Como primera medida, antes de otorgarle una identidad a su equipo y asegurar la clasificación para la Copa Libertadores 2025, el nuevo técnico boquense, Fernando Gago, deberá retomar el control del vestuario. Un espacio arisco que el presidente Juan Román Riquelme puso a cargo de jugadores de mucho recorrido (Marcos Rojo, Edinson Cavani y Sergio Romero) y que en los últimos tiempos de su gestión, a Diego Martínez, el entrenador saliente, se le había tornado casi ingobernable.