Este sábado se celebrará el Encuentro Juvenil de Voces y Arte entre coros juveniles de la provincia, organizado en la localidad de Carapachay por el coro local “Coropachay”. En el marco del encuentro se realizará un concierto abierto para la comunidad desde las 16hs en la Escuela Primaria N° 18, que contará con la participación de otras dos formaciones del programa Coros y Orquestas Bonaerenses: el Coro Villa Hidalgo y el Coro Costa Esperanza de San Martín. En vísperas del gran evento, los que ponen la voz ponen también la palabra y le cuentan a Buenos Aires/12 qué significa para ellos cantar.
Los chicos
Ana es una de las alumnas del Coropachay. Tiene catorce años, pero asiste desde los once. Al principio dice que le daba mucha vergüenza, aunque ella cantaba desde chica con su padre. “Yo había dejado de cantar y me daba miedo que me juzgaran, que otros estuvieran más avanzados. Pero después pensé: va a haber más gente que lo va a hacer por primera vez, entonces son mis iguales. También me dí cuenta que puedo aprender de los otros que están más avanzados además de los profes. Me animé nomás y no me arrepiento. Hay que animarse a las cosas que te dan miedo porque desde ahí se arranca a ser una misma, porque yo aprendí a ser una misma gracias al coro”, dice.
Gero, otro de los alumnos que asiste al Coropacha, tiene dieciocho años y confiesa que al principio se sintió raro porque había más chicas que chicos. “Con el tiempo me sentí cómodo, me encariñé completamente. Gracias al coro conocí muchísimas canciones, grandes temazos a los que no hubiera llegado sino” relata.
El encuentro tiene la finalidad de promover el intercambio entre jóvenes de localidades cercanas y con trayectorias similares en el programa, buscando fomentar y fortalecer vínculos comunales entre pares y sus familias. Agustín, de once años, también recuerda que al principio le daba mucha vergüenza cantar y que ahora la perdió para siempre. Lo mismo les pasó a Kendra y a Delfi, quienes además de perder el miedo a cantar, ganaron muchos amigos.
Lola agrega que, aunque desafina, le encanta cantar bien fuerte para que se escuche su voz. Tatiana, de dieciséis años, relata que también fue perdiendo la timidez soltando la voz y que hasta hoy llega a hacer “solos”. Además cuenta que le gusta acompañar a los recién llegados para que se sientan en confianza y no tengan miedo de no encajar.
“Cantar a veces me sirve para distraerme, otras para pasar el tiempo con gente que me cae bien, también es un refugio. Te ayuda. Es como estar para uno y estar para el otro, encontrar la confianza y la comodidad en el lugar, estar cómodo con la gente alrededor, poder expresarte, poder cambiar, poder evolucionar, poder ser una mismo, hacer introspección a veces, todo eso me da cantar” dice. Sofi, de catorce años, también suma que ahora gracias a la confianza que le dieron los profesores y el grupo ya no se pone nerviosa antes de los conciertos.
Los profes
Daniela Negro es una de las profesoras del coro. Es docente socioeducativa, música y trabajadora social. “A lo largo de todos estos años en el coro comprobé cómo la música es un canal para expresar no solamente emociones y sentimientos, sino también una forma de comunicarse con otros. Vi muchos cambios en mis alumnos. Sobre todo cómo pudieron expresar sus dolores, sus traumas, alzar la voz para hacer denuncias, en casos de abuso y también la posibilidad infinita de crear y componer canciones. Los ví disfrutar. A veces abrir la boca cuesta muchísimo. Abrir la boca, darse ese derecho a escucharse, es muy difícil” relata Negro, para quien es muy gratificante acompañar a los chicos y chicas en la adolescencia, un momento conflictivo de búsqueda de la identidad.
“Que puedan encontrar su identidad en el arte, a través de la música, es hermoso. La música nos lleva a conectarnos con otros, a viajar, a conocer lugares, a hacer conciertos en distintos espacios” dice.
En el programa además tienen clases de técnica vocal y de lenguaje musical. Aprenden repertorios, tienen actividades y charlas para trabajar sus emociones, arriba y abajo del escenario. El equipo del “Coropachay” lo componen: Ana López (coordinadora y directora), Daira Avalle (docente de técnica vocal), Mauro Lontrato (docente de lenguaje musical), además de Negro.
El concierto abierto de este sábado además contará con una feria de platos impulsada por las familias de los coreutas, con el fin de recaudar fondos para realizar las primeras remeras del coro, un símbolo de identidad y pertenencia que ayude a seguir consolidando y visibilizando el espacio musical.
La política pública
Coropachay forma parte del Programa Coros y Orquestas Bonaerenses, que tiene como propósito fundamental garantizar el ejercicio del derecho social a la educación de las infancias y jóvenes de la provincia de Buenos Aires. Propone la experiencia orquestal o coral como otra forma de inclusión y acompañamiento socioeducativo. En ese sentido, permite fortalecer las trayectorias educativas con propuestas pedagógicas integrales y de calidad que favorezcan el acceso, reingreso, re vinculación, permanencia y terminalidad del sistema educativo.
Para Negro, el coro les muestra un proyecto de vida posible distinto. “Muchos de nuestros alumnos después de terminar el secundario deciden dedicarse a la música, van a conservatorios y aunque no quieran elegir esta profesión, lo que enseñamos también es el valor de la escucha porque para tocar o cantar todos juntos necesitamos escucharnos y generar una paciencia con uno mismo y con el otro. Apostamos a construir un mundo más sensible, dónde haya lugar para todas las voces” concluye.
“Coropachay” tiene abierta su convocatoria para jóvenes a partir de los 10 años de edad durante todo el año lectivo. La inscripción es abierta y gratuita para toda la comunidad. Los ensayos se realizan los días lunes y miércoles a partir de las 17.30hs en la sede del coro, la Escuela Primaria N°18 de Carapachay (Vicente López).