EL LUGAR DE LA OTRA 5 puntos
(Chile, 2024)
Dirección: Maite Alberdi.
Guion: Inés Bortagaray y Paloma Salas.
Duración: 95 minutos.
Intérpretes: Elisa Zulueta, Francisca Lewin, Marcial Tagle, Pablo Macaya, Gabriel Urzúa.
Disponible en Netflix.
Con Los niños, El agente topo y La memoria infinita la chilena Maite Alberdi demostró con creces sus dotes como realizadora interesada en lo real, al mismo tiempo tierna y puntillosa en el registro de las vidas cotidianas de los sujetos de sus documentales. El debut en el terreno de la más estricta ficción la encuentra encorsetada en un relato de época atravesado por el prisma de la mirada contemporánea. A pesar de estar basada en hechos reales –el asesinato en 1955 de Roberto Pumarino Valenzuela a manos de su pareja, la escritora María Carolina Geel–, El lugar de la otra no es ni por asomo una biopic al uso corriente. Por el contrario, más allá de tener como trasfondo ese crimen, que fue la comidilla de la prensa chilena durante largos meses, el guion de Inés Bortagaray y Paloma Salas concentra su atención en un personaje creado para la ocasión, la asistente judicial Mercedes (Elisa Zulueta), ama de casa, esposa y madre de dos hijos mayores, además de trabajadora en esos menesteres.
Como secretaria de un juez de renombre, Mercedes sale a la calle, conversa con hombres y mujeres y tiene una vida pública relativamente activa, aunque no la dejen ingresar al club de hombres en el cual su superior suele almorzar y conversar con otros colegas. En casa, en tanto, cocina, barre y ayuda a su esposo fotógrafo con las imágenes de futuros esposos y niños en crecimiento, tomadas en el estrecho ámbito del living familiar. El crimen cometido por Geel (Francisca Lewin) termina cayendo en el juzgado en el cual se desempeña, inicio de un vínculo no tanto personal como “espiritual”. Si Mercedes y la acusada apenas cruzan palabra (aunque un cigarrillo de favor y un encuentro fugaz en una prisión dirigida por monjas permiten el contacto directo), la relación entre ambas será de otra índole. Luego de un paso fugaz por el amplio y lujoso departamento de Geel, la protagonista comienza a pasar cada vez más tiempo allí, leyendo sus libros, vistiendo su ropa, usando sus perfumes. Adoptando también, al principio tímidamente, algunas costumbres de esa mujer decididamente emancipada.
El lugar de la otra, la producción elegida por el país trasandino para ser representado en los futuros premios Oscar, jamás juzga a la escritora homicida; tampoco pone en duda su accionar o justifica el hecho (luego de ser condenada y escribir en el encierro su libro más famoso, Cárcel de mujeres, recibiría el indulto presidencial ante la presión de personalidades como la célebre poetisa Gabriela Mistral). Enfocándose en el paulatino “despertar” de Mercedes, Alberdi intenta describir, de manera un tanto esquemática, el lugar de la mujer en la sociedad chilena de mediados del siglo XX, y su posible rebeldía a pequeña escala. Es un film correcto en términos formales, pero demasiado confiado en que la reconstrucción de época y la mímesis directa de formas narrativas clásicas como el melodrama son suficientes para darle forma y potencia al relato. El resultado es el opuesto: una narración insistente, repetitiva, previsible, que esquiva la posibilidad de tomar caminos más inquietantes y erige en cambio un cuento de empoderamiento sin matices.