tan fascinante como intensa es triste y dramático, nos deja formas de esperanza por las cuales vivir”, concluye Gyldenfeldt.