“Mi hija bajó de su pieza un día angustiada y nos contó la situación de cómo venía pasando todo. Fue muy puntual”, cuenta Igor, al referirse a esos minutos que generaron un cimbronazo al interior de su familia. Así, de esa forma, salía a la luz la denuncia realizada contra un joven de 17 años del Colegio San Agustiniano de San Andrés, en el partido bonaerense de San Martín, quien vendía a través de una plataforma fotos de sus compañeras alteradas con Inteligencia Artificial para que parecieran desnudas.

El caso de su hija no es el único. Junto a ella hay otras 21 niñas que tomaron acciones en este caso de abuso entre menores de edad. Tras la denuncia, se inició una causa que recayó en la Fiscalía de Responsabilidad Penal juvenil de San Martín, se ordenó un allanamiento en la casa del acusado y la Justicia adelantó que citarán a los padres del menor y a las autoridades del colegio.

Por la 750, Igor contó cómo viven el conflicto: “Un compañero de ellas actuó como comprador para hacer el puente y verificar que fuera él el que las hacía. Son 22 estudiantes afectadas. Lo que pasó fue que hicimos una denuncia en la fiscalía de menores. Actuaron bastante rápido. Hubo allanamientos y un montón de acciones, se llevaron computadoras, celulares”, explicó.

Y añadió: “Hay acusados, lo que pasa es que es menor, es inimputable. El colegio va actuando de acuerdo a las leyes de la Provincia. No pueden expulsar a nadie hasta garantizarle una vacante en otro lugar. Hemos tenido reuniones individuales, nunca los 22 padres juntos”.

Pero, sin duda, la parte más dramática del relato tiene que ver con cómo la cobertura del caso genera en muchos casos una triste revictimización: “Las chicas habían superado un poco todo esto y ahora lamentablemente en los medios se filtraron algunas fotos. Pero las chicas se reconocen y están angustiadas de vuelta, lamentablemente”.

Además, dio detalles del modus operandi del joven acusado: “El muchacho agarraba las fotos de Instagram, las copiaba y las editaba con Inteligencia Artificial, así parecía que una nena de 14 años estaba desnuda, y las vendía. En el caso de mi hija, le robaban las fotos y las vendían. Por ejemplo, en malla, de cuando nos íbamos de vacaciones”.