El grupo chiíta libanés Hezbolá denunció este martes en un comunicado que el Ejército israelí utilizó proyectiles cargados con munición de racimo, prohibida internacionalmente, contra al menos tres zonas ubicadas en el sur del Líbano: Wadi al Hujayr, Jallet Raj y un área boscosa ubicada al este de la ciudad de Alman.

El grupo indicó que el empleo de estas armas por parte de Israel demuestra su desprecio por todos los pactos, normas y leyes internacionales, especialmente en tiempos de guerra, así como su incapacidad de avanzar por tierra en el sur libanés. "Hacemos un llamamiento a las autoridades competentes del Líbano y a las organizaciones internacionales humanitarias y de derechos humanos para que condenen este crimen atroz con todos los estándares, especialmente debido a sus efectos negativos de gran alcance sobre los civiles", añadió el movimiento chiíta en la nota.

Según la organización Human Rights Watch (HRW), las bombas de racimo están prohibidas en todo el mundo porque causan daños a civiles tanto inmediatos como a largo plazo, dejando tras de sí restos sin explotar que actúan como minas terrestres durante años. Tanto HRW como las autoridades libanesas han denunciado en otras ocasiones el uso de armas prohibidas por parte de Israel, como el fósforo blanco, una sustancia que cuando se expone al oxígeno provoca una reacción química capaz de causar quemaduras graves que pueden adentrarse hasta el hueso.

No a un alto fuego unilateral

Mientras tanto, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, remarcó que no aceptará un alto el fuego unilateral de sus tropas en el Líbano. "El primer ministro dejó claro que Israel no aceptará ningún acuerdo (...) que no impida a Hezbolá reorganizarse y rearmarse", detalló la oficina del gobernante en un breve mensaje, además de criticar la conferencia anunciada por París para el próximo 24 de octubre sobre Líbano, que contará con la participación de países como Sudáfrica o Argelia, muy críticos con las ofensivas israelíes.

El premier respondió así al presidente francés, Emmanuel Macron, quien hace tres días mantuvo una conversación telefónica con el presidente de la Cámara de Diputados de Líbano, Nabih Berri, en la que le dijo que el grupo chiíta debe cesar inmediatamente sus ataques en el marco de un alto al fuego que también debe aplicarse a Israel.  Una semana antes, el mandatario francés se pronunció a favor de que se deje de suministrar armas a Israel que sirvan para atacar la Franja de Gaza, siguiendo el ejemplo de Francia, y aseveró que "no se lucha contra el terrorismo sacrificando a la población civil", algo que provocó una respuesta airada de Netanyahu.

Zonas evacuadas

Más del 25% del territorio del Líbano se encuentra bajo órdenes de evacuación del Ejército israelí y sus habitantes fueron forzados a abandonar sus hogares, señaló la directora para Oriente Medio de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Rema Jamous Imseis, en declaraciones a la prensa internacional en Ginebra. Tan sólo el lunes, una veintena de pueblos del sur del Líbano se vaciaron por órdenes de Israel y la gente tuvo que escapar llevándose prácticamente nada y ahora duerme a la intemperie mientras intenta encontrar seguridad y ayuda, afirmó la directora.

Más de 1,2 millones de personas abandonaron sus hogares debido a la violencia, según las autoridades libanesas. Sin embargo, solo unas 188.000 fueron registradas en los 1.059 albergues habilitados en todo el país. La situación de los refugios es una de las prioridades más urgentes en el Líbano, ya que 800 de estos centros, el 70% de ellos instalados en colegios, alcanzaron su capacidad máxima. A pesar de esto, las autoridades continúan trabajando para equiparlos con servicios básicos como agua potable y saneamiento.

Los establecimientos médicos también sufrieron el impacto del conflicto y de los 200 centros de atención primaria que funcionaban en las áreas directamente impactadas por los bombardeos israelíes, la mitad fueron forzados a cerrar sus puertas, indicó Imseis.

Imseis visitó hace unos días la frontera entre el Líbano y Siria, a donde cruzaron 285.000 personas (70% sirios y el resto libaneses) en tres semanas de bombardeos israelíes, según las cifras que mencionó. "La situación en los varios pasos fronterizos es muy crítica, pero hablemos de la principal arteria que conecta a los dos países y que fue bombardeada por Israel hace una semana, dejando un gran cráter", comentó.

La representante de ACNUR dijo haber visto a muchas personas bajarse de los vehículos y caminar hacia el cráter, cargando a los chicos a upa y con pocas pertenencias, tratando de cruzar la zona, entrar en territorio sirio y ponerse a salvo. "Las escenas eran verdaderamente dramáticas. Había muchas mujeres con varios hijos y ancianos que habían huido literalmente con lo que llevaban puesto y caminado díez horas. Si ya es mucho para un adulto, hay que imaginarse lo que es llevando varios niños detrás", relató.

País devastado

Por su parte, el director ejecutivo adjunto de UNICEF, Ted Chaiban, y su homólogo en el Programa Mundial de Alimentos (PMA), Carl Skau, aseguraron que fueron testigos de la devastación en el Líbano. "Durante una visita de tres días al Líbano, fuimos testigos de la devastación y percibimos el miedo y la confusión de la gente. Para ellos, el futuro sigue siendo incierto mientras su país esté bajo el fuego. La guerra que el mundo quería evitar en el Líbano se está produciendo ahora y ya ha desencadenado una catástrofe", afirmaron en un comunicado conjunto.

Ambos indicaron que visitaron refugios y asentamientos informales donde cada persona tiene una historia de desplazamiento forzoso, además de atestiguar la situación en el puesto fronterizo de Masnaa --el principal entre el Líbano y Siria--. "Las familias viven en circunstancias peligrosas y a medida que se agrava el conflicto, aumenta el coste psicológico para la población, especialmente entre los niños y los jóvenes. Casi todos los niños del Líbano sufrieron algún tipo de impacto. Muchos fueron víctimas de bombardeos, perdieron a sus seres queridos, sus hogares, el acceso a la educación y se enfrentan a un futuro incierto en una pobreza posiblemente más profunda", apuntaron.

Igualmente, destacaron que vieron una gran solidaridad entre las comunidades libanesas, que se apoyan mutuamente en estE contexto bélico. "Sin embargo, debido a la magnitud y gravedad de las necesidades, junto con las vulnerabilidades preexistentes y la presión sobre los servicios sociales, el tejido social se ve amenazado y debe tenerse en cuenta en nuestra respuesta, entre otras cosas ayudando también a las comunidades de acogida vulnerables y siendo sensibles a sus preocupaciones", afirmaron.

El número de muertos

Al menos 2.350 personas murieron y otras 10.906 resultaron heridas por los ataques que Israel realizó contra diferentes puntos del Líbano en el último año, aunque la gran mayoría de las víctimas se produjeron desde el inicio de la campaña de bombardeos masiva israelí iniciada a finales de septiembre.

El Centro de Operaciones de Emergencia del Ministerio de Salud Pública libanés difundió el recuento en un comunicado, en el que detalló que solo el lunes al menos 41 personas murieron y otras 124 resultaron heridas. Según el desglose proporcionado por el departamento, 17 personas murieron en el sur del Líbano; otras tres en el occidental Valle de la Bekaa y 21 personas fueron asesinadas en un bombardeo contra la localidad de mayoría cristiana de Aitou, que por primera vez fue incluida en el radio de acción del Ejército israelí.

Hezbolá e Israel están enfrentados desde el 8 de octubre de 2023, un día después del estallido de la guerra en la Franja de Gaza, y durante gran parte de este tiempo las hostilidades se limitaron a intercambios de fuego a través de la divisoria común, conocida como la Línea Azul. Sin embargo, Israel inició a finales de septiembre una amplia campaña de bombardeos que se ha concentrado en el sur y el este del Líbano, pero también en los suburbios meridionales de Beirut conocidos como el Dahye.