SEIS EXPRESIONES DE MILEI CONTRA LA EDUCACION PUBLICA

Por Mariano Echenique (Autor de “100 preguntas sobre la

educación superior argentina”, Rosario, Homo Sapiens)

Tras la masiva marcha nacional universitaria del 2 de octubre y en ocasión de expresarse en la red X y en el CCK el presidente Milei arrojó algunas afirmaciones sobre la educación superior argentina que resulta interesante desmenuzar.

1. En primer lugar en la red X intentó demostrar que las universidades nacionales no usan eficientemente sus recursos.

Para ello tomó como ejemplo a la Universidad Nacional de Rosario, que con 85.000 estudiantes cuenta con 10.000 empleados.

Sus prejuicios lo llevaron a la conclusión que había 8 empleados por cada estudiante.

En verdad la UNR cuenta con 2500 empleados nodocentes, 6700 docentes universitarios y 900 docentes preuniversitarios: hay 8 estudiantes cada 1 docente o nodocente.

En la UBA hay 310.000 estudiantes, 23.000 docentes y 13.000 nodocentes (también 1 cada 8)), en Córdoba 132.000, 10.000 y 2000 (1 cada 9) y en La Plata 108.000, 12.000 y 3000 (1 cada 7).

Los datos corresponden al relevamiento 2018.

2. En el CCK afirmó que la universidad pública “hoy no le sirve más que a los hijos de los ricos”, un verdadero exabrupto dado que la mayoría de los estudiantes son a la vez trabajadores, cada año crece la participación del quintil mas pobre en el total del alumnado, y en las universidades recientes la mayoría de los estudiantes son primera generación de universitarios, además de ignorar deliberadamente las tareas de extensión y las prestaciones directas de las universidades, como por ejemplo los hospitales universitarios gratuitos.

3. Embistió contra la universidad gratuita afirmando que “el mito de la universidad gratis se convierte en un subsidio de los pobres a los ricos”, remanido argumento de los años 90 cuando el menemismo promovía un arancelamiento con becas para los “pobres meritorios”. La gratuidad universitaria, reiniciada por el presidente Alfonsín en 1984 tras los tres años en que rigió el arancelamiento de la dictadura (1981 a 1983), asegurada en la Constitución de 1994 y en la Ley 27.204 de 2015, votada afirmativamente por FPV, UCR, Peronismo Federal y Progresistas, con la sola oposición del PRO, cuenta con un amplio respaldo social ya que despeja un importante obstáculo para las y los estudiantes que ya enfrentan otros obstáculos (como trayectorias educativas interrumpidas por provenir de familias socialmente vulnerables, etc.).

4. “En vez de defender una universidad para los ricos deberían pedir una educación inicial de calidad para todos” señaló Milei, retomando un viejo argumento del Banco Mundial de los años 90, que postulaba entonces que era mejor suprimir los almuerzos o meriendas escolares y brindar fuertes desayunos. La contraposición de niveles (educación básica versus superior) ignora la necesaria sinergia: habrá buena educación en la medida en que ensanchemos y mejoremos todos los niveles educativos, sin buena formación superior docente no habrá buena educación inicial, del mismo modo que no podemos abandonar la investigación de las nuevas pandemias con el argumento de que aún existe el mal de Chagas.

5. Las universidades públicas, según señaló el presidente, serían “un curro” y la solución sería auditarlas. Aquí se quiere instalar una mentira, ya que son periódicamente auditadas por la AGN, y sumar las universidades públicas a su “galería de bestias negras” integrada por la democracia, la política, el Estado, los sindicatos, el populismo, el socialismo, el progresismo, etc., un verdadero disparate.

6. Por último acusó al “populismo” de degradar a Sarmiento y a Roca. En este sentido cabe recordar que cuando el presidente Perón nacionalizó los ferrocarriles bautizó con el nombre de ambos a dos de las líneas férreas y que no fue radical, ni peronista ni socialista quien escribió: “Existen los derechos de no enseñar y de no aprender, por lo que la obligación establecida en la Ley 1420 no respeta este precepto constitucional… quienes forjaron el país en ese entonces creyeron necesario imponer una educación sin pensar que no existe mayor integrador que los intercambios voluntarios que realizan individuos libres que se benefician mutuamente”. La cita corresponde a Alberto Benegas Lynch y Martin Krause, en la revista Libertas nro, 20, de 1994.