El lunes, puntualmente a las ocho de la mañana hora italiana, el papa Francisco recibió a la vicepresidenta argentina Victoria Villarruel y a su comitiva, en un escenario institucional como lo es habitualmente la Biblioteca del Palacio Apostólico, en el Vaticano. Sin embargo, más allá de la formalidad, tanto el breve video distribuido por el Vaticano, como las informaciones periodísticas que dejaron trascender desde el entorno de la vicepresidenta, hablan de un encuentro “cordial” que, se extendió durante casi una hora, algo poco frecuente para una audiencia inicialmente prevista para media hora.
Villarruel, a quien se vio sonriente en el video y mantuvo un descontracturado intercambio con Francisco, no hizo declaraciones a la prensa, pero desde su entorno se encargaron de destacar la “satisfacción” por una entrevista calificada de “muy positiva” con un Papa que se mostró “cordial y receptivo”. El hecho de que el Vaticano distribuyera un video con audios como síntesis del encuentro fue leído también positivamente, incluso para destacar –desde las mismas fuentes- que no había ocurrido lo mismo cuando se encontraron Jorge Bergoglio y el presidente Javier Milei.
La vicepresidenta estuvo acompañada en la ocasión por María Laura Arnejo, directora de ceremonial del Senado, por el embajador argentino ante la Santa Sede, Luis Pablo Beltramino, y por María Guadalupe Jones, secretaria privada de Villarruel, activa militante por la liberación de los genocidas e hija de Juan Carlos Jones Tamayo, ex miembro de inteligencia del Ejército y condenado a perpetua por crímenes de lesa humanidad.
En el video de casi dos minutos distribuido por la Santa Sede se puede ver el saludo entre el Papa y Villarruel. En el momento en que Francisco la recibe con “Buen día señora, cómo está, un gusto verla” y le extiende la mano, la vicepresidenta le da un beso y le pregunta “¿cómo está?”. El Papa respondió “Todavía vivo” y replicó diciendo “¿Y usted sobrevive?” La respuesta de Villarruel fue: "Sí, yo también. Me alegra tanto verlo parado y bien".
En el mismo video se puede apreciar la despedida entre ambos. “Gracias por la visita y a no aflojar, a no perder el sentido del humor”, le dijo el Papa, mientras acompañaba a su visitante hasta la puerta de la Biblioteca. “No, no, rezo por usted, pero usted rece por mí”, le respondió Villarruel, para concluir, ya en camino hacia la salida, con un “Hasta luego, papa Francisco”.
Los trascendidos indican que la conversación entre ambos recorrió varios temas de la realidad argentina, y el Papa –como suele ser habitual él- se mostró sumamente interesado por la situación del país y dispuesto a escuchar sobre el particular a la vicepresidenta.
Francisco y Victoria Villarruel se conocían de antemano. Habían tenido un encuentro en Buenos Aires, siendo entonces Jorge Bergoglio arzobispo de la capital argentina y la actual vicepresidenta actuaba como abogada y organizadora de actividades para la liberación de los condenados por delitos de lesa humanidad.
Villarruel es la tercera persona del gobierno de La Libertad Avanza que el Papa recibe en poco menos de un mes, y en este caso lo hizo en medio de una agenda pontificia muy ajustada debido a la celebración en el Vaticano del Sínodo de los obispos con delegaciones de todo el mundo. El 16 de septiembre último, la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, fue recibida por Francisco en su residencia privada de Santa Marta. El mismo día Francisco se había encontrado con parte de la conducción de la CGT, oportunidad en la que invitó a los dirigentes a “no descansar buscando la justa distribución de la riqueza en un mundo cada vez más inequitativo”.
La semana pasada fue el turno del nuevo secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo, quien se reunió también con el Papa en la Biblioteca del Palacio Apostólico. En ese caso la entrevista fue calificada de “protocolar” por ambas partes.
El 20 de setiembre Francisco había utilizado la tribuna que le dio un simposio con movimientos sociales de todo el mundo, organizado por el Dicasterio (ministerio) para el Desarrollo Humano de la Santa Sede y con presencia en la sala del dirigente Juan Grabois, para pronunciarse críticamente sobre la realidad argentina. En esa presentación respaldó la lucha de las organizaciones, criticó la represión de las manifestaciones callejeras, ratificó la idea de “justicia social” rechazada por Javier Milei, denunció un pedido de coima por parte de un ministro y reprochó la actitud de los políticos que cambian sus convicciones por conveniencias personales.
Para los observadores de la política vaticana, es evidente que Bergoglio asume su condición de Jefe de Estado del Vaticano y en virtud de ello mantiene una relación institucional con el gobierno y evita los roces al recibir a quienes lo representan. Al mismo tiempo, se hace cargo de su rol de pastor universal de la Iglesia y, consciente de la gravedad de la situación argentina, Francisco también se empeña en generar las condiciones para ratificar el mensaje social que caracteriza su magisterio.