Al Pacino se ha sincerado sobre sus problemas iniciales en el rodaje de El Padrino, revelando cómo estuvo a punto de ser "despedido" de la producción por las dudas sobre su interpretación. El actor, de 84 años, interpretó el papel de Michael Corleone, el hijo pródigo del capo de la mafia Vito Corleone (Marlon Brando) en la crucial película sobre la mafia de 1972. Aunque recibió críticas muy favorables y fue nominado al Oscar por su papel en la película, Pacino recordó la respuesta negativa que había tenido su trabajo tras rodar las primeras escenas.
En un extracto de sus nuevas memorias, Sonny Boy, que se publica el martes 15, Pacino dijo que no le gustó la escena con la que tuvo que hacer la audición, que era emocionalmente reducida y consistía en gran parte en dar contexto. Sin embargo, consiguió el papel, y el director Francis Ford Coppola lo prefirió a él antes que a los demás. Cuando empezó el rodaje, escribió: "(La coprotagonista Diane Keaton) y yo nos pasamos los primeros días riéndonos el uno del otro, teniendo que interpretar esa escena inicial de contexto de la boda que tanto odiábamos". "Basándonos sólo en esa escena, estábamos seguros de que estábamos en la peor película jamás rodada, y cuando terminábamos el rodaje del día, volvíamos a Manhattan y nos emborrachábamos. Pensábamos que nuestras carreras estaban acabadas".
Cuando los ejecutivos del estudio Paramount empezaron a ver las secuencias que se habían rodado, se plantearon, según Pacino, "si yo era el actor adecuado para el papel". "En el set corrió el rumor de que iban a echarme de la película", explica. "Se notaba esa pérdida de ímpetu cuando rodábamos. Había malestar entre la gente, incluso entre el equipo, cuando yo trabajaba. Era muy consciente de ello. "Se decía que iban a despedirme y probablemente también al director. No es que Francis no lo hiciera bien, para nada, pero él era el responsable de que yo estuviera en la película".
En ese momento, se reunió con Coppola, quien le dijo que no creía que Pacino estuviera "trabajando". "Fui a una sala de proyección al día siguiente. Y cuando vi el metraje, todas las escenas de muy al principio de la película, pensé para mis adentros: no creo que haya nada espectacular aquí", recordó. "No sabía qué pensar. Pero el efecto era sin duda el que yo quería. No quería que me vieran. Todo mi plan para Michael era mostrar que este chico no era consciente de las cosas y no aparecía con una personalidad especialmente llena de carisma. Mi idea era que este chico saliera de la nada. Ese era el poder de esta caracterización. Sólo así podía funcionar: la aparición de esta persona, el descubrimiento de su capacidad y su potencial. Al final de la película, esperaba haber creado un enigma. Y creo que eso es lo que Francis también esperaba. Pero ninguno de los dos sabía cómo explicárselo al otro".
Según Pacino, entonces se adelantó en el calendario de rodaje una escena que le "permitiría demostrar de lo que era capaz": la escena del restaurante en la que Michael se venga de dos de sus enemigos. "Francis le mostró la escena del restaurante al estudio y cuando la vieron, había algo ahí", escribió. "Gracias a esa escena que acababa de interpretar, me mantuvieron en la película. Así que no me despidieron de El Padrino".
The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.