SpaceX tuvo éxito este domingo en una maniobra, que ya es considerada un hito para la ingeniería espacial: la empresa pudo atrapar el propulsor de su megacohete Starship tras un vuelo de prueba de casi nueve minutos, un logro que puede ser un paso decisivo para la reutilización de este pesado lanzador.
Antes de que el propulsor bautizado Super Heavy tocara el suelo cuando regresaba a su plataforma de lanzamiento, unos brazos mecánicos instalados en la torre, apodados "los palillos", se cerraron sobre el aparato y lo inmovilizaron, según un video difundido por la empresa del multimillonario Elon Musk.
Poco después, la parte superior de Starship amerizó en el océano Índico, tal y como estaba previsto.
"La nave aterrizó precisamente en el objetivo", dijo Musk sobre el quinto vuelo de prueba del vehículo. "Segundo de los dos objetivos conseguido".
La exitosa "captura" del propulsor en su plataforma de lanzamiento de Texas hizo que el personal de la compañía también celebrara: "Amigos, este es un día para los libros de historia de ingeniería", dijo un portavoz de Space X durante la transmisión en vivo de la empresa. "La torre atrapó el cohete", publicó Musk en X, por su parte
En junio, la compañía ya había logrado por primera vez un amerizaje sin contratiempos en el océano Índico en otro vuelo de prueba.
El objetivo era que las dos partes del cohete —el más grande y potente del mundo—sean recuperadas y reutilizadas luego de cada vuelo, con lo que SpaceX busca poder lanzar más cohetes, más rápido y a menor costo.
La empresa de Musk tiene como objetivo usar Starship para colonizar Marte y el desempeño de estas naves es seguido de cerca por la Nasa, que felicitó a SpaceX por el éxito de la maniobra y cuenta con este programa para llevar a sus astronautas a la Luna.
El cohete se compone de la fase llamada Super Heavy, que mide unos 70 metros, y encima de ésta la nave del Starship, sumando en conjunto 120 metros.
Las controversias: quejas al gobierno y contaminacion ambiental
SpaceX está desarrollando la Starship a toda velocidad, lanzando prototipos sin carga para corregir rápidamente cualquier problema que surja en situaciones reales de vuelo.
En las últimas semanas, la empresa se quejó abiertamente de la lentitud del organismo regulador de la aviación estadounidense (FAA), encargado de autorizar los vuelos.
"Se tarda más en completar el papeleo necesario para obtener una licencia para lanzar un cohete que en diseñar y construir el propio hardware", se quejaba la empresa en un inusual y extenso comunicado de prensa en septiembre.
Musk, que apoya al republicano Donald Trump en las elecciones presidenciales del 5 de noviembre en Estados Unidos, había pedido al jefe de la FAA que dimitiera.
SpaceX también lucha contra acusaciones de contaminación ambiental, especialmente vinculadas al diluvio de agua que se vierte durante cada lanzamiento de Starship cuando se encienden los motores, con el fin de atenuar las ondas acústicas y limitar así las vibraciones.
Este sistema se agregó después de que el primer vuelo de prueba, en abril de 2023, destruyera parte de la plataforma de lanzamiento bajo la fuerza del despegue, catapultando escombros y una nube de polvo.
Varias asociaciones ecologistas han denunciado los daños causados por las operaciones de SpaceX a las especies animales, ya que la base espacial está instalada justo al lado de una reserva protegida.