Las cosas nunca fueron fáciles para The Mission. Iniciados en Leeds en 1986 por Wayne Hussey y Craig Adams como Sisterhood, debieron cambiar su nombre por una disputa con sus ex compañeros de The Sisters of Mercy. Una vez que se establecieron con su nuevo nombre descubrieron que del otro lado del océano, en Filadelfia, existía una banda de rhythm'n'blues con la misma denominación, y desde entonces debieron identificarse como The Mission UK. Pero sobrevivieron, y dejaron un puñado de discos que sirven de ejemplo cuando se quiere hablar de rock gótico, dark o sus variaciones. En 1996 hicieron una pausa, en 1999 se reactivaron, en 2008 se volvieron a guardar y en 2011 decidieron volver a la ruta.

Y esa ruta los trae de nuevo a Buenos Aires, como en aquel lejanísimo Obras Sanitarias de septiembre de 1988 o el Vorterix de 2022: este jueves 17 a las 19, la banda corporizará en Groove (Av. Santa Fe 4389) un irresistible doble programa junto a otros viejos guerreros como Christian Death, que en 1979 supieron levantar las mismas, oscuras banderas en la soleada California. Como apertura estarán los locales Inazulina, a las 18.30.

Pero The Mission no solo debió lidiar con las complicaciones de su nombre, sino también con un extraño prejuicio que la quiere ubicar en una suerte de Nacional B del rock oscuro. Quizá tuvo que ver con compartir la liga de vacas sagradas como The Cure, Bauhaus o Joy Division, pero la prensa británica -siempre propensa al ejercicio de un cinismo canchero- a menudo tuvo sobre ellos una mirada ninguneadora o condescendiente. Una auténtica injusticia: sí, The Mission quizá no pudo plasmar una obra maestra como The Head on the Door o In The Flat Field, pero no le faltan obras de valor, discos que forman parte del corpus histórico de los bretos negros.

El primero de ellos llegó cuando el pospunk que parió al movimiento dark había adoptado pátinas más cercanas al rock y pop clásicos. God's Own Medicine (1986) fue un gran debut; la banda podía ponerse siniestra con "Garden of Delight (Hereafter)" pero también lanzarse a una cabalgata vibrante en temas como "Stay With Me", "Severina" y "Wasteland", caracterizados por la profunda voz de Hussey. Junto a Adams, el guitarrista Simon Hinkler y el baterista Mick Brown, Wayne inició un camino en el que no faltaron apariciones como banda telonera de Psychedelic Furs y U2, una amistad con el ex Zeppelin John Paul Jones -que sabría darles un mano en la producción a partir del segundo disco, Children- pero también algunos problemitas con el alcohol y el inevitable stress de cargar con críticas negativas a pesar de grandes discos como Carved in Sand, de 1990. 

El derrotero de The Mission se volvió más errático en el nuevo siglo, pero los buenos resultados de Another Fall from Grace (2016) y la gira de 2017 junto a Alice Cooper trajo un nuevo impulso. La pandemia trajo otra pausa obligatoria, pero la reapertura les permitió completar un nuevo tour de 150 fechas con la formación casi original completada por el baterista Alex Baum. Nacido en Bristol, formado en Liverpool, oveja negra de la familia -que imaginaba para él un destino de misionero mormón, de allí el conflictivo nombre-, Wayne Hussey es hoy un sobreviviente de los darkosos '80 que aún tiene lo necesario para liderar un escenario.

Resulta adecuado que el doble programa de Groove integre a Christian Death -es su segunda visita al país-, que desde su mismo nombre postuló una resistencia rockera a todo control religioso. Harto de la rigidez bautista de sus padres, el cantante Rozz Williams fue uno de los pioneros de la tendencia oscura a la estadounidense, primero en el circuito de boliches de Los Angeles y luego con el debut de 1982 Only Theatre of Pain. Pero la historia de la banda es aún más enrevesada que la de The Mission: problemas de vínculos internos, un intenso coqueteo con las drogas y las dificultades de abrirse paso en una escena que empezaba a consagrar al hair metal antes que a propuestas extremas, llevaron a una disgregación, la intervención fugaz de múltiples instrumentistas y la salida de cuadro en 1985 del mismo Williams, que terminó quitándose la vida en 1989. 

Para entonces, Christian Death ya era liderado por el guitarrista y cantante alemán Valor Kand, el mismo que se subirá al escenario este jueves junto a la bajista y cantante holandesa Maitri, el otro pilar de la banda desde 1991. Los múltiples cambios de piel del grupo, con una interminable lista de músicos participantes, no le impiden mantener una identidad de ropaje oscuro que se volvió a expresar en el ominoso Evil Becomes Rule, lanzado en 2022: un disco ideal para amantes de "lo gótico" (término que Kand, como corresponde, detesta) que sabrán paladear el fangoso clima de "The Alpha and the Omega" o los brotes sónicos de "Elegant Sleeping". Al cabo, la banda bien puede alardear de su supervivencia: aun con una historia tan retorcida, han sido consistemente mencionados como influencia por gente de peso como Trent Reznor, Perry Farrell de Jane's Addiction y Jonathan Davis de Korn.

Atención, entonces, para quienes circulen el jueves por la zona de Plaza Italia: será una noche de oscura realeza. Una nueva ceremonia para la siempre disfrutable danza de los vampiros.

* Inazulina (a las 18.30), Christian Death (19.30) y The Mission (21) en Groove, Av. Santa Fe 4389.

Maitri y Valor Kand.