Siete de cada diez noticias dedicadas en los medios a la inteligencia artificial aparecen con un tono netamente promocional, celebratorio y acrítico, más cercano al anuncio publicitario que al rigor periodístico dotado de contraste entre fuentes y diversidad de enfoques, evidencia un estudio de 760 publicaciones registradas entre 2023 y 2024.

Esa es la tendencia editorial predominante con la que se topará una persona que, por curiosidad o necesidad, encargue al buscador de Google -el más usado en la Argentina- que le presente las noticias que se publican sobre este tema.

El estudio permite comprobar que la mayoría abrumadora de las informaciones inducen en los títulos a asumir la presencia de un sistema capaz de decidir y sentenciar sobre todo tipo de situaciones de interés para las personas, las sociedades y, puede decirse, la civilización misma. Estos dispositivos son enunciados y promocionados sin identificaciones que permitan conocer cuáles son las corporaciones que los controlan y desarrollan, y sin observaciones disidentes o prevenciones acerca de sus respuestas, salvo en 3 de cada 10 títulos.

El caudal de material ofrecido por los medios a los que da acceso este tipo de acción en el motor de búsqueda, que son principalmente los llamados “nacionales”, tiende así a presentar a la inteligencia artificial como una suerte de dispositivo autónomo, neutral, que sabe todo lo que hay que saber y un poco más. Como si no perteneciera a una cadena de poder tecnológico transnacional que tiene intereses mercantiles, en manos de corporaciones con finalidades específicas y sus planes en el mundo, con capacidad para reunir millones y millones de datos, sí, pero que sin que jamás se explique cuáles fueron los posicionamientos culturales, políticos, geopolíticos y científicos incorporados y cuáles los descartados e ignorados, y por qué.

En el conjunto de los 760 títulos registrados campea una afirmación no contrastada según la cual la inteligencia artificial resuelve dilemas de la salud y dictamina cuál es la mejor ciudad del mundo para vivir o visitar. También que está en camino de revolucionar la ciencia en gran cantidad de disciplinas y de resolver desafíos del Derecho de manera milagrosamente ecuánime, “liberada” de pulsiones humanas. Junto a ello, anticipa cuál será el resultado de un partido de fútbol. Y, desde ya, es presentada con la capacidad de ofrecer graciosamente “soluciones” para que las personas ganen dinero con facilidad y conozcan el mejor camino para inversiones y negocios.

Es muy insistente, en gran cantidad de medios, la decisión editorial de incluir respuestas de la inteligencia artificial en torno de la industria del entretenimiento. Es casi un hábito mecanizado, que difunde como divertimento la supuesta evolución o transformación de personajes creados por las grandes productoras extranjeras de la animación, en lo que parece un recurso para captar el interés de un público específico. En menor medida, el mecanismo es aplicado a personas de la vida real, de la farándula o los deportistas, y sus círculos de pertenencia.

La inteligencia artificial, en este conjunto de noticias, analiza, evalúa y dictamina. Se pasó a escribirla con abuso de mayúsculas, lo que acaso trasluce una suerte de pleitesía. El lenguaje y el formato de los enunciados concede autenticidad a sus respuestas sobre una variedad muy amplia de temas, como las mejores y peores vocaciones profesionales, las ventajas y desventajas de países, regiones, provincias y ciudades, los mejores y peores rasgos de signos zodiacales. Hasta sentencia qué color es “mejor” que otro.

En la muy pequeña proporción de noticias dotadas con alguna prevención, crítica o equidistancia periodística, prevalecen preocupaciones a la afectación de puestos de trabajo, es decir oficios y profesiones que, se dice, serán inevitablemente arrasadas por este dispositivo tecnológico.

En esta tónica propagandística llaman la atención también las repeticiones: noticias que un mismo medio o grupo de medios repite dos, tres y hasta cuatro veces. Es natural que una misma novedad sea tratada por varios medios a la vez, pero no lo es tanto que sea exactamente con el mismo enfoque. Y, en no pocos casos, con las mismas palabras.

La inteligencia artificial es presentada en suma como herramienta para acelerar los procesos de la vida productiva y también para la toma de decisiones y la creatividad, áreas cada vez más afectadas en una vida precarizada. Su promoción para los espacios público y privado pretende ofrecer el camino hacia una "felicidad" predeterminada, mediante una distopía informática en la que, a cambio de tiempo, dejamos nuestros datos al azar. Así, nos volvemos más dependientes de respuestas rápidas en una sociedad cada vez más impaciente.

La carencia alarmante de un enfoque autónomo, que tiene sus muy escasas excepciones, alcanza en especial al daño ambiental que está causando el crecimiento vertiginoso de este negocio, pese a que cualquier medio puede indagar un poco y encontrar estudios consistentes en este campo.

* Socióloga y docente universitaria

** Escritor y periodista