El hachazo a la educación pública que ha puesto en marcha el presidente Javier Milei no tiene límite y en 2024 la inversión cayó un 40 por ciento en comparación con 2023, muy por encima del recorte general que sufrió el Estado. El panorama es desalentador de cara al año que viene: el ajuste se sostendrá y la inversión podría ser igual o incluso más baja que la de este año. La motosierra se afila más en las escuelas primarias y secundarias que en las universidades y expertos afirman que no había un recorte similar desde 1992 y alertan por los riesgos que implicará el desfinanciamiento.

Los datos se desprenden de un informe elaborado por el economista e investigador del Conicet Javier Curcio junto con las economistas Leyre Sáenz Guillén y María Sol Alzú, del Observatorio de Argentinos por la Educación. El documento, al que accedió Página|12, precisa que este año la inversión nacional en educación se desplomó un 40,2 %, casi el doble del recorte general del gasto público que aplicó la administración libertaria en el resto de las áreas del Estado (21,1%).

Se trata del mayor ajuste que ha sufrido el sistema educativo desde el regreso de la democracia. Sáenz Guillén recordó a Página|12 que sólo en 1992 se había observado un recorte presupuestario similar, cuando el menemismo transfirió – por ley – las escuelas secundarias a la órbita de las provincias. Así, la Nación bajó drásticamente su participación en el financiamiento educativo, aunque en los años siguientes volvió a crecer, al calor de la creación de nuevas universidades en el Conurbano bonaerense y en varias provincias del país.

Para las escuelas, no hay plata

El informe arroja un dato revelador: a pesar de que el ataque de Milei y compañía se centralizó en las universidades, la educación básica (escuelas primarias y secundarias) sufrió un ajuste aún mayor que el del sistema superior. Así, en el último año el ajuste para las casas de altos estudios fue del 30 por ciento, mientras que los programas educativos para las secundarias y primarias se desplomó del siguiente modo:

    • Infraestructura y equipamiento: -64 %.
    • Formación docente: -57 %.
    • Formación tecnológica: -57 %.
    • Fortalecimiento edilicio para jardines de infantes: -55 %
    • Becas a estudiantes: -54 %.

    Además, hay que tener en cuenta que el Gobierno eliminó a comienzos de 2024 el Fondo Nacional de Incentivo Docente, un plus salarial aportado por Nación. “Educación básica viene cayendo por encima de educación superior y esto se mantiene en el Presupuesto 2025. El presupuesto para las universidades cae mucho, pero el recorte es mayor en la básica”, explica Sáenz Guillén.


    Andá a estudiar 

    El panorama no se presenta alentador de cara a 2025, cuando el Gobierno proyecta invertir el 0,88 % del PBI en educación, con lo cual se profundizará el ajuste de este año, donde la inversión fue del 0,91 % del Producto Bruto y se agudizará el recorte en comparación con 2023, cuando alcanzó el 1,48 %. Sáenz Guillén habla de un ajuste con forma de L: “Tras una caída súper pronunciada, se mantiene la caída. Vemos que la administración nacional en general caería un 4 % y la educación subiría apenas un 0,65 %”.

    Entre 2023 y 2024 la caída del gasto de la Secretaría de Educación fue del -42,99 % y en  el área "Educación y Cultura" fue del -40,2%. “Para 2025 se espera que el presupuesto de la Secretaría de Educación varíe un 6,87 % respecto al cierre proyectado para 2024”. Y para la función “Educación y Cultura”, una mejora del 0,65 % antes mencionado. “En cambio – dice el estudio – si se considera la inflación del Relevamiento de Expectativas de Mercado, en 2025 habrá una nueva caída de la inversión en términos reales, tanto de la Secretaría de Educación como de la función “Educación y Cultura”.

    De acuerdo con las proyecciones oficiales, la Secretaría de Educación será una de las cinco áreas del Estado con mayor incremento de fondos en 2025. El Ministerio de Educación recibió el 6,36% del presupuesto nacional en 2023, mientras que en 2024 la participación de la Secretaría de Educación se redujo al 4,60% del presupuesto. 

    En 2025 está previsto que reciba el 5,12% del presupuesto nacional, superada por el conjunto de las áreas restantes del Ministerio de Capital Humano (50,67%), Servicios de Deuda Pública (10,06%), Obligaciones a cargo del Tesoro (9,06%) y el Ministerio de Economía (6,64%). En tanto, la participación de la función “Educación y Cultura” en el presupuesto nacional se redujo del 7,25% en 2023 al 5,49% en 2024 y se estima que será de 5,77% en 2025.

    El impacto del ajuste en la educación

    El financiamiento es una de las claves fundamentales para que exista cierto margen para diseñar políticas educativas inclusivas que permitan la mejora no sólo para crecer en la cobertura de estudiantes que logran graduarse, sino también en la calidad de los contenidos. A pesar de que una ley establece que se debe invertir el 6 % del PBI en educación, sólo se cumplió en 2015. “El financiamiento viene cayendo en todos los niveles, sin presupuesto no hay posibilidad de mejorar la brecha en la formación”, aseguró Sáenz Guillén.

    La economista y experta en educación recordó, sin embargo, un aspecto clave: la Argentina tiene una cobertura cercana al 100 % en el acceso a educación. “No hay un problema de integración, los chicos están en las aulas. La otra cara de la moneda es la calidad. Vemos que a medida que aumenta el acceso, sólo 13 de cada 100 chicos llegan en tiempo y forma – sin repetir ni abandonar y con conocimientos básicos de matemáticas y lengua – al último año del secundario”, ejemplificó.

    Pero además, recordó que en un escenario de crisis económica y social como el actual la escuela se posiciona como un sitio de contención alimentaria y social. “La escuela tiene un rol importante. Hay que cuidar el logro de que los chicos estén en las aulas”, enfatizó la experta. 

    Para finalizar, resaltó un dato clave: “En el último de la secundaria, a los chiucos de 17 años les preguntan qué quieren hacer luego. El 95 % de los estudiantes de sectores más favorecidos dice que quieren seguir estudiando, y sólo un 50 % lo hace. De los sectores menos favorecidos, un 75 % quiere seguir estudiando y sólo lo logra un 20 %”, agregó.

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