La directora de lo que hasta hace quince días –y durante 52 años- fue el Museo Nacional de la Historia del Traje, Victoria Salías, visitará hoy Rosario para visibilizar la situación de la entidad, que fue cerrada por decreto presidencial para reconvertirse, aparentemente, en una mera colección dependiente del Museo Histórico Nacional (MHN). “Hay una situación de falta absoluta de organización y coordinación en la medida que tomaron”, dijo la funcionaria a Rosario/12, para quien la decisión se llevó a cabo “con cierta saña, como queriendo destruirlo, borrar del mapa el nombre del museo”.

La decisión oficial la conoció por medio del Boletín Oficial, cuando el gobierno publicó el decreto, el 30 de septiembre último. La “desaparición” del único museo argentino de su especialidad afecta también a estudiantes e investigadores de diseño y de historia de la indumentaria, y deja en suspenso un acervo cultural relevante: 9.700 prendas y objetos de uso cotidiano; 3.500 libros y revistas de moda y un archivo fotográfico y documental de 4 mil ejemplares.

El Museo Nacional de la Historia del Traje es uno de los pocos de su tipo en Latinoamérica. Fue creado en 1972 como dependiente del MHN y, por decreto del ex presidente Raúl Alfonsín, en 1986 se convirtió en un organismo autónomo. Su colección atrae a estudiantes e investigadores no solo de la Argentina, sino “de todas partes del mundo”, contó Salías.

El 30 de septiembre, la directora del Museo se enteró por el Boletín Oficial de la existencia de un decreto “que derogaba mi cargo”. “Yo venía dialogando mucho, y creía que muy bien, con la Subsecretaria del área (Liliana Barela) y con la directora de museos (María Inés Rodríguez Aguilar), que se manifestaron en reuniones como que ellas estaban allí por su perfil técnico, pero que no eran de la gestión. Con la idea de que venían a defender el patrimonio de los museos”, dijo Salías a este diario.

Agregó que en los días previos “nos propusieron un espacio permanente en el Centro Cultural Kirchner (CCK, que ya tampoco se llama así). Cuando me entero del decreto, el lunes 30 de septiembre, veníamos de inaugurar una muestra en el CCK donde la Subsecretaria habló de la riqueza del patrimonio del museo”.

Ese cambio abrupto e imprevisto, la llevó a asegurar que “hay como una situación de falta absoluta de organización y coordinación en la medida que tomaron. Falta total de criterio de cómo trabajar una situación semejante”.

“Porque -explicó-, más allá de que yo no estuviera de acuerdo, perfectamente podrían haber planteado que necesitaban que el museo fuera una colección, y que podríamos haber trabajado en conjunto y hacer una transición ordenada”.

Pero nada de eso sucedió, cuenta Salías, que concursó el cargo en 2017. El argumento libertario, como en la mayoría de los recortes estatales que efectuó, se reduce a cuestiones económicas y a la necesidad de ahorro fiscal.

“En este planto del ahorro, proponen hacer en nuestro edificio un centro cultural para teatro emergente”, contó Salías, para preguntarse: “¿Decime si la Ciudad de Buenos Aires necesita otro centro cultural así, habiendo mil? Y, además, en el cual el privado ya invierte, que es lo que supuestamente este gobierno ve como ideal”.

El patrimonio del Museo tiene 9700 prendas y objetos. 
 
 

 

¿Qué hace la institución reducida a colección? “El museo, además de tener exposiciones y recibir visitas, recibe escuela, se hace reflexionar a los estudiantes sobre la indumentaria, sobre las cuestiones del vestir, lo que tiene que ver con la identidad que se manifiesta en la indumentaria y el vestir, se reflexiona sobre distintos períodos históricos”, explicó la directora.

Además, trabaja con carreras universitarias de diseño y, dependiendo de la materia que pide la visita, “se les saca de la reserva para que puedan ver en vivo y en directo distintas piezas de los diferentes períodos históricos, rubros de la indumentaria, piezas de sastrería o de corsetería, ropa del siglo XIX o XX”.

Salías remarcó que, de ese modo, para los estudiantes “hay una posibilidad de aproximación a esa indumentaria y a esa historia que es totalmente diferente a aprenderlo en un libro”. Ahora, con el nuevo rango del museo, “todo eso se limita y desaparece”.

La diseñadora y docente explicó, además, por qué es importante tener un museo de indumentaria y moda, como poseen la mayoría de los países de Europa, Canadá, Estados Unidos y también naciones de oriente.

“Todas las manifestaciones culturales de una sociedad son importantes y relevantes y merecen ser conservadas, porque son parte de nuestra historia. La indumentaria es lo que todos en una sociedad tenemos en común. El uso de ciertas prendas, es como la interfaz que tenemos con el resto de la gente”, dijo.

La indumentaria “es parte de la cultura material de una sociedad”, continuó Salías, para agregar que “así como podés conservar objetos, arte, cultura, papeles, documentos, también se conserva la indumentaria y los textiles”.

Además de exhibiciones y muestras, el museo ofrece cursos y talleres, capacitaciones de diverso tipo y “una red que se llama Modalia, que incluye a 53 muesos del país que tienen colecciones de textil e indumentaria”, sostuvo.

Con ellos, abundó, “hacemos intercambio de saberes, les damos capacitación, les ayudamos a catalogar piezas, a aprender técnicas de guarda y conservación, de restauración, cómo exhibir el patrimonio, una cantidad de contenidos que supongo yo que van a dejar de hacerse, porque no tenemos muy en claro cuánto de esto va a permanecer”.

La hasta hace poco directors del museo va a estar hoy a las 9.30 en el Espacio Diseño e Indumentaria de la Facultad de Humanidades y Artes, en Montevideo 970. Allí, acompañada de la coordinadora de la carrera de Diseño de Humanidades, María Laura Carrascal, dará una charla titulada: “¿Para qué sirve un Museo Nacional de la Historia del Traje?”.