A Leopoldo Marechal, que más que intelectual era un sabio, un pensador nacional, se le alinearon los planetas cuando observó el color y el calor humanos en las calles de Buenos Aires, aquel 17 de octubre de 1945. Allí donde Ezequiel Martínez Estrada –un intelectual- miró “turba”, “cabecitas negras” y “peloduros”, él vio al pueblo en acto. No en potencia. Al pueblo en acto. Trasladó al llano criollAdán Buenosayres