“Polenta no es cualquier fiesta”, anuncian desde sus redes oficiales. La aclaración, autoproclamada, trae consigo al menos una pregunta inmediata: enmarcada en la escena nocturna local, donde las fiestas son cada vez más y más diversas y sus características intrínsecas (la oscuridad conceptual y todo lo que eso implica: los vicios de consumo, de tratos, de formas) parecen ser eternas, ¿qué es lo que hace a Polenta diferente?

“Polenta es una fiesta hecha por amigos para amigos: puede venir quien quiera, como quiera, a disfrutar, pasarla bien”, define Maru ​Frohmann, más conocida como “Polaca”, su alter ego DJ. Con una intención concreta pero también inevitablemente poética, responde a aquella pregunta: “Desde Polenta tenemos un propósito claro: aportarle luz a la noche”.

Maru es la directora y co-fundadora de Polenta junto con -el productor, conductor, influencer, empresario- Nacho Elizalde: desde chica le gustó pasar música pero sus comienzos fueron en la gastronomía, hasta que en 2018 empezó a trabajar en Camping (venue entonces ubicado sobre el Centro Cultural Recoleta) mientras tomaba clases para ser DJ. Después de algunas fechas autoprogramadas en ese espacio, se dio cuenta de que debía armar su propia fiesta para abrirse un camino en la escena, y entonces llamó a su amigo Nacho para que toque con su banda en lo que sería la primera fecha del ciclo. Pero de la convocatoria nació una sociedad: Polenta se fundó a principios de 2019, a partir de una necesidad compartida, de una amistad. 

Maru ​Frohmann, más conocida como “Polaca”, alma máter de las Polenta. 

Espacio cuidado

Sumando a Marto Danziger como productor general, las primeras ediciones fueron gratuitas y el recorrido por los locales de Buenos Aires se dio de manera natural: Centro Cultural Matienzo, La Tangente, el Recoleta, hasta que la pandemia cambió el rumbo de todo. En esos años fatídicos, las ediciones virtuales se presentaron como alternativa a la nada, mientras Nacho ganaba fama como streamer en Luzu TV. En 2022, con la figura de Nacho como potenciadora, el regreso a la presencialidad explotó y Polenta se consolidó como una de las opciones estables de la noche porteña, con el C Art Media como sede fija y funciones siempre agotadas. Maru tuvo que dejar todo para dedicarse exclusivamente a la fiesta y empezar a armar el equipo de esta empresa que hoy conforman alrededor de 60 personas -VJ´s, coreógrafas, bailarines, técnicos, productores, etc: “Yo sigo shockeada por las dimensiones que tomó esto, no es que para mí sea natural, cada acontecimiento lo disfruto, lo valoro, lo cuido, no lo doy por sentado”, asegura.

Del C al conurbano, a la costa, a las provincias, a Uruguay, al Cosquín Rock, y el salto a España (Barcelona, Madrid) y a Estados Unidos (Miami, Nueva York); Polenta se transformó en una fiesta itinerante, en una marca de exportación con dos verticales sonoros: el reggaeton/música urbana y la electrónica. Para adentro y también hacia afuera, los valores de aquella filosofía empresarial se aplican con acciones concretas: “Tenemos una política de lo humano primero, con la intención de cuidarnos y de alguna manera curar la noche, que deje de ser un ambiente hostil... Entre nosotros trabajamos en un ambiente super ameno, somos honestos, sólo vamos a lugares donde nos tratan como nosotros trataríamos; y para la gente creamos la figura de los ‘ángeles’, que son los intermediarios entre el público y la producción, nuestros referentes que están para responder preguntas, dar agua, golosinas”. Este año, además, para acompañar a su público en el contexto de crisis económica, aplicaron una política de “precios cuidados” y desde febrero hasta agosto inclusive no aumentaron los precios de las entradas.

“Polenta no es cualquier fiesta porque tiene valores y responsabilidades: que haya mujeres en los roles de toma de decisión es otro de los pilares, el 80 por ciento de mandos medios y altos somos mujeres o disidencias. Hacemos un esfuerzo de búsqueda de mujeres en roles comúnmente ocupados por hombres, como los técnicos”, detalla Maru y adelanta la intención para el futuro de empezar a medir el carbono que se emite en cada una de las ediciones, para sumar responsabilidad con el medio ambiente. Este año, Polenta será parte de la Marcha del Orgullo en pos de oficializar su compromiso LGBTI+. Como empresaria de la noche sabe, y constata con cada paso, que se mueve en territorios tradicional y mayoritariamente masculinos, y también que desde su lugar está aportando: “No busco ser influencer pero sí me interesa tener voz, porque somos pocas pibas las que nos dedicamos a esto y es importante visibilizar, además de hacer. Veo cambios pero también sigue habiendo mucho por lograr, necesitamos más esfuerzo”, concluye. Desde una noche menos oscura, acaso las cosas que hay que transformar se puedan ver mejor.