Estefanía Elizabeth Serapio, de 30 años de edad, ex estudiante de Enfermería en la Universidad Nacional de Salta, está desaparecida desde el 27 de septiembre de 2024. Ese día fue vista por última en la casa de su tío, Joaquín Anastacio. Ese día fue golpeada por su pareja, Ediberto López, y después desapareció. 

Estefanía, más conocida por su nombre originario, Keila, es parte de la comunidad indígena del Pueblo Wichí Yokwspehen, ubicada en el Kilómetro 20 de la ruta nacional 86, en jurisdicción del municipio de Tartagal, en el norte de la provincia de Salta. Pero desapareció cuando estaba a dos kilómetros de Tartagal, en la comunidad La Mora II, donde reside su tío (hermano de su madre) Joaquín Anastacio. 

La madre de Estefanía, Erminda Esteros, recién pudo denunciar la desaparición de su hija el 8 de octubre. En esa presentación informó que su hija mantenía una relación amorosa con Ediberto López, quien reside en la Comunidad Lapacho II, también al costado de la ruta 86, y del que dijo que "es violento contra la damnificada, adicto a sustancias prohibidas”.

Erminda, que es cacica de su comunidad y tiene un hijo y dos hijas más, expuso su desesperación en la denuncia policial: destacó que desde el 27 de septiembre "no la volvieron a ver (a Estefanía), temiendo que la haya sucedido algo malo a su hija”.

En la denuncia se hizo constar que iba a intervenir la fiscalía penal 2 de Tartagal. En la difusión de la desaparición para la búsqueda, la Fundación Voviendo a Casa sostuvo que la demora en recibir la denuncia se debió a "falta de personal". 

Salta/12 intentó hablar con Erminda, pero por fin habia conseguido conciliar el sueño después de una noche de desesperación y llanto, explicó su hermana, Isabel Esteros. "Mi sobrina era una chica dedicada al estudio", eligió contar para empezar la conversación. Había terminado la secundaria y estudiaba en la UNSa, y "después conoció a este chico Ediberto López", al que llaman Santiago. 

Isabel contó un hecho de violencia que sufrió la familia materna de Estefanía días antes de su desaparición, que puede tomarse como un antecedente de la agresión previa a su extravío. Una perra había atacado a un cachorrito, Santiago se enojó, "agarró un rastrillo", después de perseguir en vano al animal golpeó con el rastrillo la cabeza del hermano de Keila, luego agredió a toda la familia. En medio de ese descalabro, con el joven golpeado perdiendo sangre de la cabeza, el agresor se fue. 

"Nosotros siempre teníamos el temor de que él lleve a mi sobrina", lamentó Isabel. "Mi sobrina es buenísima, es muy amable, muy sociable" y creía que podía ayudar a su pareja a dejar de consumir "sustancias". Pero, en cambio, "la alegría de mi sobrina desapareció hace cuatro años, siempre anda triste, trabajando" para conseguir alimentos especialmente para López. 

Isabel Esteros dijo que hay denuncias de las agresiones que sufría Estefanía de parte de López, y las agresiones al resto de su familia. Recordó que en una ocasión el joven golpeó con un ladrillo en el estómago a Erminda Esteros, "y mi hermana le tenía terror a él". "Es como que él aprovechaba que ella estaba sola", lamentó. 

Días después Keila fue a Tartagal y se quedó, como solía hacer su familia cada vez que iba a la ciudad, en la casa de su tío Joaquín Anastacio, en La Mora II. Isabel Esteros contó que en ese lugar fue a verla Santiago, y que por una pariente política de Anastacio saben que el hombre la golpeó nuevamente. El relato de esta pariente es lo último que se sabe sobre el destino de Keila. Nadie de su familia materna la ha vuelto a ver y si bien su teléfono celular aparece encendido, no responde mensajes ni llamadas, una conducta atípica en ella. 

Isabel Esteros ratificó que la familia teme por la vida de su sobrina porque "él siempre la golpeaba hasta dejarla de cama". 

Con la ayuda de la Fundación Volviendo a Casa, la familia de Keila está pidiendo colaboración para tratar de ubicarla. Si alguien la vio o supo algo de ella puede informarlo al sistema de emergencias 911 o al teléfono 3873 23-5105.

Estefanía es de contextura delgada, mide 1,45 metros, tiene la tez trigueña, cabello castaño corto hasta los hombros. La última vez que fue vista por sus parientes vestía pollera larga verde, camiseta mangas largas negra, con rosa en los hombros.