El ejercicio de la clínica psicoanalítica nos ha llevado a encontrarnos con enunciados contradictorios en los que un sujeto afirma la igualdad del semejante al tiempo que lo denigra y discrimina. Así, por ejemplo, una analizante cuestiona a una amiga que no ha saludado a su empleada doméstica y dice: “me extraña porque es una mujer inteligente, no entiendo cómo se comporta así, como si fuera una negra villera”.

Este tipo de afirmaciones antitéticas configuran una verdadera escisión en el yo del sujeto, quien no advierte la contradicción en la que incurre. Son enunciados que tienen la particularidad de poner de manifiesto el mecanismo de la desmentida de las diferencias de clases a través de la declaración, explícita o implícita, de igualdad. Subrayamos el carácter sintomático de estas manifestaciones en tanto se diferencian de los casos en los que la discriminación no es el resultado de un conflicto, sino que compromete al yo consciente por entero.

Por su carácter de producciones sintomáticas, las desmentidas de las diferencias de clases nos permiten observar su determinación inconsciente a través de las represiones que las acompañan y que nos llevan a considerar que la lógica superior-inferior característica de la discriminación --en la que un supuesto superior discrimina a un supuesto inferior-- corresponde a un par antitético inconsciente vinculado a las diferencias de clase. Par antitético que podemos denominar superior/ inferior en tanto inscripción de la percepción de la realidad de las diferencias de clase en términos de clases superior, media e inferior o alta, media, baja y sus respectivas subdivisiones.

Según entendemos, estas inscripciones, que se inician en la infancia, son el progresivo resultado de la transmisión del entorno familiar y de la paulatina percepción de la realidad social del propio infante, la cual va formando parte de la constitución subjetiva a lo largo de la vida junto a las representaciones de la psicosexualidad, imbricadas con ellas. Un ejemplo de esta aleación es el que nos presenta la “Novela familiar del neurótico”. Como la describe Freud, el niño va adquiriendo conocimientos sobre la categoría social a la que pertenecen sus padres. Cuando se siente menoscabado por ellos, fantasea con librarse de sus ahora despreciados padres y sustituirlos por otros, en general de una condición social más elevada. En una conjunción de las vicisitudes del complejo de Edipo con la valoración de la pertenencia dentro de la estructura social se construye una fantasía que ejerce una impronta en la vida del neurótico.

Los cuentos infantiles clásicos son otro ejemplo de la íntima relación de representaciones que expresan el deseo inconsciente a través de fantasías amorosas de príncipes y cenicientas o de otras combinaciones de estratificación social. No contamos aquí con el espacio necesario para detenernos en el análisis realizado de producciones literarias, fílmicas y artísticas que recogen los discursos circulantes en la sociedad y que también avalan estas afirmaciones.

En cuanto a la relación de nuestro análisis con ideas afines de pensadores de otras disciplinas --como la antropología, el análisis del discurso, la sociología-- solo mencionaremos las del enfoque de la sociología de la cultura de Pierre Bourdieu y su concepto de habitus (La Distinción, 1979) para dar cuenta de la interiorización de sistemas clasificadores de lo social que comprenden pares antitéticos como lo alto/lo bajo, lo fino/lo grueso, lo liviano/lo pesado y sus diferentes valoraciones según las clases sociales, la edad y el sexo. Nos dice Bourdieu que estos sistemas deben su eficacia a su funcionamiento fuera del control voluntario y están incorporados en el cuerpo a través de “los gestos automáticos del moverse, del hablar, de la forma de comer, de sonarse la nariz”. Nos vemos inclinados a conferir al habitus un estatus inconsciente, en consonancia con el par antitético que proponemos.

Nos parece que es preciso destacar que la inscripción inconsciente de la lógica superior/inferior de la estructura social es transversal a todas las clases sociales y contribuye a los fenómenos de discriminación y violencia hacia el exterior y al interior de sus distintas subdivisiones.

Creemos que la determinación de la estructura social de clases requiere ser incluida en la caracterización de una psicología social psicoanalítica. En la realizada en Psicología de las masas y análisis del yo (1921), Freud considera que “la psicología de las masas trata del individuo como miembro de un linaje, de un pueblo, de una casta, de un estamento, de una institución o como integrante de una multitud organizada en forma de masa durante cierto lapso y para determinado fin”. Concibe la constitución de la masa como una multitud de individuos que han puesto su ideal del yo en su conductor y, como consecuencia se han identificado entre sí en su yo, en una doble ligazón libidinal entre ellos y con su líder. Freud plantea que de ese modo la masa se homogeiniza al borrarse la individualidad de cada miembro en aras de la común aspiración de ser queridos por igual por el Padre ancestral corporizado en el líder. Creemos que esta homogeinización que remite a las influencias de la psicosexualidad y sus conflictos elide también otra heterogeneidad: la de las diferencias de clases del conflicto social.

Recurrimos a Pierre Legendre, quien nos dice en El amor del censor (1979): “'Libertad, Igualdad, Fraternidad’ --Revolución Francesa mediante-- crea la ilusión de amor fraterno mientras sigue rigiendo un orden jerárquico de tipo feudal”. Agregamos que este orden está englobado en un sistema capitalista plenamente establecido.

Como en el contradictorio enunciado de la analizante del comienzo, una vez más el conflicto inherente a la psicología social incluye el conflicto de la estructura social. Es que las representaciones inconscientes de las diferencias de clases, que se manifiestan sintomáticamente en los sujetos individuales según las leyes de lo inconsciente, se corresponden con las representaciones que a nivel macrosocial tienden a soslayar esas diferencias a través de enunciados totalizadores. Por citar un caso extremo: en el discurso de 1934 en una reunión del Partido Nacionalsocialista en Nuremberg --filmado en La fuerza de la voluntad por L. Riefenstahl-- Hitler se dirigía a la masa de sus seguidores diciendo: “quiero una nación unida, sin clases sociales, ni castas”, “Alemania somos todos nosotros”. Y a los jóvenes: “sois carne de nuestra carne, sangre de nuestra sangre”, “Una nación que no conserva la pureza de la raza perecerá”. En lugar de las clases y castas, la lealtad al Führer que representa a la gran nación alemana. Una totalidad, la de la Nación, la Raza, embelesa a las masas en una renegación de las diferencias de clase que deriva en el brutal fenómeno de discriminación del régimen nazi. Las mismas masas que tardíamente se enfrentarán a la destrucción a que las ha conducido la seducción de lo supuestamente igual y de su líder.

Con las consabidas diferencias con una dictadura, en la democracia se mantiene la invariante de la estructura de clases y su desmentida expresada a través de la apelación a una totalidad, a la unión de todos en la Nación y en la filiación que denomina con el nombre de la nación de que se trate. Con el modelo de la masa como una sumatoria de individuos, en este caso ciudadanos englobados en el concepto de Nación, se construye un conjunto homogéneo que tiende a soslayar la percepción de la realidad de las diferencias sociales estructurales.

Sin embargo, como sabemos, cada vez estamos más cerca de la experiencia nazi en muchos de sus aspectos. La discriminación y denigración de una masa creciente de ciudadanos --en nuestro país y en el mundo-- nos hace pensar que la aleación inconsciente del par antitético superior/inferior de las diferencias de clase y el par sadismo/masoquismo de la psicosexualidad se muestra cada vez más abierta y lastimosamente en la psicología social de nuestros días.

Norma Slepoy es psicoanalista. Miembro titular con función didáctica de APdeBA. Magister en Cultura y Salud Mental. Miembro de la Cátedra Libre de Salud y Derechos Humanos, Facultad de Medicina, UBA. De Psicoanálisis y estructura social (Letra Viva, Buenos Aires, 2023).