Se pasan de mano en mano el mate lavado, les pibxs cortan verduras para una olla popular y decenas de rondas en la calle llevan adelante las clases a cielo abierto. Ya hay más de 60 universidades tomadas con la idea fija de defender la educación pública. Para el presidente es la escena de una universidad para ricos, para les estudiantes una muestra de insurrección. Están en todos lados, en el hall, en el patio, en los pasillos. Detrás, esa bandera que se despliega grande y blanca colgada de la fachada y que dice: “Facultad tomada”

Agus es estudiante de Ciencia Política, desde La Marea, agrupación que integra, vienen impulsando un olla popular para lxs vecinxs del barrio de Constitución, donde se encuentra ubicada la Facultad de Ciencias Sociales: "Ante los índices de pobreza tan elevados que está sufriendo nuestro pueblo entendimos que teníamos que empezar a articular y generar instancias con las y los vecinos de uno de los barrios más pobres de Capital Federal", explica.

“Milei dice descardamente que mantener la universidad pública es mantener la universidad de los ricos, porque su proyecto es o privatizarlas o que se cierren” dice Tatiana Fernandéz Martí, Secretaria General del Consejo Educativo de Filosofía y Letras y Consejera Directiva. Se refiere a las declaraciones del presidente en el acto en el que enrocó el nombre del Centro Cultural Kirchner por Palacio Libertad.La verdad incómoda en la Argentina es que la universidad pública nacional no le sirve a nadie más que a los hijos de los ricos y de la clase alta y media alta, en un país donde la gran mayoría de los niños son pobres". De acuerdo con la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC, dos de cada tres estudiantes de universidades públicas tienen ingresos por debajo de los 700 mil pesos. Y el 48 por ciento de los estudiantes de universidades públicas están por debajo de la línea de pobreza.

La comunidad universitaria sacó el conflicto a la calle desde mucho antes cuando Milei comenzara a amenazar con bajar el presupuesto universitario: “El ánimo es esperanzador” dice Fernández Martí y no se equivoca: “El gobierno intentó con el veto desmoralizarnos y sucedió todo lo contrario, redoblamos la apuesta. Hay compañeros que hace diez días no veían la toma como una perspectiva y pensaban que la Facultad de Filosofía y Letras iba a quedar aislada” explica. Dos semanas atrás había solo cuatro facultades tomadas, hoy hay más de 60. Pero hay una pregunta clave. ¿Cuál es la perspectiva?

“La llave está en darle una perspectiva a las tomas” para ella hay que revitalizar las acciones, cortar las calles, generar instancias de debate, clases públicas y que esto se reproduzca en todas las facultades del país para preparar una huelga universitaria”. Ella le pone el ojo a cómo las tomas se fueron propagando en todos los rincones del país, las multitudinarias asambleas y la palabra circulando con una pregunta ¿Por qué hay que defender la educación pública?

Naza Sciola, tiene 24, es vicepresidenta del Centro de Estudiantes de la Facultad de Sociales y parte de una premisa común: la universidad pública es la institución con más legitimidad en la sociedad: “Tenemos la responsabilidad de darle cauce a este conflicto y poder lograr una victoria del movimiento estudiantil. Porque una victoria del movimiento estudiantil, en este contexto, representa una victoria del conjunto”. Señala que el veto ya no se puede discutir y “el Congreso que vote el presupuesto va a ser el mismo congreso podrido y antipopular que votó el veto: tenemos que salir a la calle a decirle que no vamos a aceptar menos de lo que nos corresponde” dice.

 Naza Sciola y Agostina Olivera, presidenta del Centro de Estudiantes de Ciencias Sociales - UBA. Foto: Gala Abramovich.
 

El conflicto es estructural, no solo estudiantil

Para ella hay algo fundamental en la revitalización de la discusión política: “Lo que está pasando con el movimiento estudiantil indefectiblemente tiene repercusión en el ánimo social, es un conflicto masivo que se inscribe en el registro de lo cotidiano, hace que más ‘personas de a pie’ tengan una opinión al respecto” y agrega: “en ese sentido, la educación pública, junto con la salud pública, son los valores pilares de nuestro país y la gente los tiene muy presentes y los defiende mucho”.

“¿Nos encontramos en un momento de confrontación directa y veloz o de armado de una resistencia larga y ardua?”, Sciola arroja esta pregunta como una botella al mar, en un intento por amplificar un mensaje en la inmensidad: “Es una pregunta que fuerza balances sobre la práctica política pasada y desvelos por la futura”

Ocupar para defender(se)

En el hall de la Facultad de Psicología hay una silla que tiene una hoja pegada con cinta scotch que dice Aula 23. Desde que empezó la semana, la calle es el aula, cortaron dos carriles de la Avenida Independencia, a pesar del amedrentamiento que sufrieron el lunes en horas de la mañana por parte de la Policía de la Ciudad motorizada que, además, llegó con camiones hidrantes con la intención de levantar el corte. No pudieron. La simultaneidad en las tomas es una potencia para esquivar el protocolo represivo de Patricia Bullrich.

Las bocinas de los autos demuestran su apoyo a la lucha. El lunes por la tarde en una asamblea multitudinaria donde no entraba ni un alfiler se votó por unanimidad la toma de la facultad y la continuidad de las clases públicas. La escena se replicó en distintas universidades a lo largo y a lo ancho del país. Es un momento complejo, les estudiantes están rindiendo parciales, hay quienes les cuesta llegar y encontrarse con el revuelo que implica la toma, sin duda requiere de un esfuerzo superlativo pero por ahora hay adhesión.

Psicología fue una de las primeras facultades en ser tomada por sus estudiantes, Ramiro es consejero directivo por la minoría estudiantil: "Hace varias semanas venimos bancando la lucha, ya vamos por la séptima asamblea y hace muchos muchos años que no se veía semejante organización del estudiantado. Las clases públicas se están garantizando, algunos medios quisieron tergiversar lo que está pasando diciendo que la facultad está cerrada y la realidad es que vos entrás y está llena de clases públicas."

Ramiro y Tania, estudiantes de PsicologíaFoto: Gala Abramovich
 

Auditoría ¿del estudiantado?

Dani es migrante colombiana y estudiante de la carrera de Trabajo Social: "Durante el debate por el veto escuché los argumentos de los diputados del PRO que decían que hay estudiantes crónicos o que se cambian varias veces de carrera. Querían hacer una auditoría sobre el estudiantado. Eso me recordó lo que viví en Colombia donde a los 17 años tenés que estar segurísimo de qué querés estudiar porque te pagan para anotarte a una sola carrera que hay que terminar y que no se puede cambiar si te das cuenta de que no te gusta o no es para vos”, cuenta tratando de dar un pantallazo de cómo la educación se pone al servicio del mercado.

“Dicen que la Facultad de Ciencias Sociales tiene carreras que no sirven para nada, pero en realidad son fundamentales también para el desarrollo de una sociedad. Las trabajadoras sociales estamos en los hospitales, en las salitas, en los centros comunitarios para que las personas puedan acceder a políticas públicas que garanticen sus derechos". Dani estudia y trabaja, hace malabares para poder sostener su cursada. De estudiante crónica no tiene nada, ella al igual que miles de jóvenes se esfuerzan a diario para que en la vorágine asfixiante que demanda la precarización laboral, puedan asistir a las clases, estudiar y rendir exámenes.

En la Universidad de Moreno comenzaron a organizarse de manera espontánea por grupos de WhatsApp con estudiantes de otras carreras, les estudiantes se encontraron en esa casa de estudios en distintos horarios y luego confluyeron en una gran asamblea general que duró más de cinco horas. “Acá se ven estudiantes que a la vez son laburantes, que llegan sobre la hora, con cara de cansancio, con la ropa de trabajo, con mucho esfuerzo y sacrificio para estar las tres, cuatro y a veces cinco horas de cursada. Hay una comunidad estudiantil dentro de las universidades del conurbano que elige y resiste” dice Camila Gaona, estudiante de la carrera de Arquitectura y dirigente Estudiantil dentro del Frente en Defensa de la Universidad de Moreno (FEDUM), ella como estudiante resalta algo fundamental: la resistencia no son sólo las medidas de lucha sino que la resistencia también es ir a estudiar.

Clase abierta en la Facultad de Psicología Foto: Gala Abramovich
 

Ornella Romero Spadafora es de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Nacional de Córdoba: “Hace diez meses que venimos tomando medidas que tal vez eran un poco más sutiles pero lo que volvió todo más radical fue cuando el presidente comenzó a hablar de veto. Ahí fuimos muchos y muchas más quienes nos movilizamos” explica. Cuando habla de “acciones más sutiles” se refiere a festivales, radio abierta y a visibilizar hacia adentro de la comunidad educativa los conflictos. También pone sobre la mesa una perspectiva en relación a la clase: “Hay muchos estudiantes que trabajan y no llegan a fin de mes, esto tiene mucha injerencia en este momento. Estudiantes que vuelven a la casa de sus padres porque no pueden pagar el alquiler, otros tantos desocupados y en busca de trabajo”, explica Ornella que sería la primera persona en su familia en alcanzar un título en la universidad pública.

Slogans truchos para una campaña de desprestigio

El recorte del presupuesto universitario del 30 por ciento que fijó el presidente es el más bajo del que se tiene registro, sus docentes tienen los salarios más miserables de la región y están por debajo de la línea de la pobreza. Las universidades son las entidades del sector público más transparente, lideran el ranking que elabora la Agencia de Transparencia de la Jefatura de Gabinete de la Nación y ninguna casa de estudios se negó a ser auditada, de hecho, tienen auditorías internas y también externas de las que debería encargarse el Congreso de la nación a través de la Auditoría General de la Nación (AGN), que hoy se encuentra incompleta porque el presidente de la cámara de Diputados, Martín Menem, hace seis meses no envía la designación de quiénes van a ser lxs auditores en representación de esa Cámara. Además, son evaluadas por la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU), organismo descentralizado que funciona en jurisdicción del Ministerio de Educación de la Nación, hoy degradado a secretaría.

Los prejuicios y slogans que Milei enuncia con violencia y malicia sobre las universidades denotan que no conoce las universidades, ni siquiera sabe cómo funcionan y lo dejan en ridículo porque son mentiras bobas y fáciles de contrastar. Si Milei conociera cómo funcionan las casas de estudios, no diría que se inventan estudiantes para cobrar más fondos simplemente porque en Argentina el presupuesto universitario no se asigna a las universidades por cantidad de estudiantes, sino que se actualiza según el último presupuesto consolidado y se tienen en cuenta los salarios de docentes y no docentes, gastos de funcionamiento e inversión para ciencia y tecnología.

"El recorte para las universidades implica un montón de plata sobre todo por la inflación, pero si lo ves en la macro, es decir, lo que implica para un país el presupuesto para las universidades representa apenas el 0,14 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI), por eso creemos que no tiene que ver con una cuestión presupuestaria, sino con una cuestión de ataque político, moral e ideológico a las universidades", dice Tania, estudiante de psicología que forma parte de Auge, una organización política que promueve una perspectiva feminista y LGBTIQNB+ y que es parte de El Impulso, un frente conformado por distintas agrupaciones y estudiantes independientes.

Marcha de las antorchas en defensa de la esducación pública superiorFoto: Gala Abramovich
 

“En la universidad pública casi el 70 por ciento de los estudiantes son primera generación de universitarios, es una cuestión de ascenso social y también la posibilidad de tener un país con científicos, docentes comprometidos y profesionales y no un país solo para pibes que sean explotados en Rappi”, agrega Tania.

Hay un desafío latente y es volver sobre la pregunta de cómo sigue y que tanta disponibilidad tiene el gobierno nacional para oír este crujir de lucha: “Me parece que en términos de ánimo social el actor fundamental son los estudiantes” dice Naza Sciola, en plena toma y con el cansancio en el cuerpo se atreve a una afirmación que entusiasma: “Nos estamos encontrando a una nueva generación militante que se cría al calor del conflicto o, aún mejor, una nueva generación que puede volverse militante por participar en él.”